La Razón (Cataluña)

La guerra de las estatuas de Padua

El Prato della Valle de la urbe véneta es un lugar de homenaje a egregios personajes, aunque no exento de polémica

- Soraya Melguizo

CerCer ca de un centenar de ilustres personajes han influencia­do la historia y el arte de la ciudad italiana de Padua, en el noreste del país transalpin­o. Casi todos ellos –en concreto, 78– tienen su reconocimi­ento en forma de estatua en el Prato della Valle, una de las plazas más grandes de Europa y un símbolo en la ciudad véneta. Todos menos uno, Elena LucreziaCo­rn aro Pis copia, la primera mujer en el mundo en licenciars­e en una universida­d en el siglo XVII. Un hito que, según Margherita Colonnello y Simone Pillitteri, merecía ser reconocido con una talla en la plaza. Las dos concejalas del grupo municipal de centroizqu­ierda presentaro­n una moción para instalar una efigie de la filósofa, que ha dividido a la ciudad.

«Il Prato», como es popularmen­te conocida la plaza, es un inmenso espacio de casi 90.000 metros cuadrados. cuadrados. Originalme­nte, la plaza estaba ocupada por 88 efigies, todas ellas rigurosame­nte masculinas, pero el ejército de Napoleón destruyó un adecena. Ocho fueron sustituida­spor obeliscos y los dos pedestales restantes quedaron vacíos para recordar el paso de las tropas galas por la ciudad. Es precisamen­te en uno de estos pedestales donde las impulsoras de la iniciativa pretendían levantar una efigie en honor a Elena Lucrezia Cornaro Piscopia.

Hija ilegítima de un alto cargo de la República de Venecia, Elena Lucrezia Cornaro Piscopia logró acceder a los privilegio­s reservados a las clases más altas cuando fuere conocida por su padre. Tenía una capacidad extraordin­aria para las lenguas extranjera­s y con sólo siete años sabía hablar latín y griego. Siendo ya una mujer adulta, aprendió hebreo, español y francés. Pero su pasión eran las letras y los números.Estudió filosofía, matemática­s y teología, hasta que en 1678 logró graduarse en la Universida­d de Padua, convirtién­dose en la primera mujer en obtener una licenciatu­ra.

En el campus universita­rio donde estudió, que este año celebra 800 años de su fundación, ya existe una estatua en honor de la filósofa. Pero las impulsoras de la moción consideran que su excepciona­l trayectori­a debía ser reconocida con una efigie en uno de los lugares más emblemátic­os de la ciudad .« Sería un tributo al conocimien­to», explicó a medios locales Margherita Colonnello. La concejala reconoce que «no es la primera vez» que se discute este tema. «La rectora de la Universida­d y el responsabl­e de cultura han dado señales de apertura y nosotras esperamos que se pueda llegar a un debate abierto que involucre a toda la ciudad», añadió.

La iniciativa, sin embargo, cuenta también con un buen puñado de detractore­s. Calo Fumian, docente universita­rio de Historia Contemporá­nea, sostiene que «mover monumentos como si fueran piezas de Lego es un juego peligroso y poco inteligent­e », además de una traición del espíritu original de la plaza. «Ayudemos a encontrar y visitar el original, sentado triunfalme­nte en la base de las escaleras que conducen al Aula Magna de la Universida­d de Padua».

Para la rectora de la Universida­d de Padua, Daniela Mapelli, el debate va más allá de la estatua de la filósofa. «Son muchas las mujeres contemporá­neas que están haciendo Historia», declaró a la edición local del Corriere della Sera .« El problemaes que, no solo en P ad u a, sino en toda Italia, incluso los nombres de las calles y de las plazas reflejan una cultura que pertenece al pasado. Es importante que la historia empiece a cambiar antes de reescribir­la».

Elena Lucrezia Cornaro Piscopia fue la primera mujer en el mundo en licenciars­e en una universida­d en el siglo XVII

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REUTERS El Prato della Valle, una de las plazas más grandes de Europa

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