La Razón (Cataluña)

La inmigració­n irregular hacia EE UU bate récords en 2021

► La pobreza y la violencia en Centroamér­ica triplican las solicitude­s de asilo en México

- Javier Villaverde. C. DE MÉXICO

María Adelaida Juárez, guatemalte­ca de 21 años, es una de las 123.187 personas que han solicitado asilo este año en México, una cifra récord que supone un aumento del 300% respecto a las 41.230 de 2020, «tras recibir amenazas cuando vieron que mi negocio de venta de tortillas y cocos en Ciudad de Guatemala iba muy bien». «Si uno no paga la extorsión, lo mandan a matar. Decidí cerrar todo y emprender con mi mamá mi viaje», resume sin perder su amable sonrisa. La Comisión Mexicana de Ayuda al Refugiado detalla que las peticiones de asilo en los primeros once meses de 2021 doblan los datos de 2019, 70.000 solicitude­s, cuando se multiplica­ron por diez respecto a 2018. México ha detenido a 228.115 personas sin papeles en 2021, el triple que el año anterior. La deportació­n de 82.627 migrantes, la cifra más alta en 15 años, refleja el creciente papel de México como muro de contención a los migrantes que intentan llegar a EE UU.

La crisis migratoria ha puesto en jaque a la Administra­ción Biden. La crisis económica derivada de la pandemia, sumada a la violencia en Centroamér­ica y Suramérica, han provocado este drástico incremento de migrantes rumbo a EE UU. Washington ha recibido en albergues a 122.000 menores no acompañado­s entre el 1 de octubre de 2020 y el pasado 30 de septiembre, una cifra nunca antes vista. El anterior dato más alto, en 2019, registró 69.000 niños o adolescent­es llegados a EE UU sin padres o tutores.

La Oficina de Aduanas y Protección de Fronteras ha registrado un drástico incremento de las muertes en la frontera entre México y EEUU: 557 fallecidos en el año fiscal de 2021, muy por encima de las 254 y 300 personas que perdieron la vida en el mismo período de 2020 y 2019. La mayoría falleciero­n por deshidrata­ción al perderse cruzando la frontera.

Los migrantes se enfrentan a los secuestros y las extorsione­s de los «polleros», los traficante­s de personas, que han aumentado su negocio debido a que la mano dura de la Guardia Nacional mexicana les obliga a viajar ocultos. El ministro de Exteriores mexicano, Marcelo Ebrard, ha admitido que el volumen del negocio del tráfico de personas es de 12.537 millones de euros. Tan grande que los grupos criminales han ganado fuerza hasta «independiz­arse» de los carteles tradiciona­les.

«He huido de hombres feos que te prometen llevarte al norte», cuenta María. A pesar de su discurso humanitari­o, la política migratoria de AMLO impide a los migrantes desplazars­e a EE UU en autobuses convencion­ales y les expone a mayores amenazas. «Nos suben y bajan del tráiler. Sube, baja. Así todos los días», cuenta Carlos Pérez, guatemalte­co de 22 años. María, su madre y Carlos han viajado en la última caravana migrante, que llegó a Ciudad de México el 13 de diciembre tras salir desde el sur en Tapachula el 23 de octubre. El objetivo de Carlos es llegar a Los Ángeles para reunirse con dos de sus tres hermanos: «Quiero estudiar agronomía, trabajar y jugar al fútbol».

A dos días de Nochebuena, la caravana quedó disuelta. Entre las sonrisas y las lágrimas propias de las despedidas, los casi 500 migrantes llegados a la capital comenzaron a salir en autobuses facilitado­s por las autoridade­s hacia los Estados del norte de Sonora, Nuevo León y Chihuahua. Días antes, María, su madre y Carlos partieron a pie rumbo al norte. Sus destinos eran diferentes. El director director de la ONG Pueblos Unidos y uno de los organizado­res de la caravana, Irineo Mujica, afirma a LA RAZÓN que «la mayoría quieren llegar a EE UU y México es su segunda opción en caso de no lograr cruzar la frontera».

Pero María y su madre han apostado por el sueño mexicano: «Vamos a Monterrey. Mi hermano trabaja allí como soldador. Vamos a buscar trabajo», planea risueña en el Campamento del Peregrino. «Ya hemos llegado a Monterrey. Nos hemos reunido con mi hermano», cuenta alegre el domingo. El flujo migratorio hacia EE UU rompe récords pese a la militariza­ción de la frontera sur mexicana, el drástico incremento de las deportacio­nes desde México y el endurecimi­ento de las políticas migratoria­s de Ecuador, El Salvador y Guatemala. La llegada a la Casa Blanca de Biden despertó grandes ilusiones y una ola migratoria. «Biden es Trump 2.0, no ha cambiado nada», sostiene Mujica. María se emociona ante su nueva vida en Monterrey: «Hemos pasado hambre, frío y sed. Gracias a Dios, ahora estamos bien en Monterrey. No quería venir, pero estoy feliz. La vida me puso aquí. Así es la vida del migrante».

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REUTERS Migrantes de Haití, Venezuela y Centroamér­ica aguardan en la localidad mexicana de Tapachula

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