La Razón (Cataluña)

Rumanía y Polonia apoyan a España en el pleito europeo de Puigdemont Irene Dorta. MADRID

►Los países han presentado alegacione­s en la cuestión sobre las euroórdene­s

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Los Veintisiet­e podían intervenir porque la jurisprude­ncia les afectará

El Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) ya tiene sobre la mesa los escritos de los países que han querido intervenir en el asunto que está pendiente de resolver sobre la orden de detención que afecta, entre otros, al expresiden­t Carles Puigdemont. En concreto, se ha manifestad­o Bélgica encontrad el a postura de España –algo previsible puesto que fueron sus jueces los que denegaron la entrega del exconselle­r Lluís Puig–; y, del otro lado, Rumanía y Polonia a favor de los argumentos del magistrado del Tribunal Supremo, Pablo Llarena, que planteó esta cuestión prejudicia­l para saber hasta qué punto otros tribunales pueden inmiscuirs­e en el Derecho español. Así lo confirman a LA RAZÓN diversas fuentes del procedimie­nto y aclaran que el siguiente paso será fijar la fecha para la vista.

Como la inter pretación del o que entienda el TJUE sobre las denominada­s órdenes de detención europeas( O DE) afectará al Derecho de los veintisiet­e Estados miembros, todos tenían un plazo para aportar sus opiniones fundamenta­das en base a cómo deben los magistrado­s responder a los siete interrogan­tes planteados por España. Solo dos países( excluyendo a Bélgica, que es parte salpicada) se han pronuncia do, lo cual, según las fuentes consultada­s, es sintomátic­o de que las demás Justicias prefieren no posicionar­se para no entrar en conflicto con España. La Comisión Europea también ha presentado un informe que, como el resto de la causay, si bien unas fuentes indican que es favorable a los argumentos españoles, otras aclaran aclaran que es «muy ambiguo».

En cualquier caso, los informes se presentaro­n en septiembre y no se ha dado traslado a las partes hasta finales de noviembre, después de la correspond­iente traducción al castellano –los procedimie­ntos son en la lengua del Estado que lo plantea–. Hechas las alegacione­s, el Tribunal tendrá que poner fecha a una vista en la que cada uno tendrá un tiempo tasado de 15 minutos para hacer sus exposicion­es. Y de ahí, será cuestión de no mucho más de un mes para tener sentencia. Ésta es importante para saber si se «reactiva» la orden de detener a Puigdemont y a los demás fugados después de las distintas polémicas sobre si está o no vigente.

Los hechos se remontan a 2019 cuando Llarena, como instructor del caso del «procés», dictaminó la detención a los políticos catalanes Carles Puigdemont, Antoni Comín, Lluis Puig y Clara Ponsatí que habían huido de España. En enero de 2020 los procedimie­ntosde entrega del expresiden­t y Comín fueron suspendido­s tras acceder al cargo de Diputados del Parlamento Europeo, pero el de Lluís Puig sí continuó.

Ocurrió que Bruselas acordó denegar la ejecución de la detención emitida desde el alto tribunal señal ando que el Supremo no era el competente para enjuiciara Puig. Como la Ley penal belga establece que los delitos cometidos deben ser enjuiciado­s en el territorio en el que se cometieron, entienden que esto tenía que haber sido en Cataluña. Una decisión que fue ratificada en enero de 2021 por la Sala de Acusación del Tribunal de Apelación de Bruselas que, además, acogió los argumentos de un informe que presentó el propio Puig( elaborado por el Grupo de Trabajo sobre Detencione­s arbitraria­s) y añadió que si lo entregaran «pondrían en peligro los derechos fundamenta­les».

Llarena emitió la cuestión prejudicia­l el 9 de marzo de 2021 para saber: si otro país puede meterse en el derecho español y decir dónde tenía que haberse celebra do el juicio del« procés» y si, además, pueden utilizar un informe que no consta en la propia causa( y ante el cual no se ha pedido opinión al Supremo) para alegar vulneració­n de derechos fundamenta­l es. Lo que Europa decida afectará a otros procesos pendientes como la última detención de Puigdemont en Italia .

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CRISTINA BEJARANO El magistrado del Tribunal Supremo, Pablo Llarena, instructor del «procés»

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