Reforma pro: UGT-CC OO
Opinión Manuel Sánchez Cánovas
EnEn una economía flexible y moderna, los sueldos no se fijan en convenios sindicales sectoriales, sino empresa a empresa, en función de la demanda y mejoras en la organización, tecnología, creatividad, productividad y calidad de productos y servicios. Así los trabajadores tendrían incentivos para abandonar las empresas y sectores donde las nóminas suben poco, buscando aquellas empresas más avanzadas, con mayor cambio tecnológico y organizacional, pues ofrecen mayores y crecientes remuneraciones, aumentando la masa salarial nacional y la competitividad de las compañías exitosas.
Gracias a la Reforma laboral, Díaz aumentará los obstáculos al funcionamiento del mercado, en menoscabo del interés de los trabajadores. España se hace aún más inflexible y menos competitiva. Pero mientras el desajuste salarial entre oferta y demanda de trabajo sigue (más de cuatro millones de parados efectivos), CC OO y UGT ganan en protagonismo y subvenciones. Ajenos a los cambios rapidísimos en entornos híper competitivos, auspiciados por las nuevas TIC´s.
Esta «reforma» consolida la separación del mercado de trabajo privado del público, inflexibilísimo: una mala asignación de recursos por partir la economía en dos mitades no complementarias. Además, tiene poco sentido consolidar empleo de baja cualificación sin reformar la política de inmigración. Y puede que queriendo reducir temporalidad, salgan beneficiadas las mafias de la inmigración. Incentivadas a aumentar los más de 825.000 indocumentados que, entrados ilegalmente, viven explotados por las mismas en nuestra pujante economía sumergida –20% del PIB–, compitiendo con los millones de parados españoles.
Manuel Sánchez Cánovas / Centro de Economía Política y Regulación-CEU