La Razón (Cataluña)

La renuncia del primer ministro de Sudán deja vía libre a los golpistas

► Con la salida de Hamdok se compromete aún más la transición democrátic­a iniciada en 2019

- Antonio Navarro. RABAT

El «premier» no ha podido aplacar las protestas contra los militares ni formar un Gobierno técnico

en la situación en Sudán. El primer ministro Abdallah Hamdok dimitió en la noche de ayer tras varios días de protestas en las principale­s ciudades contra el actual gobierno. Hamdok había sido depuesto por la asonada el 25 de octubre y rehabilita­do el 21 de noviembre con la promesa de que, tras haber alcanzado un acuerdo con los golpistas, el proceso de transición seguía su curso. El proceso democrátic­o abierto tras el derrocamie­nto del dictador Omar al Bachir –que atesoró 30 años de autocracia– en abril de 2019 está más en el aire que nunca.

Según la hoja de ruta alcanzada supuestame­nte por militares y civiles el 21 de noviembre, Hamdok tenía que nombrar un nuevo gobierno independie­nte y tecnocráti­co que debía guiar los destinos del país africano hasta la celebració­n de elecciones libres en 2023. Seis semanas después el dimisionar­io jefe del Gobierno ha fracasado en su intento. Pero desde el primer momento una gran parte de los sudaneses descreyó. Las protestas, congregand­o a decenas de miles de personas, no han cesado desde entonces. La respuesta de las autoridade­s autoridade­s y las Fuerzas de Seguridad tampoco ha permitido albergar demasiadas esperanzas: interrupci­ón de las tele comunicaci­ones, cortes de carreteras y, sobre todo, duras cargas contra los manifestan­tes–granadas, gases lacrimóg en os–y un balance de cinco muertos y varios centenares de heridos.

En su discurso televisado del domingo, Hamdok aseguró que Sudán necesita una acuerdo nacional para establecer una «hoja de ruta» con vistas a completar la transición. «He decidido renunciar a mi responsabi­lidad como primer ministro y darle una oporDeteri­oro tunidad a otro hombre o mujer de este noble país para… ayudar a que complete lo que queda del período de transición hacia un país democrátic­o y civil», aseguró el ya ex primer ministro. Por si no quedaba lo suficiente­mente claro, el Ejército es en estos momentos el único actor en el poder.

Además, el político sudanés lamentó que había intentado evitar que su país «se deslizara hacia el desastre», pero que «a pesar de todo lo que se había hecho para alcanzar un consenso, no había sido posible». A su juicio, Sudán se encuentra «en un peligroso punto de no retorno que amenaza toda su superviven­cia».

Hamdok, economista de profesión y ex empleado de Naciones Unidas –lo cual se ha granjeado un considerab­le respeto internacio­nal–, llegó al puesto de primer ministro tras el acuerdo alcanzado en 2019 entre militares y civiles para compartir el poder hasta la celebració­n de elecciones libres a lo largo del año que viene. Como consecuenc­ia del golpe de Estado liderado por el general Abdel Fattah Burhan a finales de octubre, Hamdok fue recluido en arresto domiciliar­io. Su Gobierno fue disuelto.

Con su perseveran­cia, una parte importante de los sudaneses está demostrand­o una valiente determinac­ión por evitar que el proceso de transición hacia un poder plenamente civil se vea frustrado. Entre los lemas esgrimidos en las marchas que se han celebrado en Jartum y en otras ciudades del país en los últimos días, «el poder es para el pueblo, los militares a los cuarteles» o «el Estado es civil y no militar». El balance provisiona­l de fallecidos desde que comenzaron las protestas en octubre asciende a 57, según organizaci­ones afines al movimiento de contestaci­ón popular.

La dimisión de Hamdok seis semanas después de haber sido rehabilita­do sume a Sudán en la más absoluta incertidum­bre. Como primer ministro trató de reducir la deuda estatal, lo que implicó decisiones impopulare­s como el recorte de los subsidios y la consecuent­e subida de precios que desembocar­on, a su vez, en un creciente malestar social. Por otra parte, un sector de la sociedad no ha entendido en ningún momento la «traición» de volver a las órdenes del general Abdel Fattah Burhan y otro lamenta el fracaso político de un hombre que percibiero­n como genuinamen­te bienintenc­ionado.

El proceso democrátic­o abierto tras el derrocamie­nto de Al Bachir está más en el aire que nunca

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AP Las manifestac­iones contra los militares sudaneses se han repetido desde el golpe de Estado de octubre

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