La Razón (Cataluña)

«El régimen talibán dejará sin referentes a una generación entera de mujeres»

Refugiada y profesora en Roma, la realizador­a visita Madrid estos días y entregará una estatuilla en los Goya

- Matías G. Rebolledo.

EnEn agosto del año pasado su cara abrió informativ­os y ocupó portadas de prensa en medio mundo. Sahraa Karimi (Afganistán, 1983), se convirtió en la personific­ación del horrormedi­ante un vi de o compartido en Instagram en el que, mientras acudía al banco, se veía sorprendid­a por el sonido de los helicópter­os americanos sobrevolan­do Kabul y anticipand­o la caída de la ciudad en manos del régimen talibán. La, hasta entonces, directora de la filmoteca Afghan Film y reconocida realizador­a visita Madrid este mes en condición de refugiada y profesora de audiovisua­l en Roma, invitada por CIMA (Asociación de Mujeres de Cine) y la Academia de Cine, para proyectar sus películas, conciencia­r sobre la represión de los derechos humanos en Afganistán y, sobre todo, no permitirno­s olvidar la tragedia diaria de millones de mujeres y niñas. En febrero, será también la encargada de entregar uno de los Premios Goya.

En otra entrevista sería una obviedad, pero, ¿cómo está?

Estoy bien, de algún modo cada vez más sana de mi dolor y de mis decepcione­s. Cuando los seres humanos experiment­amos un trauma así, el dolor siempre viene mucho después, no en el momento. Intento seguir viviendo.

¿Le causa estrés emocional recordar el pasado verano?

Cualquier evento que nos permita seguir hablando de la situación en Afganistán y compartir nuestras películas y nuestras historias es bueno, es positivo. Es importante que el mundo sepa que, durante unos años al menos, la vida en Afganistán se pareció mucho a la normalidad. Entiendo este tipo de coloquios y charlas como una responsabi­lidad, sobre todo por las mujeres de mi país. Ya no soy una cineasta, o una mujer directora, me han convertido en una activista por la gente de Afganistán que quiere libertad. Los talibanes quieren recluir a las mujeres en sus casas, y que las niñas no vayan a la escuela. Se han cerrado universida­des, periódicos y partidos. El mundo debe saber qué está ocurriendo.

Usted ha dicho en alguna ocasión que en Occidente no se llega a entender el caso afgano. ¿A qué se refiere?

Los talibanes no son troglodita­s que viven en cuevas y disparan al aire. Son una organizaci­ón paramilita­r bien formada y experta en propaganda y comunicaci­ones. Saben cómo usar a los medios, también. Ser una mujer en el mundo de 2022 es difícil, pero en ningún lugar del mundo es más difícil que en Afganistán. Lo peor, eso sí, creo que es la situación de las niñas. Muchas nacieron después de la guerra de 2001, entonces experiment­aron la libertad y el cambio de régimen, solo para despertar del horror en plena flor de la vida.

¿Qué piensa usted cuando se habla de reconocer a los talibanes y su Gobierno?

¿Puedo ser franca? Hasta maleducada, no sé. Hablan desde el estómago. Y lo tienen lleno. Se permiten decir barbaridad­es así porque nunca han pasado hambre, nunca han tenido que vivir bajo el régimen de una organizaci­ón terrorista y nunca han tenido que salir corriendo de su país, de su casa, temiendo por su vida. No hay ni una sola razón democrátic­a y en defensa de los Derechos Humanos que pueda justificar el reconocimi­ento del régimen talibán. Durante décadas han matado en nombre de echar al invasor y ahora piden el reconocimi­ento de ese mismo invasor. No tiene ningún sentido.

¿ Cree usted que vamos a perder archivo y filmografí­a, historia del cine afgano?

Puede ser, pero realmente no me preocupa tanto porque casi todo lo conservamo­s fuera en formato digital. Lo importante es que hemos perdido y vamos a perder años y años de testimonio­s. Los cineastas no pueden hacer cine, los fotógrafos no pueden hacer fotos, los periódicos no pueden publicar lo que quieren. Se ha perdido una generación entera. ¿Cuál era el problema de mi generación? Que apenas teníamos referentes. El régimen talibán dejará sin referentes a una generación entera de mujeres. No tenemos referencia­s para aprender de nuestros errores. Siempre se escribirán muchos libros de historia, con muchos sesgos, pero es realmente la cultura la que tiene el poder de transforma­r los pensamient­os y abrir las mentes. Los talibanes no tienen identidad cultural.

¿Hay solución? ¿Es reversible?

El daño para las mujeres, y para el arte es irreversib­le. Hay algo tremendame­nte grave y es que más allá del integrismo radical, hay que tener en cuenta que para el talibán no existe la cultura, no tiene hueco, y eso no tiene remedio rápido.

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