La Justicia alemana condena al torturador del régimen de Asad
► La pena a cadena perpetua contra el coronel sirio sienta un precedente para juzgar los crímenes de la guerra siria
El Tribunal Superior de Coblenza condenó ayer a Anwar R., antiguo coronel de inteligencia sirio, a cadena perpetua por haber participado en el asesinato de 27 personas y en las torturas a otros 4.000 ciudadanos entre el año 2011 y el 2012. El refugiado, de 58 años, fue detenido en 2019 después de que otro inmigrante sirio lo reconociese y le acusase de los hechos por los que ahora le condenaron, tras presentar una demanda gracias a la ONG Centro Europeo por los Derechos Humanos y Constitucionales Constitucionales (ECCHR). Es el primer juicio y la primera condena en todo el mundo por crímenes de guerra y lesa humanidad durante la guerra en Siria.
La jueza se ha basado para la condena en el llamado principio de jurisdicción penal universal, por el cual se pueden perseguir crímenes de lesa humanidad y recogidos en los tratados internacionales en otro país del que se cometieron. En su argumentación asegura que durante las protestas de las así llamadas «primaveras árabes» se produjo un ataque sistemático contra la población civil por parte del Estado sirio que contemplaba asesinatos y torturas. El Tribunal Superior se ha basado en las declaraciones de varias víctimas así como en un archivo de un fotógrafo militar que recogió decenas de miles de pruebas que revelarían el asesinato de unas 6.000 personas y que el fotógrafo consiguió sacar del país. La jueza aseguró que ella misma no olvidará olvidará «jamás esas imágenes». «Los hechos que de que se le acusan se encuentran en un contexto que engloba al Estado sirio, con la tortura y detenciones masivas, violaciones, desapariciones de miles de opositores en Siria», explicaba el portavoz del ECCHR Patrik Kroker en la segunda cadena pública ZDF. Las condiciones en que eran encarcelados los opositores han sido consideradas en sí como una forma de tortura. Uno de las víctimas fue Wassim Mukdad, que declaró ante la jueza alemana y explicó en el telediario público «Tagesschau» que, tras participar en una manifestación, fue encerrado en la cárcel de al-Khatib en Damasco: «87 personas en una celda de 22 metros cuadrados». Los presos no podían dormir todos al mismo tiempo. «Teníamos que turnarnos y la luz permanecía siempre encendida, por lo que no podíamos distinguir entre el día y la noche». Una violación y amenazas contra familiares de los presos habrían tenido lugar en dicho centro penitenciario sirio. Los presos no tenían acceso a médicos ni posibilidad de asearse y todo ello habría sido provocado para extraer informaciones sobre el movimiento de protesta asegura la sentencia.
La jueza describió que, al parecer, a la llegada a la cárcel, los nuevos presos eran recibidos en el patio con palizas. Entre las torturas de los testigos y víctimas se encontraban también el uso de electrochoques y el colgar a los presos de las manos en el techo. El coronel sirio habría tenido una posición alta de responsabilidad en dicha cárcel del servicio secreto, teniendo a su cargo un equipo de hasta 40 personas y habría sabido de las torturas y los asesinatos, por lo que es considerado co-partícipe. El hombre negó durante el juicio su responsabilidad y papel en los hechos durante los más de 100 días que ha durado el proceso.
En el juicio ya se condenó a otro ciudadano sirio en abril de 2020 por complicidad en los asesinatos y torturas a cuatro años y medio de cárcel. El fallo de cadena perpetua supone para el principal acusado y ahora sentenciado que pasaría los próximos 15 años entre rejas y tras ese periodo se valorará si se le aplica la libertad condicional, como recoge la ley alemana, al no reconocérsele una culpa especialmente dolosa. Para ello ha servido el argumento de la defensa de que el acusado ayudó a varios detenidos a escapar de la cárcel y que se habría distanciado del Gobierno de Bachar Al Asad en los últimos tiempos. El veredicto no es definitivo y los jueces de Raslan pedirán una revisión del mismo según aseguraron tras conocerse la sentencia. El Tribunal Federal de Justicia de Alemania tendrá la última palabra al respecto. El próximo 19 de enero tendrá lugar en Frankfurt otro jucio ante el Tribunal Superior de Hessen en el que se acusa a un médico sirio de haber torturado a personas en las mismas fechas en una cárcel de la ciudad de Homs.
Raslan, oriundo de la provincia meridional siria de Homs, comenzó su carrera en los servicios secretos del país árabe en 1993 y en 2008 empezó a trabajar en la Sucursal 251 de Damasco, según HRW. Para comienzos de 2011, poco antes del inicio de la revuelta popular contra Asad, el oficial había ascendido a jefe de Interrogaciones en la también conocida como Sucursal Al Khatib. En 2012 desertó.