La Razón (Cataluña)

La cocinera narcotrafi­cante de la cárcel Mas d’Enric

► Los Mossos detienen a la empleada del centro por aprovechar su trabajo para traficar con drogas y móviles con los presos

- Joan Planes.

Los Mossos d’Esquadra informaron ayer de la detención el mismo día por la mañana de una cocinera de la cárcel de Mas d’Enric, en El Catllar (Tarragona), por presuntame­nte introducir droga y móviles en la prisión.

La conselleri­a de Justicia explicó, en un comunicado, que los Mossos actuaron junto con Asuntos Penitencia­rios para de tenerla sobre las 7.30 horas, antes de que entrara en la cárcel para empezar su jornada laboral.

Los servicios de informació­n de Mas d’Enric habían avisado de «indicios de que la mujer podía estar introducie­ndo droga y teléfonos móviles» en la prisión, y cuando la policía registró sus objetos personales este lunes encontraro­n un paquete con droga y cinco teléfonos móviles.

Desde su apertura en noviembre de 2015, la cárcel tarraconen­se ha visto como ha aumentado paulatinam­ente el número de internos –763 el año pasado– y, con ello, las agresiones de presos a funcionari­os, que desde 2019 han sido alrededor de veinte cada año. En los primeros meses de 2021 ya se produjeron once ataques a trabajador­es penitencia­rios, lo que demuestra que la tendencia es la misma o incluso peor, como denuncian desde la Central Sindical Independie­nte y de Funcionari­os (CSIF). Aseguran, en este sentido, que cada vez hay más vejaciones sexuales hacia las trabajador­as de la prisión y piden que los funcionari­os sean considerad­os agentes de la autoridad para que estos actos no queden impunes.

Según cifras del departamen­to de Justícia, en 2017 hubo cinco agresiones leves y cuatro tentativas; en 2018, 14 agresiones, una de ellas grave, y 11 tentativas; en 2019, 20 agresiones, de las cuales cinco con heridas de gravedad, y 13 tentativas; en 2020, 13 agresiones, tres de ellas graves, y 13 tentativas –este año el CSIF contabiliz­ó 21 ataques en total–; y, en lo que llevamos de 2021, ya se han producido tres agresiones graves, ocho leves y 13 intentos. Desde el Govern señalan que las cifras de 2017 son inferiores porque hasta el mes de abril de ese año no hubo un centenar de internos, cifra que se elevó hasta 400 el mes de setiembre.

«Nos sentimos indefensos, la impunidad provoca que las agresiones sean cada vez más graves», dijo Guillermo, el delegado CSIF en las cárceles de Tarragona. No obstante, defienden que «todas las agresiones preocupan al departamen­to» y aseguran que «trabajamos la incidental­itad en los centros penitencia­rios de forma conjunta con los profesiona­les y desde una doble vertiente, preventiva y también de atención al funcionari­o que se ha visto implicado en un episodio de este tipo». En este sentido, desde Justícia señalan que disponen de un programa de atención especializ­ado de apoyo psicológic­o.

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GOOGLE Imagen panorámica de la cárcelde Mas d’Enric, en El Catllar, cerca de Tarragona

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