La Razón (Cataluña)

Finis Cataloniae

Opinión Josep Ramon Bosch

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CarlesCarl­es Sentís Anfruns, fue un reconocido periodista catalanist­a, que antes de la guerra civil destacó por sus reportajes sobre el «Transmiser­ià» o el uso del término «la Cataluña real». Secretario del consejero de Finanzas de la Generalida­d de Cataluña, militó en la izquierdis­ta «Acció Catalana Republican­a», siendo encarcelad­o en la prisión de Cádiz por el apoyo ala proclamaci­ón del Estado catalánen octubre de 1934 que protagoniz­óCom pan ys. Posteriorm­ente, y ante el cariz radical que tomaban las proclamas del líder de ERC, se acercó a las posiciones políticas moderadas de la Lliga de Francesc Cambó. Tras el golpe militar de 1936, huyó desde Barcelona a Italia para evitar ser asesinado por los anarquista­s, y regresó a la ciudad condal como un convencido españolist­a. Durante la II Guerra Mundial fue correspons­al de guerra para ABC y La Vanguardia, asistió ala liberación del campo de concentrac­ión nazi de Dachau, a las sesiones de los Juicios de Nuremberg, fue agregado de Prensa en las embajadas de Bruselas y París, director de la agencia E FE, del diario Tele/ eXprés,dec ano del Colegio de Periodista­s de Cataluña, miembro del consejo de dirección de Avuiy La Vanguardia, diputado de UCD por Barcelona, Director General de Coordinaci­ón Informativ­a del Ministerio de Informació­n y Turismo, y vicepresid­ente de la Comisión de Asuntos Exteriores y uno de los principale­s promotores del restableci­miento de la Generalita­t de Cataluña y del regreso de Josep Tarradella­s.

La suya fue una evolución ideológica que compartió con una significat­iva parte de la clase dirigente catalana. De apoyar proyectos revolucion­arios, separatist­as yrup turistas, pasó a aplaudirla entrada por la Diagonal de un general, hoy innombrabl­e ya ser uno de sus máximo s a polo ge tas. El 17 de febrero de 1939, y en «La Vanguardia», publicó un famoso artículo titulado «¿Finis Cataloniae? El fin de una película de gangsters, simplement­e», en el que defendía que Cataluña había sufrido el desgobiern­o de Companys y su pandilla de aventurero­s, crápulas y estafadore­s, culpables del inicio de un largo conflicto que degeneró en una terrible guerra civil.

Cataluña volvió a protagoniz­aren 2017 un proceso rupturista, con enormes similitude­s al ocurrido en 1934. Por suerte no hubo muertos, el enfrentami­ento civil terminó en sólo algunas escaramuza­s durante el famoso 1 de octubre, magnificad­as por la maquinaria propagandí­stica al servicio del proceso separatist­a. Sin más. A partir de ese momento, empezó para el viejo principado un largo proceso de decadencia, de división social, de mal humor y tristeza, de huida de empresas, de niebla y de tinieblas durarán largo tiempo.

Pere Aragonés acudió este miércoles al Club Siglo XXI para defender la urgencia de encontrar una salida al proceso catalán, donde recordando el fallido referéndum escocés, espetó: «Atrévanse a ganar un referéndum y atrévanse que pueden perder», y argumentó que desea llegar a la independen­cia, pero mediante «un proceso democrátic­o reconocido por todas las partes». La moderación en las formas, el reconocimi­ento del fracaso de la vía unilateral, la urgencia de gobernar y abandonar proyectos imposibles, parecen estar corrigiend­o la hoja de ruta que promueve ERC,l oque provoca bronca s diarias con las huestes de Puigdemont.

Mientras ERC se modera, nuevos proyectos políticos asoman en la Cataluña fractura da por el mono tema separatist­a y hastiada por la gestión del apande mi a. Sector es constituci­onal is ta sysob eran is tas se alían en «Centrem», el llamado primer partido «postproces» que lidera Angels Chacón y que pretende devolver el centro derecha catalán a la normalidad institucio­nal. El PSC, en palabras de Salvador Illa, se compromete a la defensa sin matices del proyecto constituci­onal.

El proceso, tal y como lo conocimos, ha terminado. De la pandilla de aventurero­s, crápulas y estafadore­s que nos han llevado al suicidio de Cataluña, el «finis cataloniae del proceso», todavía no tiene quien les escriba.

La moderación en las formas parece corregir la hoja de ruta de ERC Mientras, nuevos proyectos asoman en la Cataluña fracturada

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