“Manejamos los aspectos formales y funcionales de cada proyecto hasta llegar a la solución óptima”
Perretta Arquitectura ha sido reconocido recientemente por La Razón con el Premio al Mejor Estudio de Arquitectura de la Comunidad Valenciana. Hablamos con Julio Gómez-Perretta, arquitecto director de esta prestigiosa firma.
Antes de nada, enhorabuena por este galardón que premia una larga trayectoria profesional. ¿Puede hablarnos de los orígenes de la firma?
Siempre comento que decidí ser arquitecto porque mi padre, que era ingeniero de caminos, discípulo predilecto de Eduardo Torroja, calculaba las estructuras de un genial despacho valenciano, GODB, que dirigía Fernando García Ordóñez. Ambos, grandes amigos, habían sido los padres del Plan Sur de Valencia, que entre muchos temas urbanísticos suponía el desvío del río Turia. Yo acompañaba a mi padre a las obras, entre las que estaba la Iglesia de la Virgen de Loreto en el puerto de Jávea, reconocida como una de las mejores obras del mundo en hormigón.
¿Por eso se le reconoce como un experto en obras de hormigón?
Es verdad que somos un despacho pionero en la utilización de hormigones vistos y hemos ensayado a lo largo de los años muy diversos procedimientos en colores, texturas o formas. Tenemos la suerte de trabajar con los mejores constructores, como Roteros-Vilavella, JC Duro y otros, que saben de nuestro nivel de exigencia y con los que hacemos buen equipo. Es también fundamental para las estructuras de nuestros proyectos el uso del sistema CHE (Cuerpos Huecos Estructurales), que permite aligerar losas de hormigón con unas excelentes prestaciones.
¿Cómo fueron sus comienzos?
La verdad es que fueron excelentes. Yo estudié en Madrid con grandes arquitectos como Sáenz de Oiza o Luis Fernández Galiano, y tuve la suerte de empezar proyectando un edificio en la Calle Blasco de Garay, en el centro de Madrid, que fue publicado en una Guía de Arquitectura madrileña de la época. Luego ganamos, con un grupo de arquitectos valencianos en el que estaban Antonio Such, Ignacio Carbonel y Fabián Llisterri, el concurso para el nuevo pueblo de Gavarda, afectado por la pantanada de Tous. También compartí un proyecto importante con Antonio Escario, del que aprendí mucho.
¿Su trabajo es fundamentalmente valenciano?
No solamente. Hemos trabajado en Sevilla –donde realizamos un importante proyecto de viviendas en Pino Montano para la Sociedad Municipal de la Vivienda– y en Almería, donde ganamos un concurso para el edificio sede de la Consejería de Empleo. También hemos hecho proyectos en otras partes de España como Cáceres, Segovia, Albacete o actualmente en Madrid, concretamente en Guadarrama, donde tenemos un proyecto de vivienda unifamiliar.
¿Es tal vez su especialidad, la vivienda unifamiliar?
Bueno, se nos conoce también porque somos autores del proyecto de la Torre de Francia, junto a la Ciudad de las Ciencias, un edificio de 33 plantas que realizamos junto a otros arquitectos como Quina y Salvador Esparza o Rafa Mira, y actualmente estamos terminando cuatro edificios en el centro de Valencia; pero también hemos hecho proyectos educativos, sanitarios… Ahora estamos presentando el proyecto de un hotel de 230 habitaciones con un concepto de espacio co-living.
¿Cómo definiría su arquitectura?
No es fácil definirse uno mismo. Intentamos manejar simultáneamente todos los aspectos formales y funcionales del proyecto y no descansamos hasta que se llega a la solución óptima. Descartamos sacrificar la funcionalidad por una imagen formal impactante, de revista, como ahora está de moda, sino que buscamos que esa imagen corresponda a la mejor de las distribuciones. Aspectos fundamentales como la conexión interior-exterior, el soleamiento, las vistas, los vientos dominantes… deben ser especialmente cuidados y encajados armoniosamente con una solución formal y volumétrica perfecta. Hay que reconocer que las nuevas herramientas 3D, como BIM, nos ayudan mucho a la hora de controlar los resultados finales. Los arquitectos de generaciones anteriores diseñaban en planta, y sin más levantaban las paredes, sin importarles demasiado el resultado volumétrico.
¿Qué obras destacaría de su trayectoria?
No es una respuesta sencilla. Es verdad que hay obras que inauguran cambios de rumbo y por eso se les tiene un especial cariño. Nosotros estamos siempre investigando nuevas líneas de trabajo, nuevas formas y materiales. No nos gusta encasillarnos, aunque el uso del hormigón es una constante. Hay una obra en la urbanización La Corona de Jávea, que salva 19 m de desnivel, hecha por grandes profesionales del hormigón blanco, que es del año 1995. También citaría mi propia vivienda en la urbanización de Torre en Conill en el 1998, que ha marcado una época y en la que utilizamos un novedoso encofrado con madera clavada a tingladillo. Luego está la casa Miravent en la urbanización de Campolivar, un referente para nosotros, publicada en la sección de arquitectura del Wall Street Journal, que nos hizo una excelente entrevista. Hemos terminado recientemente la Casa T, uno de nuestros mejores proyectos, realizado en colaboración con Francesc Rifé. En fin, no sabría decir, hay muchas y en cada una de ellas está nuestra impronta.
¿Y también trabajan para promotores?
Desde luego. Ahora mismo estamos terminando una urbanización de 34 viviendas unifamiliares para Promociones JABM y otra similar de 34 viviendas para Metrovacesa, además de otras muchas de menor tamaño para promotoras como Yelowstone, Promohaus New Milenium, etc. Es un reto trasladar nuestra manera de trabajar a la promoción, porque se nos pide calidad de diseño y economía y eso supone un gran esfuerzo de racionalización de los procesos. Espero que nuestros clientes estén satisfechos, desde luego el ritmo de las ventas ha sido espectacular y quiero creer que nuestra imagen ha colaborado en ello.
Y además de proyectos de arquitectura…
Quiero reseñar también que presido un importante foro de arquitectos y empresas del sector, que precisamente se llama Arquitectura y Empresa, con dos grandes colaboradores: el arquitecto Marco Busca y el editor Toni Giménez. Este año hemos hecho eventos en Málaga, Las Palmas, Ávila/Madrid, Zaragoza, Alicante y Bilbao, siempre con gran asistencia.
También hacemos urbanismo; en ese sentido acabamos de presentar EMVAM, un Estudio de Movilidad del Área Metropolitana de Valencia, una conurbación de casi 2.000.000 de habitantes con gravísimos problemas tanto de transporte público como privado.
¿Cómo ve el futuro del despacho?
Soy optimista, aunque el panorama nacional es inquietante. Nosotros disfrutamos haciendo arquitectura y esperamos seguir mucho tiempo más. Actualmente, con la incorporación de jóvenes arquitectos como Amparo Morant, Antonio Orero, Álvaro Madero y Albert García, que están aportando su conocimiento y energía, podemos decir que Perretta Arquitectura está en plena forma.