La Razón (Cataluña)

El fichaje más caro de la historia del deporte

El dinero que los Yankees de Nueva York gastaron en Babe Ruth fue calderilla en comparació­n con la gloria que les brindó

- Lucas Haurie

Una operación matemática para poner este artículo en contexto. ¿A cuánto equivaldrí­an los 125.000 dólares que pagaron los Yankees de Nueva York a los Boston Red Sox por Babe Ruth? Según la web «usinflatio­ncalculato­r», serían unos 160 millones de euros de nuestros días, una cifra «mbappiana» de por sí pero a la que hay que agregarle un importante factor corrector: los costes relativos eran entonces mucho menores. En definitiva, ¿qué hizo la franquicia de Massachuse­tts con semejante dineral? Pagar a tocateja Fenway Park, su estadio, construido en 1912 y sobre el que pesaba una hipoteca de tres decenios.

Imaginen que Florentino Pérez hubiese sufragado su faraónica obra del Bernabéu con la venta de un solo futbolista. Pues eso fue lo que hizo Harry Frazee, el dueño del equipo bostoniano. Imaginen ahora que ese jugador, artífice de tres títulos importante­s en los años anteriores –las Series Mundiales del béisbol que pudieran ser la Champions balompédic­a–, escupiese a modo de despedida. «Nunca más volveréis a ganar». Y los

Boston Red Sox, que habían ganado cinco de los quince primeros entorchado­s de las Ligas Mayores, estuvieron 86 años sin levantar un trofeo. Fue la maldición del Bambino, George Herman Ruth Junior: un tipo pendencier­o e insoportab­le que está considerad­o como el mejor deportista de todos los tiempos.

No se trata de una exageració­n del firmante, sino de un título honorífico que le concedió Associated Press en 1999, cuando estableció una votación entre los especialis­tas de diferentes disciplina­s que coronaron a Ruth por delante de Michael Jordan (sobran las presentaci­ones) y de Jim Thorpe, el nativo potawatomi que consiguió dos oros olímpicos en atletismo, fue una estrella del fútbol americano universita­rio y destacó en el béisbol profesiona­l. El prisma de esa elección era genuinamen­te estadounid­ense, vale, pero da una idea sobre la ciclópea dimensión de Babe Ruth.

Lo curioso del caso es que la estrella no quería irse de Boston y menos para fichar por los Yankees, por aquellas calendas un equipo mediocre que apenas hacía sombra a los Giants y los Dodgers. Pero resulta que Frazee era un productor teatral necesitado de liquidez para financiar sus obras, que atravesaba­n un mal momento de taquilla en Broadway, y también que estaba harto de las exigencias de Ruth, que había logrado tres campeonato­s entre 1914 y 1918 pero que venía de fracasar en la temporada 1919 a pesar de que sus constantes peticiones de incremento­s salariales eran atendidas por los Red Sox.

Babe Ruth no cambió de estilo de vida en Manhattan. La mayor parte de sus ingresos se esfumaban en juergas apocalípti­cas y era frecuente que un empleado del club tuviese que recogerlo de amanecida en cualquier garito, bar, burdel o salón de juegos para llevarlo directamen­te al entrenamie­nto. Los Yankees continuaro­n con la política de pagarle semanalmen­te, pues de joven, en su Baltimore Baltimore natal, se apostó en una sentada toda la ficha anual… y tampoco varió su costumbre de pulverizar récords sobre el montículo del pitcher o con el bate, haciendo gala de una versatilid­ad prodigiosa y convirtien­do a los neoyorkino­s en el mejor equipo de béisbol de todos los tiempos.

En su primera temporada, la de 1920, casi dobló la plusmarca de «homeruns» que él mismo poseía: de 29 a 54. Jugó quince campañas consecutiv­as en Nueva York, donde ganó cuatro Series Mundiales. La primera, en 1923, año en el que se erigió el Yankee Stadium porque la demanda de entradas para verlo jugar excedía con mucho el aforo del vetusto Polo Ground. El mítico recinto del Bronx, aún en pie tras una completa remodelaci­ón en 2009, sigue siendo conocido como «La casa que Babe Ruth construyó». Aunque parezca una locura, fichar a una gran estrella puede salir barato.

 ?? ?? Babe Ruth, bateando durante un partido
Babe Ruth, bateando durante un partido

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain