Palancas para competir y crecer
ElEl futuro de la economía depende de un conjunto de factores que, hoy día, pivotan sobre la evolución de la pandemia. Nos encontramos aún en un escenario de incertidumbre, en un contexto internacional caracterizado por desajustes entre la oferta y la demanda, que provocan problemas de abastecimiento a nivel global y repuntes inflacionistas. Esta situación está condicionando el ritmo de la recuperación.
A pesar de lo complicado del contexto, no debemos olvidar que ahora tenemos por delante oportunidades que debemos aprovechar y los mimbres necesarios para hacerlo. En los últimos tres años, Andalucía ha sido capaz de liderar la creación de empresas, de autónomos, de exportaciones… Hemos, incluso, seguido atrayendo inversiones para nuestra tierra en un periodo marcado, indudablemente, por el Covid-19.
Durante 2021, a medida que ha ido avanzando la vacunación, la economía, a nivel mundial, ha ido ganando dinamismo, reactivándose la demanda y la actividad productiva. En el caso de Andalucía, este proceso de recuperación ha sido más intenso que el que viene experimentando el conjunto nacional. En el tercer trimestre de este año, el PIB de la economía andaluza creció por segundo trimestre consecutivo a un ritmo interanual superior a la media española (3,1% frente a 2,7%). Esta mejora de la actividad económica andaluza se ha trasladado al mercado laboral, a la recuperación del tejido empresarial y a la balanza comercial. Andalucía sigue batiendo récords de exportaciones.
Los productos andaluces, de prácticamente todos los sectores (industrial, energético, agroalimentario, etc.), son altamente demandados en todo el mundo y ello es garantía de una economía sólida. Por eso es tan importante respaldar actuaciones que conduzcan a ampliar y consolidar la proyección internacional de nuestras mercancías y servicios.
Debemos, además, apostar por los entornos donde mayores oportunidades laborales van a generarse en el futuro: gestión de datos, inteligencia artificial, economía verde y energías renovables, ingenierías y cloud computing, marketing y ventas, desarrollo de software… Andalucía debe liderar el emprendimiento en esas áreas y apostar por la evolución tecnológica.
Tenemos un tejido empresarial comprometido y experto, al que se unen unas universidades con un reconocido nivel docente e investigador, comprometidos ambos con la transferencia de conocimiento para favorecer la competitividad y el crecimiento. Y ya estamos siendo testigos de los primeros resultados: el gasto en I+D superó en 2020 los 1.627 millones, un 5,8% más que el ejercicio anterior, el mayor incremento en la última década (4,5 puntos por encima de la media nacional).
Desde este Gobierno queremos apoyar y facilitar, con los instrumentos y medidas a nuestro alcance, todos y cada uno de los proyectos que quieran ponerse en marcha en nuestra tierra. Y en esta apuesta sabemos que lo más importante es allanar el camino para que las empresas que quieran invertir puedan hacerlo de una manera rápida y segura, sin obstáculos ni trabas que ralenticen estas actuaciones.
Andalucía cuenta ya con un Plan de Mejora de la Regulación Económica, que incluye ya dos decretos de simplificación, al que se unirá en pocas fechas un tercero. Mejoramos, a través de esta estrategia, el 30% de los procedimientos administrativos autonómicos. Aceleramos y priorizamos las iniciativas generadoras de riqueza y empleo, reduciendo los plazos de tramitación de los proyectos declarados de interés estratégicos –diez en estos tres años, que van a suponer una inversión cercana a los 3.500 millones y la creación de 9.600 empleos–.
Para apalancar el impulso al crecimiento, la deseada transformación económica, hemos, además, mejorado y acelerado el sistema de incentivos públicos y apostado firmemente por el emprendimiento. Andalucía cuenta ya con un Plan General de Emprendimiento, fruto del diálogo entre todos los agentes del ecosistema emprendedor, una de cuyas medidas nos ha sorprendido por su enorme acogida: la primera competición regional Andalucía Startup RoadShow. Hemos puesto en el mercado, además, tres fondos de capital riesgo por valor de 50,2 millones de euros, para apoyar la innovación y expansión empresarial.
Confío en el potencial y la perseverancia de nuestra tierra para el buen devenir de su economía. Espero que el año que viene recuperemos el dinamismo y el ritmo necesarios para que se cumplan nuestras previsiones: un incremento real del PIB andaluz que podría rondar el 7%, lo que se traducirá en un aumento de la población ocupada estimado en una horquilla de entre el 3,5% y el 4% y una creación de entre 110.000 a 125.000 empleos.
Andalucía tiene muchos retos por delante. Y un Gobierno que la acompañará para consolidar una nueva política económica; una política económica valiente, impulsora de la transformación de un tejido productivo que, con la implicación y el compromiso de todos, será cada día más fuerte y competitivo.
«Lo más importante es allanar el camino para que las empresas puedan invertir sin obstáculos»