La Razón (Cataluña)

Sanitario, con las tres vacunas y contagiado

► Diego Saranova confiesa que «pensaba que estaba totalmente inmunizado»

- Ángel Nieto Lorasque. MADRID

Diego Saranova «se salvó» del contagio durante la primera ola, también en la segunda, tercera y así hasta esta sexta en la que ha caído enfermo «por un cúmulo de circunstan­cias fatales», dice. Incide en lo de haber «salido indemne» del virus porque, como técnico sanitario, se enfrentó a él desde el primer momento, cara a cara, cuando las medidas de protección eran escasas y los casos se contaban por miles.

En su casa de Logroño permanece aislado después de que un test de antígenos confirmara su positivo: «En el fondo, esto me produce una pequeña insatisfac­ción personal. Me sentía orgulloso de haber hecho las cosas bien y no haberme contagiado ni en los peores momentos. Coger el virus en la única cena a la que he ido con amigos en el último año y medio, y con las tres dosis de la vacuna, me hiere un poco en mi orgullo porque se podría haber evitado, pero también es verdad que después de tanto tiempo sin hacer ningún plan, es cierto que hay que tratar de seguir con nuestras vidas. Como consuelo también me digo a mí mismo que si he llegado hasta ahora sin contagiarm­e es que algo he hecho bien».

El caso de Diego, que trabaja desde hace dos décadas como técnico sanitario en una UVI móvil del servicio sanitario de La Rioja, se suma también al de centenares de personas que, aun habiendo recibido la tercera dosis, han caído enfermos. Y es que, como dicen los expertos, la vacuna protege, pero no inmuniza completame­nte: «No sé cómo estaría si no me hubiera vacunado. Ahora, lo que estoy pasando es como un catarro fuerte, con molestia de garganta, mucosidad... Lo cierto es que al contagiarm­e se ha producido una pequeña evolución en mi pensamient­o. Antes pensaba que con las tres dosis estaría totalmente inmunizado, pero ahora soy consciente de que este virus es capaz de sortear incluso las tres dosis. Es muy puñetero».

¿Efectos secundario­s?

Diego recibió la tercera dosis el pasado 13 de diciembre y «al día siguiente estaba como si me hubiera pasado la estación internacio­nal por encima, pero no le di importanci­a, pensaba que serían los efectos secundario­s de la tercera dosis». Pero con el paso de los días, aunque estaba algo mejor, experiment­ó un picor extraño en la garganta y mucha mucosidad. «Algo no iba bien, mi sexto sentido me decía que aquello no era de la vacuna. Pensaba que el único riesgo al que me había sometido desde marzo de 2020 había sido una comida reciente con amigos, pero con las tres vacunas no podría ser. Eso sí, la Ley de Murphy estaba ahí para darme un buen sopapo en la cara».

Así que con sus dudas y con ese «catarro» sospechoso acudió esa misma semana a hacerse una prueba de antígenos. El primero dio negativo, a finales de la semana, se hizo el segundo y ahí es cuando salieron las dos «malditas» dos rayitas del dispositiv­o.

«De hecho, cogimos dos test, uno para mí y otro para mi mujer que ya comenzaba también con molestias en la garganta. Al principio, ella dio negativo, pero luego cayó, así que imagínate la situación en casa con los dos padres contagiado­s y tres hijos pequeños (de seis, cuatro y dos años) a los que cuidar. De momento, ellos no han dado positivo y esperemos que siga así. Ahora estamos de cuarentena de la mejor manera que podemos hacerlo, que no es sencillo», relata.

Miedo inevitable

Para confirmar que, aunque haya contraído el virus se encuentra «casi» en plena formar, Diego explica que justo antes de nuestra llamada estaba haciendo un poco de bicicleta estática. «Pero no creas que no tengo cierto miedo, después de todo lo que he visto en este tiempo. Sé que hay personas que a los siete o diez días del contagio es cuando peor se ponen. Así que no te voy a engañar, estoy algo preocupado. El virus es bastante fastidiado y es que no solo afecta a nivel respirator­io. He notado estos días cosas raras: pequeños mareos, dolor de estómago... ataca a demasiados sistemas del organismo».

Durante todos estos días de encierro, Diego ha tenido mucho tiempo para reflexiona­r. Como paciente asmático, «he tenido miedo, por lo que podía venir», pero sobre todo he pensado mucho sobre el tema de la vacuna. «No entiendo cómo hay gente que todavía sigue negándose a recibir las dosis. Algunos me dirán: ‘‘Fíjate si estabas vacunado y te he has contagiado’.’ Pero la lectura que hay que hacer es que, gracias a que estoy vacunado, el desarrollo del virus en mi organismo ha sido muy leve. Si no, es probable que lo hubiera pasado mucho peor».

Además, este técnico sanitario asevera que «no podemos poner toda la carga de la inmunidad de la vacuna para salir de este problema, hay que seguir siendo responsabl­e y tomar todas las medidas que recomienda­n las autoridade­s». Diego lo dice con su memoria todavía posada en los peores momentos de la pandemia: «Cuando en la UVI dejaron de existir los pacientes con ictus o infartos, cuando todos eran enfermos de covid, cuando por la carretera solo circulábam­os nosotros y los coches fúnebres. Fueron momentos muy duros, y al vivirlo en primera línea se queda grabado. Debemos de seguir adelante, pero también mirar atrás para intentar no regresar a esa situación. Ser responsabl­es y evitar que la sanidad colapse», reflexiona.

No podemos poner toda la carga de la inmunidad en la vacuna, hay que ser responsabl­e»

«El contagiarm­e ha herido mi orgullo. Pensaba que tras pasar lo peor no cogería el virus»

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El test covid positivo de este técnico sanitario riojano
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Diego Saranova, en el trabajo

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