Los Williams, del parque a la final
► Nico, hermano de Iñaki y héroe de semifinales, cumple el sueño de triunfar en el Athletic Club
todo el mundo esperaba un disparo con todo, ojos cerrados y a ver qué sucede, Nico Williams entró en modo pausa, se calmó y remató suavecito para superar ni más ni menos que a Oblak y meter así al Athletic Club en la final de la Supercopa. Sacó pecho él, por supuesto, alegría infinita; lo hizo su hermano Iñaki, que también estaba en el campo; y también la madre, María. «Estoy muy contenta. Empecé a llorar cuando marcó el gol y no he podido dormir mucho», decía la madre en Riad, al día siguiente de que Nico fuera protagonista en el triunfo del Athletic ante el Atlético que metía al equipo vasco en la final de la Supercopa. Que le permitía defender el título que conquistó la temporada pasada ante el Barcelona.
«Le tengo mucho aprecio a mi hermano. Está por encima de todos los demás. Ha sido un referente para mí y para llegar a su nivel aún me queda mucho», explicaba Nico. Su historia es digna de un documental de Netflix por lo menos. Sus padres, ghaneses de origen, saltaron la valla en Melilla y terminaron en Bilbao, y de ahí a Pamplona. En ese momento estaban embarazados de Iñaki. Nico nacería luego. Tenían muchas dificultades para salir adelante. El padre se fue a trabajar fuera y estaba la madre y un tío. El fútbol era la vía de escape de los jóvenes. Iñaki jugó primero en el Natación y después empezó a jugar en el Pamplona, donde también terminó su hermano pequeño Nico, que también le siguió los pasos en el Athletic. En esa época el fútbol era más que un deporte, una familia. «Los dos han sido cuidados de una forma privilegiada, tanto él como su familia. Tenían grandes apuros y el Pamplona hizo lo indecible. Tenerlos días, llevarlos de vacaciones, buscarlos, traerlos, no pedirles lo que no podían dar y cuidarlos muchísimo en temas de educación», explica el presidente del club navarro, Manuel Larumbe, que tiene como lema «crecer jugando». Muchas veces tenía que ir a buscar a Iñaki al parque para llevarlo a entrenar a jugar al fútbol. Allí estaba jugando al fútbol. Y Nico con él.
Del pequeño de la familia siempre se dijo que era incluso mejor que el hermano. Que a la velocidad innata que tienen ambos se unía un poco más de calidad técnica. «Pero se lo tiene que ganar, como ha hecho Iñaki», le avisaba Manolo Larumbe.
Ya lo está haciendo. Poco a poco se le ha empezado a ver en el primer equipo del Athletic. Debutó la temporada pasada de la mano de Marcelino después de destacar en el filial y este curso ya se le ha visto con frecuencia con los «mayores», jugando como titular incluso en seis partidos de Liga de los 21 que ha disputado. Pero su estreno goleador llegó en la Copa ante el modesto Mancha Real. Un doblete que ha tenido continuidad en la Supercopa ante el Atlético, y que hoy puede ser una amenaza para el Real Madrid. «Es un sueño estar al lado de mi hermano», dice Nico.