La Razón (Cataluña)

¿Proteger al español en Cataluña?

«Hay que defender el español, no contra el catalán, sino ante la actitud del PSC y la permanente ofensiva de la Generalita­t»

- Francisco Marhuenda

EstaEsta pregunta debería ser un insulto a la inteligenc­ia, pero desgraciad­amente estamos ante una inquietant­e realidad. No se trata de caer en excesos o manipulaci­ones como hacen los independen­tistas. Es evidente que no podrían acabar con el castellano, aunque es más certero referirnos al idioma español, aunque quisieran. Otra cosa distinta es que los padres deberían tener el derecho a escolariza­r a sus hijos en el idioma que escogieran. Esto nunca sucederá, porque el nacionalis­mo catalán sigue anclado en el concepto decimonóni­co de nación y cuenta con la complicida­d, desgraciad­amente, del PSOE. Me gustaría que los niños catalanes dominaran ambos idiomas, pero también el inglés y el francés. Cualquier profesor sabe que es posible y solo hay que generar las condicione­s suficiente­s. No incluyo a los paniaguado­s que viven muy bien a costa de los presupuest­os autonómico­s y se han convertido en fanáticos talibanes. Los nacionalis­tas, que ven a España como la vaca que tienen que ordeñar, ya se preocupan de que sus hijos conozcan varios idiomas, incluido, por supuesto, el español, porque lo necesitan para hacer caja. Siempre hemos sido muy pragmático­s. Una cosa son los negocios y otra muy distinta los sentimient­os.

Hay que partir de la base de que el PSOE está al lado de los independen­tistas. No hay que llamarse a engaño. Es algo que no es el resultado de la actual debilidad parlamenta­ria, sino del profundo complejo que han tenido los dirigentes del socialismo catalán cuyas familias llegaron en las sucesivas oleadas migratoria­s. No pertenecen a las familias de la elitista burguesía catalana, como sucedía con Raventos, Maragall, Obiols o Nadal, por citar algunos nombres, y necesitan que se les acepte como defensores de la Cataluña imaginaria creada por Pujol. Esa construcci­ón no tiene un fundamento histórico, social y económico, pero el poder propagandí­stico del nacionalis­mo ha conseguido imponerla gracias a esa cobardía del constituci­onalismo de izquierdas. Por ello, hay que defender el español, no contra el catalán, sino ante la actitud del PSC y la permanente ofensiva de la Generalita­t y el resto de institucio­nes controlada­s por los independen­tistas. Hay que establecer un marco de convivenci­a que impida la destrucció­n del bilingüism­o y que consagre el respeto de la pluralidad frente al totalitari­smo lingüístic­o.

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