Biden culpa a Trump del asalto al Capitolio
►En el aniversario de la insurrección El presidente se dirige a la nación con un durísimo discurso contra su predecesor y sus mentiras
PocosPocos minutos antes de las 9 de la mañana, el presidente de EE UU, Joe Biden, y la vicepresidenta Kamala Harris llegaban al Capitolio ayer, exactamente al mismo lugar donde se cumplía un año del histórico asalto del 6 de enero contra la democracia estadounidense. Las imágenes de la insurrección dieron la vuelta al mundo, que contempló estremecido cómo miles de seguidores del entonces presidente saliente, Donald Trump, entraban a la fuerza, enfurecidos y armados, para detener el proceso de certifidente de los votos de las elecciones de 2020. Biden y Harris eran recibidos, a su llegada a la sede del legislativo, por la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, la tercera persona en la línea de poder en EE UU después del presidente y la vicepresidenta. Durante cerca de veinte minutos, Biden se dirigió de forma contuna contuna la nación culpando a Trump en numerosas ocasiones, aunque sin mencionar su nombre, por poner en riesgo la democracia, incitando a sus seguidores a asaltar el Capitolio y viendo el ataque por televisión «sin hacer nada durante horas mientras la Policía era asaltada».
En su duro alegato contra el ex mandatario, Biden recordó que «hace un año, en un lugar seguro, la democracia fue atacada. La voluntad del pueblo estaba siendo atacada. Y nuestra Constitución enfrentó la más grave de las amenazas», recalcó el presidente de Estados Unidos en referencia al trágico episodio de la insurrección. «El año pasado, por primera vez en nuestra historia, un presidente que acababa de perder las elecciones trató de evitar la transferencia pacífica de poder cuando una turba violenta asaltó el Capitolio. Pero fallaron. Y en este día del recuerdo que debemos asegurarnos de que tal ataque nunca vuelve a suceder», añadió Biden, prometiendo defender a la nación de las amenazas contra el derecho a voto de los estadounidenses y las autocracias.
Biden, junto a su vicepresidenta y desde la sede del poder legislaticación
vo, recalcó con dureza que Trump «no sólo es un ex presidente, sino que es un ex presidente derrotado». El demócrata recordó, sobre su predecesor, sus «mentiras» y su «ego herido» tras perder la reelección, aunque Trump «falló en sus intenciones», agregó Biden, de aferrarse al poder al intentar bloquear el relevo presidencial justo un año atrás. «El poder debe ser transferido pacíficamente», enfatizó.
Harris tomó la palabra antes que Biden y prometió a los estadounidenses, en un discurso pausado, que tanto ella como el presidente «establecerán Justicia» estando al frente de la Administración y «defenderán la Constitución» de Estados Unidos. Harris dedicó públicamente unas palabras de admiración hacia el liderazgo del presidente demócrata y su mensaje de unidad a la nación.
La gran preocupación demócrata ahora, como dejó de manifiesto la intervención de la vicepresidenta, es el uso del derecho a voto de los estadounidenses como arma política por parte de los republicanos, que tratan de enfocar sus esfuerzos a nivel estatal y local a evitar que los procesos electorales sean más ágiles y accesibles para que todos puedan ejercer su derecho en las urnas.
Se acercan las decisivas elecciones de mitad de mandato, en noviembre de este año, y para ambos partidos es clave aspirar a alcanzar la mayoría en el Congreso, tanto el Senado como la Cámara de Representantes, para tener la última palabra en las decisiones más importantes del país, sobre todo en asuntos que mantienen totalmente divididas las posturas de ambas formaciones políticas y, en consecuencia, polarizada a la población estadounidense.
«Debemos aprobar los proyectos de derecho al voto, que están por encima del Senado», indicó Harris. Un problema de fondo entre liberales y conservadores que augura convertirse en arma arrojadiza entre partidos, de la misma manera que lo fue durante la pandemia el uso de la mascarilla.
Un año después del asalto al Capitolio, el comité del Congreso que lleva a cabo la investigación intenta esclarecer todos los detalles del suceso, sin precedentes, que mantuvo en vilo al mundo entero, pendiente de lo que sucedía en Washington ante la amenaza de sus propios ciudadanos. Biden aseveró que «no puedes amar a tu país sólo cuando ganas. No puedes cumplir la ley sólo cuando te conviene. No puedes ser patriótico cuando aceptas o permites mentiras».
Trump,quehabíacanceladouna rueda de prensa en su residencia de Mar-a-Lago (Florida), no pudo resistir la tentación de responder a Biden después de su durísimo discurso, y le acusó de haber usado su nombre «para tratar de dividir aún más a EE UU». En una serie de tres comunicados emitidos a través de su grupo de acción política, el ex presidente volvió a insistir en su teoría sin pruebas de que hubo un fraude electoral en 2020, y en que la atención debería centrarse en ese tema en lugar de en el asalto, que dejó cinco muertos y 140 agentes heridos.
Las únicas voces conservadoras que quisieron dejar clara su oposición a ese argumento fueron las de Dick Cheney, que fue vicepresidente durante el mandato de George W. Bush (2001-2009), que acudió al Congreso junto a su hija, la congresista republicana Liz Cheney, relegada al ostracismo en su partido.
Su ego herido le importa más que nuestra democracia o nuestra Constitución»
«Fue derrotado, por más de 7 millones de votos, en unas elecciones completas, libres y justas»
Joe Biden