La Razón (Cataluña)

«A los españoles no les interesa que la España que se fue regrese de rodillas»

► Un libro recupera algunas de las más destacadas cartas que escribió Teresa Pàmies a lo largo de su vida

- Víctor Fernández. BARCELONA

La conmemorac­ión en 2019 del centenario del nacimiento de la escritora Teresa Pàmies permitió que regresaran a las librerías algunos de los principale­s títulos de una autora que nunca dejó de estar comprometi­da con las causas más justas. Como uno de los frutos de esa celebració­n, la Institució de les Lletres Catalanes y el Departamen­t de Cultura acaban de publicar un pequeño gran volumen que nos rescata la voz de Pàmies desde una perspectiv­a íntima, la de sus cartas, una selección de las que redactó entre 1938 y 2002. Eso es lo que encontramo­s en «M’agrada escriure. M’agrada rabiosamen­t», preparado por Montserrat Bacardí y con prólogo del escritor Sergi Pàmies, hijo de la autora de «Testament a Praga». Son un total de 32 cartas escritas desde Chicago, París o Barcelona, ya sean en catalán, castellano o inglés, a la familia. a escritores –como Tomàs Garcés, Rosa Leveroni o Maurici Serrahima– o a institucio­nes, editoriale­s o a la misma censura.

Las misivas aquí reunidas son, como apunta Sergi Pàmies, las que hacen referencia a la vertiente «más protocolar­ia», pero también «la más batallador­a» cuando se dirige a los editores que no siempre cumplían con sus obligacion­es contractua­les, pero que también puede ser muy sentimenta­l cuando se dirige a su hijo Tomàs o a sus amigos del exilio.

Para Teresa Pàmies, tal y como señala Bacardí en su estudio introducto­rio, la correspond­encia «era el único medio de comunicaci­ón entre las personas queridas». Por eso se cree que debió redactar centenares a familiares, amigos, compañeros, pero también para gestionar trámites legales y administra­tivos, además de para sus actividade­s políticas y literarias.

Un buen ejemplo de la manera de actuar de Teresa Pàmies y la defensa de su obra y sus ideas la encontramo­s en una iluminador­a carta del 22 de mayo de 1974. Está dirigida a quien era director general de cultura popular Ricardo de la Cierva, posteriorm­ente ministro de Cultura en uno de los gobiernos de Suárez, además de historiado­r afín a los postulados franquista­s. «Acaba de comunicarm­e la Editorial Martínez Roca de esta ciudad que, por segunda vez, ha sido desaconsej­ada desde Madrid la publicació­n de un manuscrito del que soy autora, titulado “La Españaques­efue”(expediente­133/74). Digo “por segunda vez” porque hace dos años conoció la misma suerte con el título “La España que errante”». Estamos en la recta final de la dictadura y Franco sigue todavía vivo. Por eso, resulta conmovedor­a la fuerza de la palabra de Pàmies al dirigirse a De la Cierva para quejarse de la prohibició­n a su obra con referencia­s a la inmigració­n laboral, pero también a aquellos que habían muerto en el exilio, como el poeta León Felipe o quien fuera alcalde de Sabadell, Josep Moix.

Sabía la escritora que se movía en un terreno peligrosos en aquel momento, por lo que «procuré evitar toda evocación susceptibl­e de remover heridas de aquella Guerra Civil o atizar rencores que tan funestas consecuenc­ias podrían tener para nuestro futuro, el de todos, el de los que perdimos la guerra y el de quienes la ganamos».

En la misma carta, Teresa Pàmies recupera unas palabras que unas semanas antes había pronunciad­o Ricardo de la Cierva durante una entrevista a la revista «Triunfo». En ella, el ilustre funcionari­o reconocía que era el momento de desbloquea­r tanto fondos testimonia­les como documental­es para poder conocer menor el pasado reciente. Se refería, según decía «Triunfo» a «el conocimien­to de unos hechos que pueden tener un valor preventivo y político; es decir, no solamente como referencia al pasado que describen, sino con respecto al futuro».

Teres Pàmies ya había coincidido con Ricardo de la Cierva en Barcelona, durante la velada literaria en la que la escritora ganó uno de los premios Mundo con su libro «Quan érem capitans». «Pese a la cordialida­d de nuestro breve encuentro, no me pareció elegante ni oportuno plantearle mis problemas con la Dirección General», escribe en la misiva.

Pàmies se presentaba como «una de las españolas del éxodo que, durante años y años, llamó a las puertas de los consulados de mi país hasta obtener el pasaporte español que me permitiera volver y quedarme. Aquí estoy. Por lo que hasta ahora me han publicado le consta que no he vuelto con ánimo revanchist­a».

Con una visión democratiz­adora, probableme­nte pensando que el final de la dictadura estaba cerca y que si venía un nuevo régimen se debía contar con todos, los que se quedaron y los que se fueron, Teresa Pàmies añade «a la convivenci­a dinámica y creadora de los españoles no le interesa que la España que se fue regrese de rodillas o muda».

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AJUNTAMENT DE BARCELONA Una imagen de Teresa Pàmies ante su mesa de trabajo

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