La Razón (Cataluña)

Mirentxu Arroqui. La UE da un giro a la izquierda

► Con la llegada de Olaf Scholz a la Cancillerí­a alemana y la nueva coalición junto a verdes y liberales, se espera que Bruselas adopte una política más beligerant­e contras la autocracia­s

- Polonia Hungría

LaLa retirada de la canciller Angela Merkel tras 16 años en el poder y la andadura de un nuevo Ejecutivo en Alemania, liderado por los socialdemó­cratas –en coalición con liberales y verdes–, no solo abre un tiempo nuevo en el país, sino en el conjunto de la UE, ya que en el club comunitari­o ninguna gran decisión de calado puede realizarse sin el visto bueno de Berlín. Durante la campaña, el nuevo canciller, Olaf Scholz, supo encarnarse en las mejores virtudes de Merkel e incluso se le acusó de no tener un perfil propio destacado. ¿Pesará más la ruptura o la tradición?

«La política alemana está caracteriz­ada por una gran continuida­d: compromiso con la integració­n europea, relaciones transatlán­ticas estrechas y una firme incrustaci­ón en las estructura­s multilater­ales. La nueva coalición permanece en esos principios básicos, pero también aporta algunos cambios. Se adopta un nuevo tono con China y Rusia que suena más realista y serio. Los partidos reconocen que están inmersos en una competició­n sistémica internacio­nal y quieren que Alemania y la UE estén preparados», asegura Jana Puglierin, analista del European Council on Foreign Relations y directora de la oficina de Berlín del «think tank».

El analista Federico Reho, del «think tank» del Partido Popular Europeo (PPE), el Wilfried Martens Centre, también comparte la idea de que la nueva coalición será más beligerant­e con China –Los Verdes no quieren refrendar el acuerdo de inversione­s con Pekín ya negociado por Bruselas– y que también será mucho más duro el lenguaje respecto a los socios del Este, inmersos en derivas autoritari­as, como Polonia y Hungría, frente a una Merkel que siempre apostaba por «la mediación antes que por la confrontac­ión».

Otro de los puntos más analizados del acuerdo de Gobierno es la reforma de las normas fiscales europeas, el Pacto de Estabilida­d y Crecimient­o, que deberá volver a ponerse en marcha en 2023, tras el paréntesis del coronaviru­s y la inyección masiva de dinero público público para salvar la economía. Según explica Reho a LA RAZÓN, aún es pronto para saber si habrá un cambio real, tal y como sugiere el texto del acuerdo de coalición, pero cree que «si Alemania abandona el grupo de los frugales para apoyar las postura de Francia y otros países del sur de Europa, puede haber un gran cambio en el debate europeo». A pesar de que los liberales se harán con la cartera de Economía y todo indica que su titular será Christian Lindler, con fama de «halcón» fiscal, el acuerdo conocido esta semana ha sido interpreta­do de manera generaliza­da como sorprenden­temente positivo para las economías del sur de Europa, ya que se concede a Los Verdes un superminis­terio de Transición Ecológica –gran prioridad también de la actual Comisión Europea– y se abre la puerta a que la inversión verde no esté contabiliz­ada dentro de las normas fiscales, lo que en la práctica da bastante manga ancha. Sobre todo si esta premisa se traslada al resto de los países europeos.

«Por supuesto que me gustaría una reforma del Pacto de Estabilida­d de calado que pueda ir más allá, pero que no quiero renunciar a no contabiliz­ar cierto tipo de inversione­s me parece un gran cambio», reconocía un cargo socialista hace unas semanas.

La euforia de esta bancada, tras años de malas noticias, es palpable. La primera víctima de la retirada de Merkel puede ser la eurodiputa­da maltesa Roberta Metsola, elegida esta semana como la candidata del PPE a recoger el testigo de David Sassoli como presidente de la Eurocámara durante la segunda mitad de la legislatur­a, según un pacto rubricado por los dos partidos en julio de 2019. Los socialista­s, sin embargo, consideran que no tiene sentido mantener este acuerdo, teniendo en cuenta los últimos resultados electorale­s, y la infrarrepr­esentación de su fuerza política en el organigram­a europeo, ya que la joya de la corona, la presidenci­a de la Comisión, recae en manos de los conservado­res y si Sassoli se retira tan solo quedará Josep Borrell, como alto representa­nte de la diplomacia de la UE.

Reho reconoce que el PPE se ha quedado sin gobernar en ninguno de los grandes países de la UE y que la coalición en Alemania supone que «la balanza va a inclinarse hacia las políticas de izquierda la UE con una posición más débil para los conservado­ra». Según este analista, esto no es solo una mala noticia para los populares, sino también para la UE en su conjunto, ya que el estilo pragmático y centrista de Merkel «conseguía superar divisiones dentro del club europeo, que ahora pueden magnificar­se por la política más ideológica de la nueva coalición».

Otro de los grandes ganadores del nuevo tiempo que se avecina en Alemania puede ser el presidente francés, Emmanuel Macron. Frente a la política más cauta de Merkel en cuanto a las grandes reformas en el seno del club europeo, el pacto de Gobierno apuesta por listas transnacio­nales y el sistema del «spitzenkan­didat» para que el cabeza de lista del partido más votado en las elecciones europeas se convierta en el presidente de la Comisión Europea, como ocurre en las elecciones parlamenta­rias nacionales.

La marcha de Merkel «no es solo una mala noticia para los populares, sino para toda la UE»

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Infografía LA RAZÓN

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