Sánchez vuelve a desautorizar a Garzón
► Ya en clave electoral, saca pecho de su gestión y sortea la crisis de la carne mostrando su apoyo al sector
ElEl Comité Federal del PSOE –que no se reunía desde octubre– fue un manual de autoayuda. Pedro Sánchez cumplió ayer dos años al frente del Gobierno de coalición pero ante el PSOE se abre un tramo final de legislatura lleno de grietas y, seguramente, sinsabores. La última, a costa de las palabras de Alberto Garzón, a quien ayer, sin citarle directamente, el presidente del Gobierno volvió a desautorizar. Y es que el Gobierno ha aprobado más de 43 leyes demostrando su «mala salud de hierro», pero el PP ha abierto la Caja de Pandora en Castilla y León, a la que seguirá Andalucía, abriendo un periodo de incertidumbre hasta las generales de 2023, si no se adelantan.
Sánchez sacó pecho y salió reivindicando el «proyecto socialdemócrata» como garantía de avance y de cambio para «crecer para repartir y repartir para crecer». Puso en valor la moción de censura para acabar con «los recortes, la parálisis y la corrupción», y los últimos datos del paro como ejemplo de superación de la crisis destacando una «recuperación robusta» con aumentos salariales. Sin olvidarse de promesas como la conexión por AVE para todos los ciudadanos o de llenar de nuevo «la hucha de las pensiones».
Al mismo tiempo, hizo bandera de la reforma laboral para reducir el desempleo y la temporalidad, sin mencionar a Yolanda Díaz, y bajo la atenta mirada del ministro Félix Bolaños.
En este punto, pidió «formalmente el apoyo de todos los grupos para su convalidación» y a los militantes socialistas, que la defiendan y expliquen, al tiempo que preguntó qué intereses defiende el PP si no respeta los de empresarios y trabajadores que la han pactado, pues el acuerdo «representa a la amplia mayoría de españoles muy por encima de sus ideologías».
Tampoco se olvidó de exigir a los populares que «sean constitucionalistas» y no bloqueen la reforma de los organismos institucionales. Sánchez contrapuso la voluntad del Ejecutivo de llegar a acuerdos y de buscar la estabilidad del país frente a lo que considera la deslealtad del PP, y presentó al PSOE como avance y al PP como retroceso. Eso sí, ninguna referencia a Cataluña ni a la Mesa de Diálogo que reclama ERC.
El máximo responsable del PSOE y del Gobierno ratificó su oposición a que el gas y la nuclear sean consideradas energías limpias como propone Bruselas y sacó pecho en el precio de la luz porque «gracias a rebajar la fiscalidad ni la industria ni los consumidores se vieron afectados», en lo que calificó un esfuerzo enorme de recursos públicos. «Los socialistas trabajamos por la dignidad y por el respeto».
Las buenas palabras del presidente perseguían el objetivo de dar moral a los socialistas para afrontar la segunda mitad de la legislatura. Las previsiones demoscópicas no son buenas y el cambio de Gobierno no ha cuajado y no ha dado el impulso que los socialistas necesitan necesitan en estos momentos plagados de nubarrones. Las elecciones de Castilla y León son las primeras en las que la actual cúpula del PSOE no podrá culpar a su particular chivo expiatorio: Iván Redondo.
Las previsiones demoscópicas son negativas para Luis Tudanca, actual candidato en Castilla y León, y estará por ver a quién señala la «cúpula de Murcia» por el mal resultado que se avecina, contraviniendo los designios monclovitas y presidenciales de que ahora se abre una nueva etapa porque ha vuelto el PSOE.
Y más negativas son estas perspectivas electorales desde que el ministro Alberto Garzón ha dado munición a la oposición tras sus declaraciones sobre el tema de la carne. El PSOE no se ha atrevido a cesarlo y lo está lastrando en una comunidad muy sensible en materia agrícola y ganadera. Munición que puede dejar sin procuradores a Podemos, su partido. El PSOE se ha desmarcado y defiende al sector cárnico, como el propio Sánchez, que ayer, sin nombrarle directamente, volvió a ningunearle como el pasado verano, desautorizándole diciendo que el Ejecutivo «cumple» con el sector.
Reclama el apoyo de todos los grupos para sacar adelante el decreto de la reforma laboral