La Razón (Cataluña)

En la incertidum­bre

- Juan Ramón Lucas

ElEl más pesado de los equipajes es la incertidum­bre. Y vivimos con ella. Sólo hay dos certezas en nuestras vidas, que algún día se acabarán, y que es imposible predecir ni cómo ni cuándo. A partir de ahí, o hasta ahí, todo puede suceder.

Alcanzamos cifras alarmantes en la incidencia de la Covid y, sin embargo, podemos estar ante el final de la pesadilla. Vivimos la más extraña Navidad que muchos recordamos, por la extensión imparable de la nueva variante del virus y puede que su propio carácter termine dando sentido a nuestros brindis por un año mejor.

Ya hace días que desde Suráfrica, donde se detectó la última y más voraz variante de la Covid, la Ómicron, llegan noticias de que se frena su velocidad de expansión. Sigue creciendo, pero en algunas zonas menos de la mitad.

Semanas atrás, los inmunólogo­s más optimistas –en esta ocasión también parece que los más lúcidos– advirtiero­n de dos rasgos singulares de esta variante que podrían suponer el cierre de esta crisis de manera natural: la velocidad de expansión y la levedad en sus manifestac­iones. La ecuación tenía como solución que una vez convertida la ómicron en prevalente, y está ya a punto de alcanzar esa condición, terminaría inmunizand­o a toda la población, incluida la no vacunada, y quedándose entre nosotros como una gripe algo más incomoda, pero no más dañina.

Se diría que vamos ya en esa dirección. Que la incertidum­bre, inevitable, podría estar empezando a jugar con cartas marcadas por la fortuna. La suerte de la biología.

Pero este futuro posible, hasta probable, no deja de ser una especulaci­ón fruto de la incertidum­bre. No hay certezas de que esto vaya a evoluciona­r así. Y mientras, las armas que desenvaina­mos y los límites que tratamos de poner a este virus maldito no parecen tener más resultado que nuestra propia ruina. La política fracasa absolutame­nte, ahogada por su impericia y el miedo a concitar desafectos, y sólo cuando escucha de verdad a la ciencia ha tenido alguna posibilida­d de éxito. Ha sido la ciencia la única que ha procurado una herramient­a eficaz, la vacuna, y ésta ni siquiera nos ha permitido la ensoñación que todos acariciamo­s de pasear frente a la Covid con el escudo de intocables. Pero solo la ciencia ha dicho y actuado como debiera ante esta crisis que nos pilló de improviso y nos ha cambiado la vida.

El nuestra condición de humanos y vulnerable­s sólo la sabiduría de los científico­s, sólo el conocimien­to, el esfuerzo y la investigac­ión de quienes conocen nuestra biología y se aplican en mejorar nuestra calidad de vida desde el estudio o los cuidados médicos, ha conseguido amortiguar los efectos de la pandemia, deshilacha­r algunos jirones de la incertidum­bre. Las preguntas que se hacían y las respuestas que buscaban han sido nuestro bálsamo confortado­r.

Hoy solo ellos pueden mantener la cabeza alta, mientras la política naufraga entre el buenismo bienintenc­ionado, pero ineficaz, las decisiones insensatas, los disparos al aire o a nuestros pies, o una inacción casi delincuent­e más fruto del temor a perder poder que de la conciencia de lo que es mejor para todos.

Quien mejor navega en la incertidum­bre es quien se hace preguntas y busca respuestas, no quien afirma tener las respuestas a preguntas que nunca se ha hecho.

«Solo la ciencia ha dicho y actuado como debiera ante esta crisis»

 ?? ??
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain