«España no puede permitirse un Gobierno en vacaciones» Alfredo Semprún
LaLa experiencia nos dicta, señor Casado, que las sociedades modernas funcionan mucho mejor cuando el gobierno de turno se va de vacaciones y deja de meter la mano en todas y cada una de las actividades, públicas y privadas, de los ciudadanos. Es de una lógica aplastante. Piense usted que en la mayoría de los problemas que nos acogotan, como el precio de la energía o la inversión eficaz de los fondos de la Unión Europea, el Gobierno de España tiene el mismo margen de maniobra que un vulcanólogo ante la erupción de La Palma. Es decir, ninguna otra que no sea observar, esperar y rezar para que se apague. Ni Pedro Sánchez puede pasarse al lado de los negacionistas del cambio climático ni, mucho menos, hacer oídos sordos a esa legión de arribistas, con el cazo por delante, que le garantizan La Moncloa. En definitiva, no es más que un dejarse llevar a ver si escampa. Con un problema añadido, que no se le escapará, y es que un gobierno, cualquier gobierno, tiene que dar la impresión de que hace cosas, muchas cosas. Basta con imaginar la llegada diaria de la ministra Irene Montero a su despacho con la perspectiva de otra jornada sin nada útil que hacer. O la de Teresa Ribera, mirando los precios del gas mientras Putin y Biden juegan a las geoestrategias. No, señor Casado, lo mejor que nos puede pasar es que el Gobierno, en pleno, siga de vacaciones. Y lo de abrir el Congreso será una broma. A menos que sea usted el único que no se haya dado cuenta de que aquí se gobierna por... decretos.