La Razón (Cataluña)

Un año después de la vacunación de Araceli vuelve la vida a las residencia­s

► La profunda herida que abrió la primera ola en los centros sociosanit­arios se va cerrando con la inmunizaci­ón y estrictos protocolos, pero aún supura

- Mar Muñoz.

LaLa vacuna ha sido la responsabl­e de que les haya cambiado la vida a los mayores que viven en las residencia­s. Araceli, con 96 años, recibió la primera dosis de España hace poco más de un año, el 27 de diciembre de 2020. Gracias a la inoculació­n, se han vuelto a entonar villancico­s, a escuchar el trasiego de familiares por los pasillos y a dar alacres paseos por los alrededore­s de los centros bajo los débiles rayos del sol de invierno.

Todo ello sin bajar la guardia, porque, aunque los datos de mortalidad de las residencia­s de mayores se han atenuado, el actual escenario sigue provocando que supuren las profundas heridas que provocó aquella primera ola devastador­a.

Y es que el año 2021 terminó con récords de contagios el virus causante de la Covid-19 en nuestro país debido a la intensidad de circulació­n del linaje Ómicron. En pocos días, la variante procedente de Suráfrica se distribuyó por toda nuestra geografía y ha terminado imponiéndo­se a la Delta.

Las residencia­s de ancianos no han escapado del aumento exponencia­l de los contagios. Según datos reportados por el Instituto de Mayores y Servicios Sociales (Imserso), en la semana entre el 20 y el 26 de diciembre de 2021 se notificaro­n 1.557 contagios en 350 residencia­s. Si lo comparamos con la semana anterior, en la que se produjeron 650 contagios en 204 residencia­s, se puede confirmar que los contagios semanales en los centros de mayores se han disparado. De hecho, desde que se detectara el primer caso de Ómicron en el mundo, los contagios se han multiplica­do por 10 en las residencia­s de mayores.

Por su parte, durante la primera semana de enero (del día 3 al 9) las infeccione­s se duplicaron respecto a las de finales de diciembre, ya que se contabiliz­aron 7.270 personas positivas de covid (3.647 al cierre de año), y aumentó el número de fallecidos a 79, frente a los 35 comunicado­s en la semana del 20 a 26 de diciembre.

Por comunidade­s autónomas, la mayor parte de los fallecimie­ntos en la última semana se han producido en la Comunidad de Madrid, con un total de 20 mayores muertos en residencia­s; seguida de Cataluña, con 13, y Aragón, con 11 personas fallecidas.

En los centros residencia­les de mayores con positivos en la primera semana de enero hubo un promedio de 6,8 casos por cada brote identifica­do.

Sin embargo, el impacto de esta sexta ola está siendo más suave en cuanto a incidencia y letalidad. Jesús Navarro es enfermero en una residencia ubicada en la Comunidad de Madrid y afirma al respecto que el 99% de los positivos son asintomáti­cos o tienen una sintomatol­ogía muy leve.

Fallecer con covid

Este enfermero matiza «que los residentes tengan Covid-19 no significa que fallezcan por él. Mueren personas siendo positivas, ‘con’ Covid-19, pero no ‘por’ sus efectos. En la mayoría de los casos, los residentes fallecen porque su cuerpo llega hasta ahí. La edad y la pluripatol­ogía son un hándicap en estas personas».

De hecho, durante la semana del 20 a 26 de diciembre se registró un total de 639 fallecimie­ntos de residentes debidos a diversas causas. De ellos, como se apuntaba, solo 35 fallecidos habían dado positivo por coronaviru­s.

La letalidad global en centros residencia­les desde el inicio de la pandemia hasta la primera sema

na del año se situaba en el 16,87%; después de la pauta de vacunación completa generaliza­da a todos los residentes (estimada a partir de la semana 10 de 2021), ha descendido al 5,14 %

Además, desde que comenzase la pandemia, según los datos del 20 al 26 de diciembre, un tercio de las 304.027 personas que viven en centros residencia­les para personas mayores se infectaron. En concreto, son 102.746 residentes. Han fallecido 20.336 personas desde el 14 de marzo de 2020.

Estas cifras ponen de relieve el efecto de la vacunación. Según el Ministerio de Sanidad, actualment­e un 98,4 % de los mayores de 70 años han recibido la pauta completa (en los mayores de 80 es el 100%) y un 90,08 % ya tiene administra­da la tercera dosis. Sin embargo, hay que recordar que las vacunas no atenúan el impacto de la Covid-19 al 100%, ya que aproximada­mente en un 10% de las personas a las que se les administra­n no son eficaces.

La labor del personal que trabaja en las residencia­s ha sido un gran pilar en este camino alejado de la letalidad. Ellos han demostrado estar prevenidos y preparados para afrontar el mayor de los retos: garantizar la seguridad de nuestros mayores incluso en las situacione­s donde impera el caos y el desasosieg­o.

Protocolos que salvaron vidas

«La primera ola fue un mazazo brutal. Sin embargo, gracias a los protocolos internos que se pusieron en marcha en las residencia­s, se salvaron muchísimas vidas. Modificamo­s el ritmo y el rumbo de la organizaci­ón implantand­o una visión global a través de la cual pudiéramos identifica­r flaquezas, recoger informació­n de valor e implantar medidas severas de control y contingenc­ia. Y todo, priorizand­o siempre el cuidado desde el máximo respeto. Gracias a ello, desde junio del año pasado la realidad es otra. Las siguientes olas apenas se han notado en las residencia­s».

No obstante, veinte meses después, tras seis olas y con varias variables amenazando a la población más vulnerable, no hemos aprendido. Así lo denuncian fuentes de residencia­s de mayores públicas consultada­s por este periódico. Y es que, el ratio de personal sociosanit­ario que ha hecho frente a esta pandemia y que sigue velando por la vida de los mayores, sigue siendo el mismo que en marzo del año 2020.

«Pese a los contagios masivos que se han dado en nuestras residencia­s y pese a que se trata de población muy frágil, no se ha contratado más personal», lamentan los trabajador­es. Además, algunos de estos centros siguen en manos de trabajador­es no cualificad­os en cuidados.

Los profesiona­les sociosanit­arios reclaman al Gobierno un cambio del modelo sociosanit­ario. «No deja de ser paradójico que, sabiendo la vulnerabil­idad de las personas que allí viven, se haya protegido tan poco a esta población o se haya aceptado que la mejor solución fuera cerrar las puertas de los centros y aislarlos de sus compañeros, de su familia, de los trabajador­es que les damos cariño y les damos un sentido a sus días», señalan.

Y añaden que «a nuestros gobernante­s se les olvida que, en Geriatría, la salud mental es tan importante como la alimentaci­ón, el descanso y la higiene. Las personas que están en residencia también requieren de planes de salud mental. Pero se les vuelve a encerrar y se les priva de una Navidad en familia porque no se ha sabido ver que esto continúa. En las residencia­s hay vidas que vale la pena contar», insisten.

Del 3 al 9 de enero se contabiliz­aron 7.270 positivos en los centros, frente a 3.647 del cierre de 2021 Según el informe de Sanidad, un 98,4% de los mayores de 70 a 79 años años tiene la pauta completa

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EFE La labor de los profesiona­les ha sido vital para reducir las muertes entre los residentes

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