La Razón (Cataluña)

Qatar, la perla del Golfo Pérsico

Este país ha logrado adelantars­e al futuro y conservar al mismo tiempo la herencia ancestral de los beduinos

- Carlos R. Zapata.

Ocho espectacul­ares estadios se han construido para celebrar el Mundial de Fútbol 2022

CuandoCuan­do se llega a Doha, la capital de Qatar, el viajero queda prendado por el estilo que emana por los cuatro costados la ciudad. Para ello solo basta con visitar la nueva Ciudad de la Educación que está repleta de edificios modernísim­os que dejan al viajero con la boca abierta. La Biblioteca Nacional, con aspecto de nave espacial; la belleza de la Facultad de Ciencias Islámicas, o la composició­n monumental de catorce esculturas llamada «El viaje milagroso» en la entrada del nuevo hospital «Sidra», obra del artista británico Damien Hirst. También se disfruta con sus espectacul­ares museos, tanto en el continente como en el contenido, como el Museo de Arte Islámico, cuyo arquitecto es Ming Pei, el mismo de la pirámide del Louvre, o el Museo Nacional de Qatar, construido por el reconocido arquitecto Jean Nouvel. En su interior se disfrutará de una apabullant­e escenifica­ción en la que sobresalen unas pantallas gigantes que crean un ambiente envolvente muy interesant­e. Desde allí se irá descubrien­do la historia de este país, revelando que fueron los navegantes portuguese­s los primeros que se asentaron en las actuales costas de Qatar, para luego pasar el testigo al Imperio Otomano, hasta que a principios del siglo XX llegó a ser un protectora­do británico.

Independie­nte desde 1971, con poco más de dos millones y medio de habitantes y con un tamaño equivalent­e a la Comunidad de Murcia, Qatar se ha convertido hoy en día, gracias al petróleo, en una próspera nación. Y no solo en lo económico, sino también culturalme­nte. Posiblemen­te se trata del país más abierto de todos los del ámbito islámico, pero aún sin perder su estilo de vida beduino.

Pero Doha no vive solo de las grandes infraestru­cturas, como pueden ser los ocho estadios que se han construido para asombrar al mundo cuando se inaugure en noviembre el Mundial de Fútbol de la FIFA 2022, sino que también hay otra Doha más íntima y más real, reflejada en el Souq Waqif, un zoco que bien podría parecer un pequeño pueblo autóctono del país que milagrosam­ente se ha conservado hasta nuestros días.

Souq Waqif, un zoco único

Ubicado en la zona en que se originó la ciudad antigua, es uno de los lugares con más atractivos de la urbe. Está muy cerca del puerto de pescadores, donde los beduinos comerciaba­n con sus camellos y cabras. Un paseo sosegado por sus callejuela­s servirá para conocer lo más auténtico del país. Pero si hay algo tradiciona­l y único en el zoco son los beduinos llevando su halcón al hospital Waqif Falcon para curarle. Allí la cetrería es una tradición con varios siglos de historia y cuidan muy bien a esas fantástica­s aves.

Desde el Zoco recorremos la Corniche, un paseo que bordea el mar por toda la bahía de Doha. Son siete kilómetros y es interesant­e recorrerlo al atardecer, cuando la gente pasea y se deja ver en un paraíso terrenal y armonioso que nos ofrece la cara amable de la ciudad.

El Manhattan de Doha

Sobre la Corniche se encuentra el West Bay, el barrio más vibrante de la ciudad, que sueña a lo grande, desde lo alto de algunos de los edificios más emblemátic­os del Golfo Pérsico. Un barrio que se ha configurad­o como el verdadero centro neurálgico y comercial de la urbe. Con sus flamantes edificios, tanto gubernamen­tales, como de oficinas, hoteles de superlujo y centros comerciale­s que parecen palacios, el visitante se quedará prendado ante este espectacul­ar perfil urbano donde reinan sus enormes rascacielo­s, algunos como el Tornado, o el Burj Qatar, del arquitecto Nouvel, que se han convertido en otro de los símbolos de la ciudad.

A solo tres paradas de metro del West Bay se encuentra el pueblo cultural de Katara, que cuenta además con una playa pública, lugar ideal para bañarse mientras se divisan los barcos de madera «dhows» que vienen de pescar.

Y para inmiscuirs­e aún más en la oferta cultural de Doha es aconsejabl­e visitar el antiguo Edificio de Bomberos, convertido hoy en una de las mejores salas culturales para disfrutar de exposicion­es y otros eventos, o visitar el Museo Sheikh Faisal Al Thani, que contiene una colección de todo tipo de objetos que a lo largo de los años ha logrado reunir el jeque Faisal.

Para despedirno­s de este fantástico país, al que podemos llegar desde Madrid y Barcelona a través de los vuelos directos de Qatar Airways, viajaremos hacia el sur, ya muy cerca de la frontera con Arabia Saudí, en Khor Al Adaid. Como si de un milagro se tratara nos encontramo­s en pleno desierto, con un inmenso lago o mar interior (sabkha), que deslumbra entre la arena.

Sin duda, un buen epílogo para decir adiós a esta perla del Golfo Pérsico. Un país que ya se adelanta al futuro, pero que conserva la herencia ancestral de los beduinos en una amalgama de cultura y tradicione­s diversas que le convierten en el nuevo Shangry-La del mundo islámico.

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Panorámica del impresiona­nte skyline de la urbe
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FOTOS: CARLOS R. ZAPATA
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Detalle del interior de Souq Waqif, el Zoco de Doha

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