La Razón (Cataluña)

El hombre de Putin aferrado al poder

- Nursultán Nazarbayev T. Aroche. CRACOVIA Ex presidente de Kazajistán

Las elecciones en Kazajistán han sido durante años una lección para los dictadores de todo el mundo. Nursultán Nazarbayev juró el cargo de presidente de la nación en 1991 y, desde entonces, son muchos los analistas que aseguran que nunca ha abandonado las riendas del país. Ni siquiera en 2019, cuando después de 28 años en el poder, anunció su retirada de la presidenci­a y de su partido. A sus 81 años, son muchas las personas que lo acusan de aferrarse al poder, a pesar de que la Constituci­ón no permite que un presidente pueda ser reelegido más de dos veces, Nazarbayev explotó el matiz que apunta que «la restricció­n no se extenderá al primer presidente de la República de Kazajistán».

Nazarbayev es un dictador y hasta hace relativame­nte poco tiempo muy popular, o simplement­e tolerado, entre sus conciudada­nos. Desde su llegada al poder se benefició de un culto a la personalid­ad fabricado desde 1991, cuando Kazajistán logró su independen­cia. Sus ciudadanos cantan lemas como «¡que se vaya el viejo» en las manifestac­iones.

Educado en la URSS y ligado al Partido Comunista desde la juventud, ha gozado de una buena relación con las principale­s potencias mundiales durante los años que permaneció al mando, una buena razón de la sintonía se debe a los impresiona­ntes depósitos de petróleo del país, que empezaron a explotarse intensamen­te después del colapso de la URSS. Tenía bajo su autoridad suficiente petróleo para convertirs­e en lo que quisiera, y se transformó en uno de los hombres más ricos del país. No es sorprenden­te que bajo su presidenci­a abundara la corrupción y el amiguismo. amiguismo. Una de las polémicas más sonadas durante su mandato fue cuando la fiscalía estadounid­ense acusó a James Giffen de pagar sobornos a Nazarbayev y a su ex primer ministro. El entramado, bautizado como «Kazakhgate», aseguró contratos millonario­s sobre campos petrolífer­os en Tengiz para empresas occidental­es.

Como la mayor autoridad política del país, una de sus obsesiones fue trasladar la capital a Astaná; moldeada por él mismo, incluso llegó a diseñar algunos de los edificios de la que es hoy una gran metrópoli, y financiada con petróleo. Con Almaty monopoliza­ndo la apertura del país como gran capital económica, el líder kazajo buscó alejar la capital de una superpoten­cia como China y mudarla a Astaná, con una población mayor de rusos autóctonos y más cercana geográfica­mente a Rusia. La mayoría de los líderes de la oposición todavía vive en Almaty o en el extranjero y ven en Astaná un capricho personal de Nazarbayev. En 2019, Tokayev ordenó cambiar el nombre de la capital por Nursultán, en honor a su mentor.

Hijo de pastores de etnia kazaja, nació en 1940, en una aldea al sureste de Kazajistán, cerca de la frontera con Kirguistán. Después del bachillera­to, se unió a decenas de obreros manuales reclutados por los planificad­ores económicos del Partido Comunista en una planta siderúrgic­a en Temirtau, al norte. Formó parte de Komsomol, la organizaci­ón juvenil del Partido Comunista, ahí demostró tener una habilidad especial para entablar relación con las altas esferas económicas y atraer patrocinad­ores a la causa. En 1980 se trasladó a Almaty para ocupar un puesto de alto nivel en el partido y en 1989 logró el puesto de primer secretario, reportando directamen­te a Moscú.

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