Halagüeños avances frente al cáncer
► Logran frenar el desarrollo de los tumores y la metástasis al sintetizar los fármacos dentro del cuerpo en un pionero estudio
Aunque la pandemia de la Covid19 copa todos los titulares, el trabajo científico no cesa, lo que se traduce en la llegada de esperanzadores resultados que aspiran a cercar la otra gran epidemia que hace mella en la salud de millones de personas, tal y como ocurre con el cáncer. Así, esta semana un grupo de investigación de carácter internacional liderado por el Instituto de Investigación Riken (Japón) ha logrado tratar el carcinoma en ratones utilizando catalizadores metálicos que ensamblan fármacos anticancerígenos dentro del cuerpo.
El estudio, publicado en la revista científica «Nature Communications», es el primero sobre el uso de la química sintética terapéutica «in vivo» para fabricar sustancias anticancerosas allí donde se necesiten, simplemente inyectando sus ingredientes a través de una vena. «Como esta técnica evita el daño indiscriminado a los tejidos, se espera que tenga un impacto significativo en el tratamiento del cáncer», advierte la comunidad científica, que ha recibido este estudio con gran interés.
Menos efectos secundarios
Más allá del gran reto que supone lograr eficazmente eliminar las células cancerosas, un desafío importante de la quimioterapia contra el cáncer es cómo mitigar los efectos secundarios tóxicos en el organismo. De hecho, los medicamentos medicamentos que pueden atajar las células cancerosas también pueden provocar daños en las células sanas, hasta el punto de que en algunos pacientes los efectos secundarios negativos de la quimioterapia causan daños permanentes y debilitantes. En este sentido, los métodos actuales para reducir estos efectos secundarios incluyen la administración selectiva de fármacos contra el cáncer al tejido tumoral (administración de medicamentos) y la conversión de compuestos no tóxicos (profármacos) en compuestos tóxicos cerca del tejido canceroso.
En este contexto, Katsunori Tanaka, investigador principal de este nuevo trabajo, ha desarrollado un método para activar profármacos utilizando la catálisis de metales de transición dentro del cuerpo. Así, cuando el catalizador se inyecta en un organismo, normalmente no tiene efecto porque es destruido por antioxidantes como el glutatión. Para evitarlo, colocando los catalizadores de metales de transición en bolsas especiales dentro de una proteína, Tanaka y sus colegas han podido superar este problema y estabilizar la función catalítica «in vivo»,
Esta técnica evita el daño indiscriminado a los tejidos, según confirman los investigadores
Usar catalizadores de metales permitió aumentar mil veces la actividad de los medicamentos
asegurando así que la reacción química pueda proceder eficazmente en el organismo. Con estas técnicas, el grupo de Tanaka consiguió inhibir el crecimiento del cáncer y la metástasis, además de reducir los efectos secundarios.
El nuevo estudio avala un camino de investigación en el que ya se trabaja desde hace tiempo y que parece estar resultando muy prometedor. «En el pasado, utilizamos métodos similares para fijar los fármacos anticancerígenos a los tumores, pero aquí pudimos evitar introducir cualquier fármaco tóxico en el cuerpo», asegura Tanaka. De esta manera, los investigadores empezaron a fabricar anillos de benceno dentro del cuerpo utilizando catalizadores de metales de transición. «Con ello observamos un aumento de mil veces en la actividad inhibidora del cáncer de los fármacos. Así se inhibió el crecimiento del tumor sin efectos secundarios como la pérdida de peso», confirma el estudio, que impulsa a la comunidad científica a confiar en que este tipo de quimioterapia se convierta en una plataforma terapéutica útil para el futuro del tratamiento del cáncer.
Obesidad, un riesgo añadido
Y mientras esos avances llegan a la práctica clínica, lo que sí está en nuestra mano es prevenir la aparición de nuevos tumores. Ante este desafío, cuidar la alimentación y evitar la obesidad se convierten en dos medidas urgentes, ya que está demostrado que el sobrepeso aumenta el riesgo de desarrollar un carcinoma. Ahora, investigadores de la Universidad de Bergen, en Noruega, han demostrado que los lípidos asociados con la obesidad hacen que las células cancerosas sean más agresivas y propensas a formar tumores reales, tal y como se demuestra en un estudio publicado esta semana en la revista científica «Nature Communications».
En concreto, el grupo de investigación encabezado por el profesor Nils Halberg ha descubierto que el entorno modificado que rodea a la célula cancerosa de un cuerpo de peso normal a uno con sobrepeso u obesidad, empuja a dicha célula a adaptarse. «Esto significa que incluso en ausencia de nuevas mutaciones genéticas, la obesidad aumenta el riesgo de que se formen tumores», confirma Halberg. Según la Organización Mundial de la Salud, la obesidad es la causa de aproximadamente 500.000 nuevos casos de cáncer cada año. Por ello, «diseccionar científica mente cómo interactúan estas dos enfermedades permitirá diseñar tratamientos mejorados», avanza Halberg.