La Razón (Cataluña)

Alemania culmina con la era Merkel

► La líder germana se despide tras 16 años al frente del país. Para muchos alemanes, la política conservado­ra siempre será su canciller

- Rubén Gómez del Barrio.

Llegó el día. 8 de diciembre. Después de 16 años como canciller alemana, Angela Merkel se jubila de la Cancillerí­a. Por unos pocos días, no ha superado el récord de gobernanza que alcanzó su padre político Helmut Kohl, que dejó el cargo en 1998, tras 5.870 días al frente del país. No obstante, y a pesar de que la líder ha reconocido en numerosas ocasiones su afición por hornear pastel de ciruelas –uno de los postres más típicos del otoño alemán–, todo apunta a que su nueva vida no discurra entre fogones. ¿Qué hará a partir de ahora la mujer de 67 años? Hasta ahora no hay una confirmaci­ón oficial pero sí ligeras pistas que dejan entrever cómo será su nueva vida tras este primer día como ex canciller.

En julio, durante una visita a Washington donde le fue otorgado un doctorado honorífico, Merkel dejó saber que primero se tomaría un descanso en el que no aceptaría ninguna invitación. Tal y como aseguró, su primer cometido será aceptar que sus tareas anteriores «ahora las está haciendo otra persona». Pero, agregó, «creo que esto me va a gustar mucho». En su nuevo tiempo libre, quiere pensar en «lo que realmente me interesa». Ha tenido poco tiempo para hacer eso en los últimos 16 años. «Entonces tal vez intente leer algo, luego mis ojos se cerrarán porque estaré cansada, dormiré un poco y luego, veremos dónde aparezco». Sus últimas semanas han sido frenéticas. Se le ha visto sentada en el Bundestag, encabezar el gabinete federal o incluso liderar la última crisis del coronaviru­s. Para el recuerdo quedará el emotivo homenaje que, a modo de despedida, le brindó hace unos días la Bundeswehr, el Ejército federal. Como canciller estuvo por última vez en muchas capitales del mundo durante los pasados días: París, Londres, Washington. Nunca dejó entrever un atisbo de tristeza, ni siquiera de melancolía. Cuando en la última cumbre del G20, el primer ministro italiano, Mario Draghi, dijo que en el futuro esperaba ver a Merkel más a menudo en Italia, «quizá en ocasiones más relajadas», Merkel le contestó que pronto podría dar rienda a su amor por el país mediterrán­eo «de manera muy diferente cuando no sea canciller». No obstante, la formulació­n no fue del todo correcta. Merkel dejará el cargo pero, de una u otra manera, seguirá siendo can

ciller cuando se escriba o se hable de ella, aunque junto al sustantivo haya que añadir el prefijo «ex» o el adjetivo «jubilada». Para muchos alemanes, Merkel siempre será su canciller. Una circunstan­cia que incluso ha servido de inspiració­n para algunos de sus compatriot­as que no dan por sentado que la mandataria se vaya a quedar de brazos cruzados. En su libro «Miss Merkel», el escritor David Safier recrea a una Merkel que, aburrida en su casa de retiro en Brandenbur­go, se topa con un crimen que enseguida empieza a investigar con ardor. La ficción arroja sin embargo una pregunta: ¿puede una persona cuya agenda la tuvo ocupada desde temprano hasta altas horas de la noche y con semejante responsabi­lidad desconecta­r de la noche a la mañana? Pusiera ser pero, ya en su momento, Merkel aseguró que «lo que extrañas, solo lo echas en falta cuando no lo tienes».

Lo que está claro es que Merkel no tendrá que preocupars­e por el dinero. Como canciller federal percibió unos 25.000 euros al mes, a lo que sumó otros 10.000 por ser miembro del Bundestag, al que pertenece desde hace más de 30 años. A partir de hoy, seguirá recibiendo ese sueldo durante tres meses y luego la mitad como asignación de transición, hasta un máximo de 21. Pero hay más. Tendrá derecho a percibir una pensión por su trabajo como canciller, ministra y diputada del Bundestag, asignacion­es que se compensan entre sí. Todos los números se pueden consultar en la denominada Ley Federal Ministeria­l de 1953. Después de al menos cuatro años en el cargo, los cancillere­s federales tienen derecho al 27,74% de su salario anterior. Con cada año adicional demanda to, el derecho aumenta en un 2,39% hasta un máximo del 71,75%. Como resultado, Merkel puede contar con una pensión de alrededor de 15.000 euros al mes, a lo que puede sumar el derecho a protección personal, un coche oficial y una oficina en el Bundestag que podrá usar hasta el final de su vida. En términos de personal, tiene a su disposició­n un director de oficina, un subdirecto­r, dos portavoces, tres empleados y dos conductore­s. Merkel ya los ha solicitado. Una Ley federal obliga a los antiguos empleados del gobierno a mantener la confidenci­alidad, lo que no excluye que puedan conceder charlas o acceder a la empresa privada, algo que ya hicieron algunos de sus predecesor­es. El ex canciller Helmut Schmidt, por ejemplo, dejó el sillón de la Cancillerí­a para pasar a ocupar la silla de editor del periódico semanario «Die Zeit» en 1982. También fue un popular orador. En una entrevista en 2012 aseveró que «como regla, no dar una conferenci­a por menos de 15.000 dólares». Por su parte, Kohl fundó una empresa de consultorí­a política y estratégic­a o Gerhard Schröder pasó a formar parte de la empresa rusa Gazprom, un fichaje que no vino exento de polémica. Con todo, ¿está buscando Merkel un nuevo trabajo o un puesto honorífico? La respuesta es una incógnita.

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FOTOS: REUTERS
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