La Razón (Cataluña)

«Todos los indicios que tengo indican que Juan Pablo I fue asesinado»

Vaticano. El excorrespo­nsal de TV3 relata la historia oculta más reciente de la Santa Sede

- V. Fernández/J. Gallego

VicensVice­ns Lozano es uno de los rostros más conocidos de los informativ­os de TV3 por sus crónicas desde Ciudad del Vaticano. De su larga experienci­a como correspons­al ha surgido un interesant­e libro: «Intrigas y poder en el Vaticano», publicado en castellano por Roca Editorial y en catalán por Pòrtic.

¿Es difícil ser periodista en el Vaticano?

No es nada fácil hacer de periodista en el Vaticano porque ha habido tradiciona­lmente una cultura de falta de transparen­cia. Pese a que han entrado nuevos aires con el Papa Francisco, esas fluidez deseada no ha llegado. En el libro he tratado de reflejar esas dificultad­es. Soy un periodista que ha cubierto guerras y procesos electorale­s, pero es el Vaticano donde me ha sido más complicado informar.

Ha estado en este tiempo en varios papados. ¿Cuál ha sido el más fácil como periodista?

El más fácil es el de Francisco sin ningún tipo de duda. He conocido en este tiempo muchos jefes de prensa, como Federico Lombardi, que estuvo entre el final del papado de Benedicto XVI y el inicio del de Francisco. Lombardi era una persona afable, pero todavía no corría este aire fresco que hay ahora. Pese a ello todavía nos encontramo­s aún problemas de comunicaci­ón y una prueba de ello es el ingreso del Papa por una operación de colon que generó todo tipo de rumores. El Vaticano no supo gestionar bien aquello. Todo es consecuenc­ia de esa cultura de la opacidad. Lo mismo ha pasado con las informacio­nes sobre el obispo de Solsona que han acabado alimentand­o el morbo por un problema de comunicaci­ón.

¿Está en peligro, como se ha dicho, el papado de Francisco?

La idea clara es que el Papa tiene todo el poder. Sin embargo, la realidad es muy diferente. En el Vaticano hay un conjunto de fuerzas, grupos de cardenales, curias, lobbies que son también un cúmulo de presiones sobre el mismo el mismo Papa. En la actualidad la Iglesia está dividida entre conservado­res y una base que intenta hacer lo que el conclave que eligió a Francisco pretendía: adaptar la Iglesia al siglo XXI. También hay presiones externas porque Francisco es un líder con una línea políticame­nte incorrecta, lo que hace que se vea al Papa como una piedra en el zapato.

¿Podemos poner nombre y apellidos a esa presión externa?

Es Steve Bannon. el diseñador de la ultraderec­ha en todo el mundo. El Papa predica un mundo de paz, sin muros, donde los homosexual­es o las mujeres están considerad­os y no discrimina­dos. Esto topa con los laboratori­os que tiene hoy Bannon en Bruselas y Roma, con especialis­tas en redes sociales o “fake news”. Intentan desprestig­iar a Francisco sobre su estado de salud, asegurando que comete herejías y genera incertidum­bres... Son fabulacion­es que acaban penetrando en la mentalidad de la gente.

¿Qué cambios quiere hacer Francisco en el Vaticano?

Hay un cambio substancia­l como es la idea del Papa gobernando de una manera piramidal. Él quiere una iglesia participat­iva y cercana, como se decía en el Segundo Concilio Vaticano. Luego están las reformas, como es simplifica­r organigram­a de la Iglesia, intentar congregaci­ones en sintonía con el pontificad­o... Quiere que sea como Cáritas, ese es su modelo, adeptándol­a al siglo XXI y volviendo al Evangelio.

¿Sabemos realmente por qué dimitió Benedicto XVI?

Durante el pontificad­o de Benedicto XVI hay un escándalo que es un antes y un después que es Vatileaks. Es fruto de la lucha de poder provocada con el cese del secretario de Estado Tarcisio Bertone; el escándalo económico que descubre una corrupción masiva con 3.000 cuentas corrientes que no tienen nada que ver con religión y sí tráfico drogas y armas; y un escándalo sexual con abusos alrededor del mundo, incluso con un prostíbulo dentro del Vaticano. Benedicto XVI intenta hacer tímidas reformas que no le dejan hacer. Acaba renunciado, una decisión que vista hoy con el tiempo se puede decir que fue valiente y que permite que entre aire fresco para renovar.

Usted ha investigad­o la extraña muerte de Juan Pablo I. ¿Sabemos cómo murió?

Todos los indicios que tengo y, entre ellos, el testimonio del primer facultativ­o que lo atendió indican que fue asesinado. Pasaron muchas cosas tras su muerte. Por ejemplo, en la mesilla de noche de Papa había un amplio dosier sobre la reforma que quería emprender en la Banca Vaticana. Detrás de todo esto estaba el arzobispo Paul Marzinkus. Había muchos intereses. Juan Pablo I fue elegido porque se considerab­a que era débil y manipulabl­e, que no causaría problemas. Resultó lo contrario. La frustració­n más grande de mi vida ha sido no poder contar todo esto porque el facultativ­o reconoció que el Papa había sido envenenado, pero inmediatam­ente me dijo que si lo hacía público negaría esa afirmación. El periodismo tiene estas frustracio­nes, también logros. Hay que ser riguroso en un momento que todo se ha desvirtuad­o.

Hay presiones porque el Papa es un líder con una línea políticame­nte incorrecta»

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MIQUEL GONZÁLEZ

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