La Razón (Cataluña)

Cuento de Navidad para votantes panarras

Al portador ¿Qué pasaría si una cuarta parte de los diputados del PSOE o PP votara contra la dirección? Es frecuente en el Reino Unido

- Jesús Rivasés

BorisBoris Johnson, populista y conservado­r, malgobiern­a el Reino Unido según una opinión muy extendida, a la que se adhieren buena parte de los diputados de su propio partido. Disfruta de una holgada mayoría absoluta –363 escaños sobre 650– pero eso, quizá para sorpresa de los votantes españoles, no le garantiza nada. Ahí es donde surge la grandeza de la democracia británica, por encima de la insolvenci­a de muchos de sus políticos. Hace unas semanas la Comisión de Ética Parlamenta­ria castigó al «tory» Owen Patterson –del partido de Johnson– por cobrar de empresas cuyos intereses defendía en los Comunes. Diputado por el distrito –constituen­cy– de North Shropshire, tuvo que dimitir. No fue sustituido por el siguiente de la lista, como sucede en España, entre otras cosas porque allí no hay listas. Hubo elecciones parciales en ese distrito y las ganó la liberal-demócrata Helen Morgan. Casi al mismo tiempo, 98 de los 363 diputados conservado­res –una cuarta parte de total y quizá tan populistas o más que el inquilino de Downing Street– votaron en el Parlamento contra su jefe y Primer Ministro.

Don Quijote –capítulo I, segunda parte– ya explicaba que «las comparacio­nes son odiosas». También figura en La Celestina. Además son arriesgada­s. A veces, mezclan churras con merinas. Sin embargo, ilustran. ¿Imagina alguien que una Comisión del Congreso castigue a un miembro del partido/partidos que tienen la mayoría? No hay precedente. ¿Qué pasaría si una cuarta parte de los diputados del PSOE o del PP votaran en el Congreso en contra de la dirección? Imposible. Por último, Pedro Sánchez debutó de diputado en 2009, cuando Pedro Solbes, elegido en 2008, dimitió y había que sustituirl­o. Nada de elecciones parciales. Corre la lista y ya esta. Sánchez era el número 21 de la candidatur­a del PSOE y en el 20 estaba Verónica Díez, que también se apartó. La historia se repitió en la siguiente legislatur­a, cuando Sánchez llegó a diputado en sustitució­n de Cristina Narbona, que también dimitió. El caso del inquilino de la Moncloa no es una excepción, sino la norma entre todos los partidos. Es lo que tienen las comparacio­nes. Cuento de Navidad para votantes panarras, ingenuos y pazguatos, cándidos en definitiva. Mañana es Nochebuena. ¡Feliz Navidad!

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