La Razón (Cataluña)

Iglesia e Iglesias Carlos Rodríguez Braun

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EnEn una reciente intervenci­ón, Pablo Iglesias nos brindó su pensamient­o sobre la Iglesia, que tiene interés para ponderarla aversión de la izquierda a la libertad del pueblo. Empezó saludando a Juan Jo sé Ta mayo, llamándolo« experto en laicidad», loquees un curiosoelo­gio para un teólogo, aunque ciertament­e el profesor Ta mayo comparte con el profesor Iglesias los dogmas del pensamient­o único anti liberal (https://bit.ly/3lO213m).

A continuaci­ón, acomete la entrañable ficción conforme a la cual la Iglesia es buena solamensea te cuando el Papa nos gusta. Y se inventa un Francisco comunista o peronista, lo que revela una lectura superficia­l de sus obras (https://bit.ly/3lNpuld). Y termina resumi endo cuáles el problema: la derecha.

Todo sugiere que incluye en la derecha al Espíritu Santo, porque, comoera deesperar, abomina de su intervenci­ón en la elección de Juan Pablo II, y el señor Iglesias no ahorra descalific­aciones encontra del santo polaco: «estábamos ma lacostumbr­ados con Woijtila». En efecto, acostumbra­dosa un Papaal que era difícil vender motos sobre el supuesto paraíso comunista, porque lo había padecido en primera persona.

La demonizaci­ón de san Juan Pablo II porparte de la izquierda indica, una vez más, su pereza, semejantea­la de los liberales que quisieron convertirl­o en una especie de Ludwig von Misesrediv­ivo de forma análogamen­te apresurada y superficia­l (puede verse: «Tensión económica en la Centesimus Annus» aquí: https://bit.ly/2Znr45e). Pero, como fuere, parece que san Juan Pablo II no era muy de izquierdas, y don Pablo Iglesias no le perdona esa grave desviación.

Hablando de perdonar, prosigue su exposición explicando por qué la derecha es imperdonab­le, y al hacerlo resulta aún más diáfana su hostilidad hacia los derechos y libertades de las personas.

Repite el mantra de que nuestro más grave problema es la derecha. Empieza con la mediática, que es un clásico de la ultraizqui­erda y que, en su día, don Pablo representó bien cuando proclamó que no debería haber empresas privadas de comunicaci­ón.

En esta ocasión, subrayó otro campo, también revelador: la Justicia. En efecto, hay un gravísimo problema: la «derecha judicial», incluso la «ocupación» del Poder Judicial por la malvada derecha. Igual que con la Iglesia, Iglesias no reflexionó sobre por qué sería bueno que la Justicia fuera ocupada por la izquierda, ni sobre aquella antigualla de la división de poderes.

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