La Razón (Cataluña)

Los hospitaliz­ados Ómicron

►Más jóvenes, con mayor presencia de mujeres, menos graves y con menor riesgo de terminar en las unidades de críticos. Así es el perfil de los ingresados por culpa de la nueva variante

- Jorge Alcalde

LaLa variante Ómicron también puede llevarte al hospital. Es cierto que todos los datos recogidos internacio­nalmente confirman que esta variedad nueva del SARS-CoV2 produce una enfermedad más leve, que la letalidad final es sensibleme­nte sensibleme­nte menor y que la vacunación masiva permite afrontar un panorama de infeccione­s muy elevadas pero menor tasa relativa de casos graves. Aún así, a la luz de los registros de ingresos y asistencia­s en Unidades de Cuidados Intensivos (UCI), la variante extendida por medio mundo no está exenta de riesgos.

Ómicron está dando lugar a una nueva versión de la enfermedad respirator­ia aguda grave (SARS) con sus propios patrones de conducta y su evolución singular. Pero ¿cómo de singular? ¿En qué se parece y en qué se diferencia la nueva forma de enfermedad de las conocidas hasta ahora? ¿Hay un perfil de hospitaliz­ado Ómicron diferente al de los enfermos Delta más graves? Una nueva publicació­n de la revista Journal of the American Medical Associatio­n (JAMA) puede ayudar a trazar la respuesta a esas preguntas.

Ómicron presenta el mayor número de mutaciones halladas hasta ahora en ninguna variante de coronaviru­s de las que han suscitado preocupaci­ón entre las autoridade­s sanitarias. Desde las primeras secuenciac­iones de su material genético se ha sospechado que esta variedad presentaba considerab­les aumentos en la capacidad capacidad de transmisió­n y de evasión de la inmunidad frente a las primas más cercanas. Pero ha hecho falta el paso de algún tiempo para empezar a contar con las primeras evidencias sobre el verdadero efecto de estos cambios en la gravedad de la enfermedad.

JAMA publica ahora el primer estudio en tiempo real sobre laincidenc­ia hospital aria relacionad­a con Ómicron. Set rata del análisis deba--

En Suráfrica la mortalidad ha bajado del 19-29% de olas anteriores al 2,7% de la actual por Ómicron

ses de datos de Netcare, una institució­n que agrupa a 49 hospitales sur africanos especializ­ados en asistencia de agudos. Como se sabe, la variante en cuestión fue detectada por primera vez en Suráfrica y la evolución de los casos en ese país es la de más largo recorrido.

El estudio ha permitido recoger historiale­s de todo los pacientes hospitaliz­ados en esos centros con pruebas positivas de Covid-19. En los informes se recogen datos personales de cada paciente, necesidade­s de oxígeno, requerimie­ntos de ingreso en UCI, tiempos de estancia y mortalidad desde el comienzo de los primeros brotes Ómicron en el país hasta el 20 de diciembre.

Los resultados indican que de todos los pacientes que llegaron a los hospitales con síntomas agudos de Covid, el 43 por 100 tuvo que quedarse ingresado, frente al 69 por 100 que lo hizo en las anteriores olas. Los hospitaliz­ados durante la expansión de la nueva variante fueron en general más jóvenes y con mayor presencia de mujeres que en episodios de otras variedades como la Delta. En concreto, la edad media de los hospitaliz­ados fue de 36 años.

De todos los ingresados, el 66,4 por 100 de los enfermos no se había vacunado y en un 9,4 por 100 de los casos no fue posible identifica­r su estado de vacunación. Solo un 24,2 por 100 de los hospitaliz­ados había recibido la pauta inmunizado­ra completa.

Es muy significat­ivo que el número de personas que necesitó ventilació­n mecánica durante el ingreso fue espectacul­ar mente menor entre los pacientes Ómicron (el 17 por 100 frente al 74 por 100 de la anterior ola). Una vez ingresados, el 18,5 por 100 tuvo que pasar a UCI, frente al 29,9 por 100 de las olas anteriores.

La estancia media en el hospital fue de 7 días, tres menos que las anteriores crisis.

El dato más llamativo es el que se refiere a la mortalidad. En las cuatro olas que se han registrado de Covid en Suráfrica la tasa de muertes ha descendido del 19 y 29 por 100 entre las olas 1 y 3 a un 2,7 por 100 en la ola 4.

El patrón de patología asociado a la variante nueva también parece diferente, se presenta un paciente hospitaliz­ado más joven, con más probabilid­ades de ser mujer y con menos patologías añadidas. El pronóstico es mucho más favorable y los riesgos de complicaci­ones respirator­ias, menores. El trabajo presenta, sin embargo, algunas limitacion­es. En primera lugar es difícil extrapolar los perfiles a otros países. La población surafrican­a es más joven que la europea, por ejemplo, y sus porcentaje­s de vacunación son menores. Además, no se ha podido establecer el genotipo del virus en todos los pacientes, aunque se cree que en diciembre la variante Ómicron ya estaba presente en el 95 por 100 de los casos hospitaliz­ados.

Al final del estudio, el 7 por 100 de los enfermos seguía aún en el hospital, por lo que su evolución final no se ha podido recoger.

Pero el trabajo es suficiente­mente representa­tivo como para asegurar que hay un patrón de hospitaliz­ación específico relacionad­o con la última ola de la pandemia.

En este sentido, otro estudio también realizado con pacientes surafrican­os, en este caso llevado a cabo por el Instituto Africano de Investigac­iones de la Salud (AHRI), arroja un dato curioso y quizás inesperado. Tras analizar los casos de 15 de pacientes vacunados y no vacunados que fueron infectados con la variante Ómicron se ha descubiert­o que en ambos casos sus organismos pueden haber sido protegidos contra la variante Delta también.

El trabajo (que está todavía a la esperad eser oficialmen­tepublicad­o) ha sido firmado por el investigad­or del AHRI Al ex Sigal y consistió en el análisis del plasma sanguíneo de los 15 individuos. Como era de esperar, en todos los casos se descubrió una reacción in mu no lógica potente contra Ómicron con capacidad de neutraliza­ción del virus 14 veces superior alas personas que no lo han pasado.

Pero curiosamen­te se detectó que estas personas también desarrolla­ron una cierta capacidad de respuesta contra la variante Delta (4 veces mayor que los no infectados). De confirmars­e este resultado, se comprobarí­a que las personas que han sufrido la infección por Ómicron pueden estar más protegidas contra posibles reinfeccio­nes futuras. En este sentido, las teorías que apuestan porque una infección generaliza­da de Ómicron puede suponer el principio del fin de la pandemia al limitar las opciones de nuevas olas podrían recibir un considerab­le espaldaraz­o.

Jorge Alcalde es director de «Esquire»

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AP Una paciente con Covid-19 recibe ventilació­n asisitida en un hospital de Marsella (Francia)

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