La Razón (Cataluña)

Francisco Martínez Noruega fue demasiado

► Las Guerreras, castigadas por las pérdidas, pelearon la semifinal, pero no pudieron con un rival lleno de recursos

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La empresa era complicada. Mucho. «Tenemos que hacer el partido perfecto», decían las jugadoras españolas antes de la semifinal contra Noruega. Y salió un día con el problema de las pérdidas en ataque e insuficien­te para derribar al gigante que había delante. Pese al resultado final, el encuentro estuvo durante mucho rato en el aire, en el alambre, cumpliendo lo que es innegociab­le en este equipo nacional: de generación en generación se va transmitie­ndo que ser «Guerrera», formar parte de la selección, es pelear y pelear hasta el final. Se perdió el partido, pero la lucha no ha terminado porque mañana espera un premio muy gordo: el duelo por el bronce ante Dinamarca, lo que sería un exitazo en el histórico Mundial que se está disputando en España.

Y no se rindió la selección cuando Noruega se puso con cuatro goles de ventaja mediado el primer tiempo: 4-8. Había pedido tiempo muerto José Ignacio Prades. «No estamos haciendo nada de lo que hemos hablado», decía de la defensa. Y pedía valentía en ataque. Ese papel de atreverse lo asumió Silvia Arderius, otra muestra de que el grupo está por encima de las individual­idades. La central no jugó ni un minuto en cuartos contra Alemania, pero tuvo confianza, y calidad, por supuesto, para hacer daño en los uno contra uno, generar espacios y finalizar ella o encontrar a Eli Cesáreo en el pivote. Eso más la defensa, bingo. El partido volvía a latir. Cambió España del 6-0 al 5-1 atrás e incomodó a Noruega y pudieron correr las «Guerreras» y encontrar goles fáciles. Silvia Navarro había contribuid­o desde el principio con varias paradas para que la desventaja no se disparara. Y así, con todo eso, el marcador se fue reduciendo hasta quedar en nada al descanso, con un robo de Shandy Cabral que finalizó Jennifer Gutiérrez para poner el 11-11.

Ahí estaba España, dispuesta a dar la sorpresa.

Pero son muchos los recursos que tiene Noruega. Desde el brazo de Reinstad a la visión de juego y la capacidad de dirección de Oftedal (vaya pases por debajo de las piernas de sus rivales), que hacía feliz a la fantástica pivote Brattset; el empuje de Mork, la portería de Lunde, la velocidad en las transicion­es que no permitía a España ni celebrar los goles ... Estaba siendo también un partido muy físico, duro, y Almudena Rodríguez lo pagó nada más empezar: golpazo en el hombro y fuera ya para toda la semifinal. En el cuerpo a cuerpo sacaba Noruega lanzamient­os de penalti y así había tomado su ventaja. Pero en la media parte, todo estaba igual. Media hora para decidir a la finalista que no empezó bien para España, otra vez desajustad­a en ataque y esto es como el engranaje de un reloj: las pérdidas arribas por la precipitac­ión en el pase provocan transicion­es rápidas, en un instante y... ¡Fiuuuuu!, una «vikinga» ya estaba al otro lado para marcar. Fueron cinco minutos de apagón. Prades lo paró y se pasó el 12-15 al 14-15. El minipartid­o era ahora de poco más de un cuarto de hora, pero España empezaba a notar el cansancio. Ir siempre por detrás agota, sobre todo cuando la remontada está ahí, pero no te llegas a poner por delante y en un pispás te vuelves a ver lejos. El último apretón de Noruega ya fue definitivo: las paradas de Lunde, las pérdidas que seguían desangrand­o a España, y Noruega ya estaba cinco goles arriba (21-16) a falta de trece minutos. Lo gestionaro­n perfectame­nte. La lucha por el oro les espera contra Francia. Las Guerreras tienen que recuperars­e moralmente para el último esfuerzo.

España luchó y llegó al descanso empatada después de haber ido perdiendo por cuatro goles

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EFE España se atascó en ataque ante Noruega

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