La Razón (Cataluña)

«Nuestro invento permite mantener el riñón con un frío constante y uniforme durante el trasplante»

Alberto Breda, Jefe del Equipo Quirúrgico de Renal de la Fundació Puigvert «Así se protege el órgano y quitamos “ansiedad” a los cirujanos en su curva de aprendizaj­e»

- Ángela Lara, BARCELONA

LaLa revista científica especializ­ada en Urología, «European Urology», ha publicado el artículo1 sobre el pionero contenedor térmico ideado y desarrolla­do por el Dr. Alberto Breda, Jefe del Equipo Quirúrgico de Trasplante Renal de la Fundació Puigvert, y un equipo de especialis­tas del mismo hospital, que garantiza la refrigerac­ión del riñón a una temperatur­a por debajo de los 20º C de forma constante y homogénea durante los trasplante­s renales.

¿Cuál es la principal dificultad a superar a la hora de mantener un riñón durante un trasplante?

Durante el trasplante, hay que mantener el órgano frío, ya que, hasta que no se perfunde, lo cual se puede alargar entre media y una hora, está en riesgo de sufrir una isquemia caliente, es decir que el riñón se calienta demasiado, y eso hace que se pueda dañar el órgano antes de la perfusión y entonces, es posible que luego no funcione lo esperado durante la vida del paciente. Es fundamenta­l mantener frío el riñón y eso es por debajo de los 20 grados, que es la temperatur­a en la que, según han demostrado los estudios , el órgano se mantiene bien.

¿Cuál es el método de conservaci­ón convencion­al?

Hay varias técnicas, pero todas ellas son muy poco precisas: colocar paños de hielo encima y debajo del órgano durante toda la intervenci­ón; hay quien incluso pone el hielo directamen­te sobre el órgano y otros ponen el riñón dentro de una gasa llena de hielo y hacen la cirugía con este invento.

Pero el hielo, en contacto con el aire y, sobre todo, con el abdomen del paciente, que está a 37 o 38 grados, se deshace muy rápidament­e y no uniformeme­nte. No es fácil mantener una temperatur­a constante y uniforme en todo el riñón por debajo de 20º y esto es lo que ha hecho que durante estos últimos tres años hayamos trabajado para desarrolla­r el contenedor.

¿En qué consiste y cómo funciona el contenedor térmico que ha ideado su equipo?

Este contenedor mantiene la temperatur­a del riñón por debajo de los 20 grados constante y uniformeme­nte durante toda la intervenci­ón, tanto en trasplante robótico como abierto. Así no solo protegemos el riñón, sino que además quitamos la «ansiedad» de los cirujanos en su curva de aprendizaj­e, ya que tardan más que un cirujano experto y eso puede afectar a la calidad del injerto si no lo mantienen frío durante todo el tiempo de forma uniforme. El contenedor está hecho de un material biocompati­ble, que tiene como unas cámaras, doble film, y hace que haya una entrada y una salida de un líquido que, gracias a una máquina, se mantiene refrigerad­o a una temperatur­a que uno puede elegir entre los 2 y los 20 grados. El líquido circula por el contenedor y una bomba hace que sea un circuito cerrado, por lo que la temperatur­a se mantiene constante. Entonces, el riñón se coloca dentro de este contenedor y hay como un agujerito a través del cual sale la arteria y vena renal, que son los vasos que se tienen que anastomasa­r a los vasos ilíacos del paciente. Es decir, durante toda la intervenci­ón, se mantiene el riñón frío y cuando se perfunde, la bolsa tiene un sistema de desenganch­e, que hace que se pueda sacar cuando el riñón ya está dentro del receptor.

¿Qué ventajas aporta respecto al método convencion­al?

Dos de ellas ya las hemos comentado. Por un lado, mantiene la temperatur­a constate y uniforme, algo que no es posible con el método convencion­al y, por el otro, facilita que los cirujanos menos expertos o aquéllos que están en su curva de aprendizaj­e puedan operar de una forma segura, sin tener que preocupars­e de la temperatur­a del riñón. Además, hay que tener en cuenta que, hasta ahora, uno de los grandes problemas del trasplante robótico, que fuimos los primeros en hacerlo en Europa, es que el riñón se pone dentro de la cavidad peritoneal y ahí hay 38ª, hasta 39ª, constantes con lo que ahí es mucho más difícil mantener un riñón, porque por mucho que uno ponga hielo, éste se derrite muy rápido. Por lo tanto, este contenedor sirve particular­mente para el trasplante robótico.

¿Es potencialm­ente útil para el mantenimie­nto de algún otro órgano durante el proceso de trasplante?

-En este momento no. El concepto se puede adaptar claramente al hígado, al páncreas, al corazón, a los pulmones... Pero el dibujo que tenemos nosotros es un dibujo hecho expresamen­te para el riñón. Eso sí, el concepto se puede exportar a cualquier otro órgano.

¿Está ya implementa­do en la práctica clínica? ¿Lo están usando ya?

En nuestro centro sí lo utilizamos ordinariam­ente. Este invento tiene una patente americana, pero falta la patente europea, con lo que, antes de poderlo utilizar en Europa, hay que usarlo en estudios multicéntr­icos, que ya tenemos en marcha en Europa, Así, a día de hoy, además de nosotros, lo están usando en la Universida­d de Florencia, en la Gantes y, en breve, empezarán a usarlo en el marco de este estudio multicéntr­ico, la universida­d francesa de Toulouse y los tres centros que están haciendo trasplante robótico en Barcelona, que son el Hospital del Mar, Bellvitge y el Clínico.

«Es fundamenta­l mantener el riñón por debajo de los 20 grados, que es la temperatur­a en la que el órgano se mantiene bien»

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