Roma elige la eternidad frente a un McDonald’s
AndyAndy Warhol afirmó una vez que «lo más hermoso de Florencia es el restaurante McDonald’s». Warhol consideraba que allí donde había un McDonald’s, había belleza y que –eran los años 70–, por tanto, en Moscú, donde la multinacional norteamericana no se había instalado por razones obvias, no existía belleza. Esta particular concepción de lo bello parece haber sido asumida como un axioma grabado a fuego por la cadena de comida rápida, hasta el punto de que, entre sus planes de expansión en Roma, se ha encontrado abrir un restaurante de autoservicio en unos terrenos adyacentes a las míticas Termas de Caracalla. Si McDonald’s es el principal paradigma de la belleza en la sociedad pop, ¿por qué no honrar con uno de sus restaurantes a uno de los principales emblemas patrimoniales de la ciudad eterna?
Por suerte, parece que la idea de belleza de las autoridades italianas difiere drásticamente de la de Warhol. Y eso que, en un primer momento, el Ministro de Cultura italiano y el Consejo de la Ciudad de Roma dieron los permisos necesarios. Tras la campaña mediática orquestada contra los planes de la multinacional norteamericana la posición del Ministro varió de inmediato, alineándose con aquellos que veían en este proyecto empresarial una agresión contra el patrimonio. Y hace unos días, el Consejo de Estado confirmó el veredicto del Tribunal de Primera Instancia que paralizaba los planes de McDonald’s de abrir un restaurante junto a estas Termas, construidas entre los años 212 y 216, durante el mandato del emperador Caracalla.
Este conjunto termal se halla situado en un área que incluye el Parque Caffarella, la Vía Apia y varios acueductos romanos, protegidos por planes paisajísticos nacionales y regionales, así como por la propia UNESCO. Pretender ubicar un establecimiento de comida rápida en este entorno constituye una pretensión tan demencial que lo sorprendente es que, en última instancia, su rechazo se haya producido in extremis, y a resultas de la presión popular. Atendiendo a anteriores pugnas como la de Florencia, el conflicto entre McDonald’s y las autoridades no ha sido el primero ni, con seguridad, será el último.