La necesidad de un reto
LosLos andaluces sufrimos todavía el peso de la ignorancia y los prejuicios. Aún hay quien piensa que al sur de España las cosas no funcionan, que se vive de los subsidios y de las ayudas, que nos apremia una molicie atávica de la que no somos capaces de salir. Ni es cierto, ni nos conocen quienes digan eso, aunque en más de un cenáculo empresarial se vierta algún que otro comentario desafortunado sobre la capacidad y el peso de la economía andaluza. Desde la aparición del Covid19 en nuestras vidas, el impulso de la región se ha visto mermado como ha sucedido en la totalidad del planeta pero a poco que se nos dio la oportunidad de retomar el camino y volvimos a demostrar que nuestro territorio se encuentra entre los más competitivos del espectro europeo. En este sentido, las estimaciones de crecimiento de nuestro PIB para el año 2022 se ponderan por encima del 5,5%, una cifra superior al 4,3% en la Zona Euro prevista por el Fondo Monetario Internacional, junto con una tasa de creación de empleo entre el 3 y el 4%. Un panorama que debe mejorar en los próximos meses con la llegada y aplicación efectiva de los fondos europeos.
Pese a que aún nos encontramos lejos de los niveles de creación de riqueza de 2019, las perspectivas nos distancian de un escenario tan catastrófico como el del marzo de 2020. Esto es posible gracias al vuelco que en la última década ha sufrido el sistema productivo andaluz, que aunque en su mayoría depende del sector servicios (sólo el turismo supone entorno al 14% del PIB regional) ha encontrado en la innovación una veta de crecimiento basada en el respeto a la naturaleza, la reducción de residuos y la economía circular. Tres realidades que en muchos casos pueden convertirse en lugares comunes pero sin las cuales todo lo anterior carece de sentido. Si no somos conscientes de la necesidad de buscar un equilibrio entre el progreso y la reducción de los efectos del cambio climático ninguna cifra positiva servirá para nada.
Esta nueva edición del suplemento Andalucía Siglo XXI se centra especialmente en eso, en los modelos y esfuerzos que desde el sector privado y público se llevan a cabo para colocar a nuestra tierra en un foco empresarial competitivo, atractivo para la inversión y respetuoso con los desafíos que nos marca el respeto al planeta Tierra.