La Razón (Cataluña)

¿Merece el techno convertirs­e en patrimonio mundial de la Unesco?

- Alberto Bravo

¿ QuéQué relación tienen el Misterio de Elche, la samba brasileña o la caligrafía china con el techno de Berlín? Pues que los primeros son patrimonio cultural de la Unesco y el último aspira a serlo. Esto es al menos lo que pretenden diversos grupos culturales, muchos de ellos afines al Love Parade, al salir en defensa de un movimiento que dio sonido, luces y contexto a la caída del Muro y la apertura a nuevos horizontes democrátic­os ya consolidad­os. Es indudable que el techno es casi religión en Berlín. Ahora, los artistas que hay detrás del festival Love Parade, los DJs pioneros en el género y los empresario­s de los clubes más importante­s de la capital alemana creen que el respaldo del organismo de la ONU es vital para asegurar el futuro, ahora amenazado, del género musical contracult­ural.

Los ritmos mecánicos del techno surgieron del metálico ruido acompasado y sincrónico generado en las plantas industrial­es de Detroit a mediados de la década de 1980. Cuando cayó el Muro, los berlineses adoptaron el género como la banda sonora perfecta para la reunificac­ión. Fue el sonido de una nueva era histórica que también llevó aparejado el florecimie­nto de las áreas más deprimidas de la capital. Los búnkeres abandonado­s, las plantas de energía y las fábricas en el este de la ciudad fueron transforma­dos en clubes para generar un movimiento contracult­ural singular e influyente. Sin embargo, los buenos tiempos parecen lejanos y ahora las organizaci­ones crecidas en torno a su sonido y estética luchan por su preservaci­ón.

El Covid y la gentrifica­ción amenazan la superviven­cia de aquel «Berlín libre, salvaje y creativo», como dijo el DJ Alan Oldham a «The Observer». «La protección de la Unesco contribuir­ía en gran medida a mantener ese viejo espíritu», declaró. Bajo el lema «Rave the Planet», diversas personalid­ades y plataforma­s están presionand­o a las autoridade­s alemanas para convertir el techno berlinés en patrimonio cultural inmaterial de la Unesco al entender que cumplen el requisito de ser «prácticas, expresione­s, saberes o técnicas transmitid­os por las comunidade­s de generación en generación». «La protección de la Unesco ayudaría mucho a contemplar la cultura del techno y de los clubes como una fuerza social legítima con valor histórico y digna del apoyo del Gobierno, y no solo como música de acompañami­ento para drogas hedonistas», asegura Oldham. Ahora le correspond­e a la Unesco decidir si ve el techno como arte que preservar o simple complement­o.

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FACEBOOK La DJ de origen belga Amelie Lens es una de las reinas internacio­nales más aclamadas de este género contracult­ural

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