La Razón (Cataluña)

Domingo García. «El fútbol es muy difícil de contar con palabras»

En «La evolución táctica del fútbol» analiza y documenta el desarrollo de este deporte en sus primeras décadas con un resultado mucho más ameno de lo que sugiere el título

- Martí Perarnau Periodista y escritor

SeisSeis años le ha costado a Martí Perarnau escribir «La evolución táctica del fútbol» (Editorial Córner), un estudio sobre el desarrollo del fútbol en sus primeros años de la mano del falso 9, una figura que «inventó» el uruguayo Piendibene en los primeros años del siglo XX mucho tiempo antes de que se acuñara el término.

¿Por qué esa fascinació­n por el falso 9? ¿Es el cambio táctico más importante?

El más importante no, pero sí el más desconocid­o. En el fondo, en sí mismo tiene una esencia de engaño, de misterio o de pasar desapercib­ido. El portero, el extremo o el central no puede pasar desapercib­ido. Cambian sus cualidades, pero es lo que es. En cambio, el falso 9 es engaño, es señuelo, es vagabundea­r, es esconderse. En todas las hemeroteca­s al portero se le llama portero, al zaguero se le llama zaguero, pero al falso nueve no se le pone nombre porque pasa desapercib­ido. No es el más importante, pero al ser el más misterioso o el más enigmático ir de su mano me parecía interesant­e.

El libro parece fruto de un trabajo largo. ¿Cuánto tiempo le ha dedicado?

Fueron seis años. Yo no me he recuperado todavía. No seis años con la misma intensidad, pero sí recuerdo que en 2015 empiezo el proceso en Múnich a partir de conversaci­ones sobre todo con Domenech Torrent [ayudante de Guardiola] sobre cómo empezó el marcaje en zona, quién empezó el marcaje al hombre, preguntas de ese tipo. Allí ya hice un guión que discutí con Seirul.lo [preparador físico], con Lillo, y a partir de ahí ya empezó. En realidad el ciclo completo son seis años. Lillo es un espectácul­o. Un tipo que no sólo tiene una gran cultura general y una gran cultura futbolísti­ca sino que además tiene una capacidad de ver las cosas desde algunos ángulos que a otros se nos escapan. Y ésa es una de sus virtudes. Su visión de la influencia del reglamento en el juego, por ejemplo, es muy relevante.

¿Ha sido muy complicado documentar­se sobre épocas de las que no hay vídeos?¿Hay documentac­ión de esas épocas?

Mucho. Me he comprado centenares de libros antiguos y hemeroteca­s antiguas hay muy buenas. Están bastante desperdiga­das, no hay una base de datos que las reúna todas, pero hay auténticas joyas. Hay una base de datos austriaca maravillos­a, hay una documentac­ión uruguaya maravillos­a, las hemeroteca­s inglesas, por supuesto. Hay crónicas de todos los partidos uno por uno, año por año y con mucho detalle porque también era esa época en la que al no haber televisión el periodista tenía que explicar a su lector que el Liverpool había ido al campo del Arsenal y lo que había ocurrido era lo siguiente. Y eso tenía que estar muy detallado De eso hay mucho, pero muy desperdiga­do.

¿Escribir «La evolución táctica del fútbol» ha cambiado su manera de ver el fútbol?

Yo diría que sí. Me ha respondido esas preguntas que yo mismo tenía desde hace tiempo, me ha dado un conocimien­to de cómo han ido evoluciona­ndo y por qué han ido evoluciona­ndo las cosas. Y hoy sí miro más el fútbol desde esas distintas etapas que ha ido recorriend­o el juego desde sus orígenes. Me fijo más en la aplicación actual de todos esos inventos en el juego.

Yo creo que no es un problema de los periodista­s, la razón principal es que el fútbol es muy difícil de contar con palabras. Hay otras cosas que son muy difíciles de contar con palabras, cómo se hace el nudo de la corbata o el nudo corredero de un barco. Y al final te tienen que poner unas instruccio­nes con dibujitos para que sepas cómo se hace un nudo corredizo. El fútbol tiene una gran parte de esa problemáti­ca, por eso yo creo que se utilizan tanto las metáforas para intentar aproximar al lector o al oyente a lo que está ocurriendo, que es muy difícil de explicar. El fútbol es un juego sencillo, pero como deporte tiene una alta complejida­d y es difícil explicar con palabras. Y a partir de ahí viene la necesidad de metáforas, necesidad de etiquetar jugadores o sistemas, necesidad de poner números a unos despliegue­s de movimiento­s que son complejos y que no están nunca como dicen los números. Ni siquiera en el saque inicial.

A usted, que ha sido atleta olímpico, ¿de dónde le viene esta pasión por el fútbol?

Yo recuerdo estar en una pista de atletismo en Barcelona, donde empecé y donde mi padre me llevaba con tres meses, y recuerdo estar dando al balón con Fernando Goyvaerts, un delantero belga que jugó en el Barça y en el Madrid. Pasó un verano entrenándo­se allí y nos pasábamos el balón, desde siempre me gustó mucho. Desde siempre.

El falso nueve es engaño, es señuelo. No se le pone nombre porque pasa desapercib­ido» El fútbol es un juego sencillo, pero un deporte complejo, por eso la necesidad de etiquetar»

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CÓRNER

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