«Francisco intenta llevar a la Iglesia al Cristianismo» Alfredo Semprún

ElEl descubrimiento de la dimensión social de la Iglesia por parte de la izquierda española sucede cada cierto tiempo, normalmente cuando anda en horas bajas, pero, hasta ahora, nuestros viejos socialistas nunca habían llegado al absurdo de tomar la parte por el todo. Y es una lástima, porque nos hubieran ahorrado muchas páginas del santoral, sección «mártires», si en lugar de un Araquistáin o un Largo Caballero, por poner unos ejemplos, hubiera habido una Carmen Calvo. Pero no. Los seguidores de Pablo Iglesias sabían algo más de la Iglesia que nuestra diputada socialista y, por ello, procuraban aniquilar cualquier vestigio de sindicato católico, tildando a sus miembros, los obreros tontos, de peligrosos fascistas y esbirros del capitalismo. Tras la derrota, optaron por infiltrar la Acción Católica, pero eso ya es otra historia. La cuestión es que el Papa Francisco puede poner el acento en la defensa del trabajador, como, por cierto, han hecho todos los pontíficesdesdeque,en1891,León XIII publicó la encíclica Rerum Novarum, que ya ha llovido, sin que suponga, créame, una supuesta vuelta a la raíces cristianas, que, fundamentalmente, representan todo lo contrario del totalitarismo de Estado, pues no en vano el Cristianismo surgió bajo un imperio esclavista, como era Roma. Por no hablar de otros asuntos, seguramente menores para la señora Calvo, como la dimensión espiritual del hombre, desde su misma concepción hasta el momento de la muerte, cultura de la vida, que se da de tortas con lo que legisla la izquierda.