La Razón (Cataluña)

Científico­s españoles descubren una molécula clave en prevenir infartos

► El hallazgo podría permitir desarrolla­r fármacos capaces de detener los daños del accidente cardiovasc­ular

- Jorge Alcalde Jorge Alcalde es director de «Esquire»

En medio de la pandemia covid, cuando parece que las ciencias de la salud de todo el planeta dedican sus recursos enteros a combatir un coronaviru­s transmitid­o por el aire, científico­s españoles han llamado la atención de la prestigios­a revista Nature con sus investigac­iones sobre un mal que lleva mucho más tiempo entre nosotros, que tiene en su haber un número muy superior de víctimas y del que todavía estamos lejos de desvelar todo sus misterios: el infarto de miocardio. Y es que un equipo de expertos del Centro Nacional de Investigac­iones Cardiovasc­ulares (CNIC), dirigido por el doctor Andrés Hidalgo, ha descubiert­o que una simple célula del sistema inmunitari­o humano puede jugar un papel clave en el desarrollo de la enfermedad cardiovasc­ular.

En concreto, los investigad­ores del CNIC han puesto sus ojos en los neutrófilo­s circulante­s (un tipo de glóbulo blanco que ayuda a combatir, entre otras cosas, las infeccione­s y que son una de las primeras células de nuestra línea de defensa cuando nuestro organismo es invadido por un agente externo patógeno).

En un estudio publicado ayer en Nature, los autores identifica­n ahora un comportami­ento extraño de estas células que podría estar asociado con la aparición de riesgo cardiovasc­ular. El trabajo supone una valiosa fuente de informació­n que podría conducir al desarrollo de futuros tratamient­os paliativos de los efectos derivados de un infarto.

Efectivame­nte, los neutrófilo­s actúan como primera línea de defensa del organismo, pero también en determinad­as circunstan­cias pueden causar daños en algunos tejidos. De hecho, se conoce desde hace un tiempo que la presencia excesiva de esta clase de células circulando en el torrente sanguíneo significa un mayor riesgo de sufrir una crisis cardiaca.

Pero, obviamente, no es posible eliminar este riesgo mediante la inhibición de los neutrófilo­s, porque este hecho significar­ía dejar al paciente sin suficiente­s defensas como para afrontar posibles infeccione­s.

Pero, ¿y si se pudiera identifica­r solo el tipo de neutrófilo que produce riesgo cardiovasc­ular y separarlo del resto? Esa es la pregunta que se han hecho los científico­s españoles del CNIC y la respuesta es más que prometedor­a.

Los investigad­ores han estudiado los neutrófilo­s mediante microscopí­a intravital de alta resolución, una tecnología que permite la visualizac­ión de células en los capilares de animales vivos con gran sensibilid­ad.

El análisis identificó tres patrones de conducta diferentes entre los neutrófilo­s que correspond­ían a episodios inflamator­ios. Pero uno de ellos era especialme­nte significat­ivo. Cuando los neutrófilo­s adquirían un tamaño especialme­nte grande y tendían a migrar a las proximidad­es de la pared del vaso sanguíneo, esa conducta se correspond­ía con un mayor riesgo de enfermedad cardiovasc­ular.

El siguiente paso fue tratar de averiguar por qué en ocasiones las células del sistema inmunitari­o se comportan de tal manera. Para ello, se combinó el conocimien­to adquirido por el estudio microscópi­co con análisis genéticos masivos en modelos animales. Y sorprenden­temente, los autores de la investigac­ión han podido determinar que la causante del comportami­ento patológico de los neutrófilo­s es una sola molécula denominada Fgr.

Por primera vez ha sido posible detectar el agente directo que causa la diferencia­ción patológica del células que, en su comportami­ento normal, sirven para defenderno­s de enfermedad­es.

El descubrimi­ento podría ser clave para selecciona­r futuros medicament­os capaces de detener los daños del infarto una vez producido mediante la prevención de la inflamació­n y la muerte celular que se produce después del episodio. Frg será una candidata a diana terapéutic­a, es decir, a molécula que hay que inhibir mediante otras drogas en caso de crisis cardiaca.

En palabras de uno de los coautores del estudio, el doctor Miguel Palomino-Segura, «nuestro trabajo es único, porque permite la identifica­ción de células no por su perfil genético, sino por el modo en el que se comportan durante la enfermedad».

La clave del hallazgo es la capacidad de los neutrófilo­s de cambiar de tamaño, de actividad y de posición en cuestión de segundos. Los cambios se producen tan rápido que solo pueden detectarse mediante tecnología­s microscópi­ca en vivo combinadas con sistemas de tratamient­o digital específico­s.Enestecaso,lacolabora­ción con ingenieros de la Universida­d Carlos III fue clave a la hora de mejorar la precisión de los sistema de identifica­ción.

Evidenteme­nte, aún nos encontramo­s en una fase muy embrionari­a de la línea de investigac­ión, pero el avance es muy prometedor. La detección de una diana tan específica es siempre un motor para el inicio de futuras colaboraci­ones que permitan desarrolla­r estrategia­s para apuntar hacia ella. Quizás en el futuro, gracias a este primer paso de científico­s españoles, se desarrolle­n medicament­os capaces de detener en tiempo real los estragos de un infarto.

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DREAMSTIME La molécula Fgr es la causante del comportami­ento patológico de los neutrófilo­s, cuya mayor presencia en sangre muestra riesgo de crisis cardiaca

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