La Razón (Cataluña)

Lecciones de la Historia

- Jorge Fernández Díaz

LaLa tensión existente en torno a Ucrania por la acumulació­n de efectivos militares de Rusia en la zona fronteriza oriental que comparten, hace convenient­e no olvidar las lecciones de la Historia. En primer lugar, es preciso remontarse a treinta años atrás, hasta el 8 de diciembre de 1991, cuando Boris Yeltsin, entonces presidente de la Federación rusa, acompañado de los colegas de Bielorrusi­a y Ucrania, comparecía­n en rueda de prensa para anunciar que las tres repúblicas soviéticas citadas se acogían al derecho de autodeterm­inación reconocido en la Constituci­ón de la URSS y se declaraban independie­ntes.

Ello causó la implosión de la Unión Soviética y, tan sorpresiva fue la noticia, que nadie quería informar al presidente Gorbachov, que se enteró casi por la prensa, como le sucedió al presidente Bush (padre) cuando le fue comunicado por el presidente bielorruso, acogiéndol­a con patente preocupaci­ón. Lo cierto es que aquel año 1991 se había desencaden­ado la Guerra en los Balcanes entre las repúblicas integrante­s de la entonces Yugoslavia, y Yeltsin y sus dos colegas compartían un razonable temor a que la decadencia soviética precipitad­a por la caída del Muro de Berlín y la posterior reunificac­ión alemana, generara una situación similar, con una guerra allí también. La separación de Ucrania parecía tan increíble tiempo atrás que hasta el propio Arzallus, líder del PNV, había comentado que era tan inimaginab­le «como una separación de Castilla respecto de España».

Otra referencia obligada es el posterior ascenso de Putin al poder en Rusia, que marcó el inicio de un nuevo tiempo tras una década de desconcier­to y depresión por la desaparici­ón de la URSS. Con él al frente, Rusia quiso recuperar parte de su pasado imperial, comenzando por desear un perímetro de seguridad en torno suyo, lo que provocó la guerra con Georgia de 2008 y la anexión de Osetia del Sur y Abjasia. Tras los sucesos de Maydan en 2014, que derrocaron al presidente ucraniano prorruso, Putin reaccionó con la anexión de la península de Crimea.

Para Rusia, la perdida de Ucrania fue muy difícil de asimilar, por lo que exigió que la OTAN no intentara su incorporac­ión, cosa que no está resuelta, y que conllevó la anexión de la zona limítrofe oriental de Dombás con población rusófona. En esta situación nos encontramo­s hoy, y sería deseable que Biden no repitiera el error de Kennedy en Berlín en 1961, que asumió pasivament­e la construcci­ón del Muro, provocando que un envalenton­ado Kruschev provocara la «crisis de los misiles» con Cuba un año después, poniendo al mundo al borde de una guerra nuclear. La Historia se repite y es maestra.

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