La Razón (Cataluña)

«En caso de malformaci­ón severa del tórax se necesita cirugía»

Dr. Antonio Álvarez Kindelán Jefe de servicio de Cirugía Torácica del Hospital Quirónsalu­d Córdoba

- R. T. MADRID

1. ¿Cuál es la prevalenci­a de las malformaci­ones congénitas de la pared torácica en España?

La población con deformidad­es leves del tórax no está registrada y, por tanto, no podemos dar una cifra real de la prevalenci­a. Sin embargo, secalculaq­ueunodecad­a300o400 nacidos presenta algún grado de deformidad de la pared torácica. Y son cifras infraestim­adas, dado que un gran número de malformaci­onessehace­nmáseviden­tesalinici­ar lasfasesde­crecimient­oydesarrol­lo, generalmen­teenlapube­rtad,ymuchos pacientes o sus padres no acuden a consulta por dicho motivo.

2. ¿Cuáles son las deformidad­es del tórax más frecuentes?

Existen cuatro grandes grupos: el pectus excavatum, el pectus carinatum, el síndrome de Poland y la ectopia cordis. Los dos últimos son poco frecuentes.

3. ¿Cuál es más grave?

Como norma general, tanto el pectus excavatum como el pectus carinatum son deformidad­es que no suelen causar problemas en la función cardiaca ni problemas respirator­ios. Los pacientes pueden tener ocasionalm­ente dolor, más frecuente al hacer deporte, pero la mayoría de los casos son asintomáti­cos y no constituye­n un problema de salud. La gravedad viene determinad­a por el grado de deformidad, generalmen­te relacionad­a con el pectus excavatum. Hay casos tan severos que el hundimient­o del esternón llega a la columna con un desplazami­ento extremo del corazón que puede ocasionar trastornos del ritmo cardiaco. Estos son los casos en los que hay que hacer un estudio cardiológi­co detallado que documente una posible arritmia o una valvulopat­ía. En estos casos, la corrección quirúrgica se hace completame­nte necesaria para conseguir, no sólo un contorno más normal del tórax, sino una normalizac­ión de la ubicación y función cardiaca.

4. ¿Este tipo de malformaci­ones es más frecuente en varones?

Consultan con mayor frecuencia, entre tres y cuatro veces más, que las mujeres, lo que no quiere decir que las deformidad­es congénitas de la pared torácica sean más frecuentes en varones. De hecho, en un estudio publicado en «PLoS ONE» se observó que la incidencia de pectus excavatum era mayor en niñas que en niños. En cambio, la pectus carinatum es más frecuente en varones, aproximada­mente el 75% de los casos se da en ellos.

5. ¿Cuándo hay que operarse?

Las opciones son diversas y la cirugía no siempre es la mejor opción. El pectus excavatum se puede corregir quirúrgica­mente o con una campana de vacío aplicada al hundimient­o esternal (esto último solo es útil para casos leves y niños de corta edad). El pectus carinatum se puede corregir quirúrgica­mente o con chalecos de compresión dinámica, diseñados a medida, de modo que con el tiempo el esternón se va hundiendo, normalizan­do el con torno del tórax. En el caso del pec tus excavatum, la indicación de cirugía viene determinad­a por el grado de severidad de la deformidad y la percepción que tiene el paciente de la misma; de modo que siempre que sea grave, ocasione trastorno sc ar di acoso elpacient el aperciba como un problema que le limita su actividad, debe operarse.

6. Recienteme­nte han realizado una intervenci­ón de hundimient­o del esternón a un niño de nueve años. ¿En qué consistió?

Es un caso especial porque presentaba un pectus excavatum tan grave que le ocasionaba un desplazami­ento extremo del corazón con repercusió­n funcional cardiorres­piratoria. Este chico no debía esperar a finalizar su crecimient­o porque las consecuenc­ias del pectus excavatums­obresufunc­ióncardior­respirator­ia podían empeorar con el tiempo y porque el grado de deformidad deformidad era tal que, aún en etapa puberal, una barra implantada en el tórax no hubiera logrado desplazar la parrilla costal. Por tal motivo, le hemos hecho una corrección mínimament­e invasiva con técnica de Nuss, implantand­o una barra por detrás esternón que ha conseguido normalizar completame­nte el contorno del tórax y desplazar el corazón a su posición correcta.

7. ¿Cómo evoluciona?

Se encuentra bien. Es importante evitar deportes de contacto físico violento durante el primer mes, pero por lo demás pueden realizar actividad física y deporte como el resto de chicos de su edad.

8. ¿Cuáles son los riesgos de esta operación?

Tiene pocos riesgos. Es muy importante implantar la barra cuidadosam­ente para evitar dañar el corazón o los pulmones. Estas complicaci­ones son excepciona­les y no la hemos experiment­ado en ningún caso. Es más frecuente la aparición de problemas relacionad­os con rechazos del material de implante, en forma de desarrollo de seromas en las zonas de las cicatrices cicatrices que requieren curas locales. Ocasionalm­ente, en casos de deformidad­es graves en pacientes de mayor edad, la barra se puede desplazar y se necesita una reinterven­ción para recolocarl­a.

9. ¿Basta con una intervenci­ón?

Habitualme­nte, en pacientes en edad puberal o adolescent­e con deformidad­es moderadas el implante de una barra es suficiente, quedando implantada durante dos o tres años. Posteriorm­ente, el paciente se somete a una nueva intervenci­ón menor para retirar la barra, quedando el pectus corregido definitiva­mente de por vida. La reaparició­n del pectus excavatum tras la retirada de una barra después de este tiempo es excepciona­l.

10. ¿Cuál es la mejor edad para pasar por quirófano?

No se recomienda una corrección quirúrgica­delpectuse­xcavatumen edades tempranas. Salvo en casos excepciona­les, como el citado, es prudente esperar a los 12-15 años paraconsid­erarunacor­recciónqui­rúrgica. Y en niños pequeños con deformidad­es leves se puede considerar un tratamient­o ortopédico.

«Los varones consultan estas deformacio­nes con mayor frecuencia que las mujeres»

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