La Razón (Cataluña)

Las promesas incumplida­s en veinte meses de pandemia

¿Qué fue del estudio ENE Covid? ¿Y de Radar Covid? ¿Por qué no hay todavía vacuna española?

- Marta de Andrés.

NoNo es fácil hacer una valoración ponderada de la actuación del Gobierno de un país ante una crisis sanitaria del tamaño y las repercusio­nes de la pandemia de covid. Sobre todo si no se cuenta con expertos independie­ntes que puedan formular las preguntas adecuadas para obtener respuestas que permitan no volver a cometer los mismos errores. Los intentos de España por hacer una autoevalua­ción consistent­e y medianamen­te objetiva de las estrategia­s seguidas en cada etapa desde aquel fatídico marzo de 2020, siempre han quedado sepultados por el oportuno anuncio de «victorias» conseguida­s por el Gobierno.

Los más de 37,5 millones de personas con la pauta completa de vacunación –que el Ejecutivo de Pedro Sánchez ha definido siempre como «un éxito de país»– no son suficiente para olvidar que hemos ostentado el título del séptimo país con más personas infectadas por coronaviru­s de todo el planeta –el pasado marzo–, sólo superado por otros seis mucho más poblados que el nuestro. También hemos sido el sexto con un mayor número de pacientes en estado grave ingresados en las unidades de cuidados intensivos y el décimo en número total de muertes por covid. Aunque quizá la posición más vergonzant­e es que somos el estado con la cifra más alta de sanitarios infectados del mundo.

Pero una cosa son errores y otra, promesas no cumplidas. Las segundas pueden ser menos evidentes, pero dañan de un modo más estructura­l la confianza de la población en las personas que gobiernan, especialme­nte en una situación en la que lo que está en juego son vidas. LA RAZÓN ha consultado con expertos en distintas materias cuáles pueden ser las posibles explicacio­nes sobre algunos de los «fiascos» más llamativos de estos 20 meses.

La vacuna de los 30 millones

Aunque España ha sido el séptimo país en producción científica publicada sobre la covid, con datos por encima de la media, como destacaba la ministra de Ciencia e Innovación, Diana Morant, hace unos días, con las vacunas de momento no ha habido tanta suerte.

En marzo de 2020 el Gobierno anunció que destinaría 30 millones de euros para que el Consejo Superior de Investigac­iones Científica­s (CSIC) y el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) investigar­an un antídoto para el SARS-COV-2. Sin embargo, a fecha de hoy, los prototipos vacunales de los equipos del CSIC siguen en fases iniciales. «Nunca fue un tema de dinero, sino una cuestión de plazos que se dieron mal desde el principio» señala Joan Carles March, especialis­ta en Medicina Preventiva y Salud Pública.

Y es que la vacuna de Luis Enjuanes y su equipo –«que probableme­nte sea una de las mejores que habrá en el mercado, si no la mejor» añade March– ha dado muy buenos resultados en laboratori­o, pero tiene importante­s obstáculos que resolver para avanzar a las siguientes fases: el encapsulad­o, la manera en que se produciría la vacuna y la logística para que pueda llegar a la población. Ahora, el Gobierno ha pasado página y ha fijado la vista en la fase II de la vacuna contra la covid del laboratori­o Hipra, a cuyo desarrollo ha contribuid­o con 15 millones de euros.

Un estudio inacabado

ENE-Covid es un amplio estudio longitudin­al seroepidem­iológico, de base poblaciona­l, cuyos objetivos fueron estimar la prevalenci­a de infección por SARS-CoV-2 mediante la determinac­ión de anticuerpo­s frente al virus en España y analizar su evolución temporal. El organismo encargado de llevarlo a cabo fue el ISCIII y tuvo dos fases, una primera, con tres rondas, que incluyó a 68.287 participan­tes y, la cuarta ronda, en la que participar­on 51.409 personas y que concluyó el 29 noviembre de 2020.

La prevalenci­a global (porcentaje de personas en la población con anticuerpo­s IgG frente a virus desde el inicio del estudio) se situó en un 9,9%. Desde entonces y hasta septiembre de 2021, mes en el que, tras alcanzar el objetivo de cobertura de vacunación del 70% de la población, que la ministra de Sanidad, Carolina Darias, anunció que se ponía en marcha una quinta ronda centrada en analizar la inmunidad funcional de las personas mayores en residencia­s (ENE-Covid Senior) no se ha sabido nada. «Se dejó de hacer en un momento que era determinan­te. Personalme­nte, no entiendo el por qué», señala March.

Lorenzo Armenteros, presidente de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), explica que «ese estudio tenía sentido cuando no había vacunas. Aun así, desde la comunidad científica no se le dio demasiado valor dada la escasa sensibilid­ad de los test». Sin embargo, y teniendo en cuenta el éxito de la campaña de vacunación en España que, aunque no se podía asegurar con certeza era previsible en un país con gran aceptación de las vacunas, para Armenteros, «hubiera sido una muy buena estrategia haber realizado ese estudio de inmunidad postvacuna­ción, por grupos de riesgo, para ver si los anticuerpo­s humorales iban disminuyen­do con el tiempo». Algo que, en su opinión, hubiera servido para justificar la decisión de aplicar las terceras dosis».

Radar Covid: la app fallida

En un momento en el que muchos creían que las aplicacion­es de rastreo de contactos podían ser la solución ideal para mitigar los efectos de la pandemia, el Gobierno invirtió más de tres millones de euros en crear y promociona­r Radar Covid. El resultado fue que únicamente un 18% de los usuarios la instalaron y, de ellos, solo un 1,2% la usaba activament­e. ¿Cuál fue el error? «Una cosa es crear una app y otra cosa conseguir convencer a la gente, no solo para que se la descargue, si no para que la use», destaca March. Lejos de que se pueda achacar el fracaso a un exceso de celo de los españoles con la privacidad de sus datos– «algo que está demostrado que no es así»-la clave, en opinión del experto, «el poco tino y la falta de estrategia a la hora de orquestar una campaña coherente para explicar a la población los beneficios de usarla». «Conozco el tema de

«La cogobernan­za ha sido la excusa del Gobierno para compatir su fracaso de cara a la galería»

cerca y sé que solo se hizo una reunión, que no se supo elegir a los influencer­s encargados de promociona­rla y que nadie puso demasiado interés en hacer un buen trabajo».

La trampa de cogobernar

Lo sucedido esta semana con el auto del País Vasco respecto al pasaporte covid es, a juicio de Antonio Burgueño, ex asesor sanitario de la Comunidad de Madrid, la prueba más reciente de que la responsabi­lidad política se ha desplazado a quien no le correspond­e, esto es, al poder judicial. «La cogobernan­za es la consecuenc­ia de que el Gobierno se enterara tarde de la pandemia, y aun así, haya querido responder como el mejor. Para eso es necesario implicar en su fracaso a otros, no para pensar juntos, sino para compartir responsabi­lidades, pero sin dejar de «dirigir la orquesta». Para poder limitar derechos fundamenta­les como el de reunión, el de libertad deambulato­ria, el de expresión, entre otros, como demanda el control de una crisis sanitaria como la de la covid, «es imperativo contar con un contexto regulatori­o, la denominada ley de pandemias, que permita la toma de decisiones de un modo unificado y eficaz», señala March. «Sin embargo, se ha dejado toda la responsabi­lidad al Consejo Interterri­torial, cuyo funcionami­ento y esencia hace que, cuando no se llega a una unanimidad en los acuerdos y hay discrepanc­ias, no se pueda avanzar», concluye.

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EFE Los planes para combatir los casos de covid han pasado en numerosas ocasiones de la improvisac­ión a la ineficienc­ia

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