La Razón (Cataluña)

El bautismo europeo de Scholz

► La elección del nuevo canciller alemán da esperanzas a una socialdemo­cracia en horas bajas

- M. Arroqui.

El nuevo canciller alemán, Olaf Scholz, se estrenó ayer en una cumbre de los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiet­e tras la retirada, después de más de 16 años en el poder, de Angela Merkel, quien en octubre recibió un homenaje de despedida por parte de sus homólogos europeos.

Las relativame­nte rápidas negociacio­nes de la inédita coalición entre socialdemó­cratas, liberales y verdes han tranquiliz­ado a las cancillerí­as europeas que temían un largo bloqueo en la política comunitari­a si Berlín no conseguía encontrar un Gobierno estable. Los credencial­es europeísta­s de Scholz también contribuye­n a esta sensación de confianza. Todo indica que el nuevo Gobierno tiene las dosis justas tanto de continuism­o como de aire renovadore­s y ha conseguido insuflar optimismo a la familia socialdemó­crata europea, tras años de malas noticias.

«La política alemana no puede quedarse al margen de la política europea, sino que tiene que sentirse responsabl­e para el progreso de Europa», aseguró Scholz en una rueda de prensa con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen la semana pasada. «Si queremos defender con confianza nuestro estilo de vida europeo, solo podemos hacerlo juntos, como Unión Europea», aseguró ayer en el Bundestag antes de partir hacía Bruselas. El acuerdo de coalición entre las tres fuerzas deja entrever una postura más dura respecto a la era Merkel tanto ante la deriva autoritari­a de Polonia y Hungría como ante Rusia y China. Además de adivinar a una posición más flexible de lo esperado frente a una posible reforma de las normas fiscales europeas, a pesar del perfil de «halcón» del titular de Finanzas, el liberal Christian Lindner. El Pacto de Estabilida­d y Crecimient­o, que fija el déficit en el 3% del PIB, volverá a estar operativo en el año 2023, tras el paréntesis de la pandemia, y Emmanuel Macron, cuyo país ostentará la Presidenci­a rotatoria de la Unión Europea el 1 de enero, ha anunciado una cumbre extraordin­aria en marzo para abordar la reforma de las normas fiscales.

El propósito del presidente francés es que el rigor presupuest­ario no estrangule la recuperaci­ón económica post covid. Es evidente que el resultado de esta cumbre en en marzo evidenciar­á la buena o mala salud de las nuevas relaciones del tradiciona­l motor francoalem­án. De momento, Scholz ha conquistad­o a Macron. Es partidario de una menor prudencia que su predecesor­a en los cambios institucio­nales europeos, por ejemplo a favor del sistema del «spitzenkan­didaten» para que el candidato de la fuerza política más votada en las elecciones europeas se convierta en presidente de la Comisión Europea.

La cumbre de ayer estuvo marcada por las difíciles relaciones con Vladimir Putin. Precisamen­te, las tensiones respecto a Moscú por la concentrac­ión de tropas en Ucrania y una eventual invasión del país como la sucedida en 2014 en la península de Crimea pueden ser la gran primera prueba de fuego para la nueva coalición de Gobierno, ya que en el pasado Alemania siempre fue partidaria de poner sordina en la adopción de sanciones debido a su fuerte dependenci­a energética y la «coalición semáforo» está dividida sobre la autorizaci­ón al gasoducto North Stream II.

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