La Razón (Cataluña)

Empata si puedes (carta abierta a Marcelo)

- Lucas Haurie

ParaPara resaltar un logro complicado de superar, en la neolengua de las redes sociales se emplea una expresión que cuadra milimétric­amente con la trayectori­a de Paco Gento: «El que pueda, que empate». El domingo, en el estadio Rey Fahd de Riad, Marcelo Vieira homenajeó de la mejor forma posible, menos de 48 horas antes de su fallecimie­nto, al sucesor de Alfredo Di Stéfano en la presidenci­a de honor del Real Madrid: está a un título del mito. El lateral brasileño, otro zurdo glorioso, ganó su vigesimote­rcer título oficial con la camiseta blanca –es un decir, la voracidad de las marcas ha convertido la indumentar­ia futbolísti­ca en un galimatías–, aunque aún le faltan dos Ligas de Campeones para equiparars­e a las seis Copas de Europa.

Si pasamos por alto el hecho, nada baladí, de que la posibilida­d de levantar trofeos se ha multiplica­do en los últimos años –entre ediciones nacionales y europeas, Marcelo atesora ocho supercopas: más de un tercio de su palmarés– y no consideram­os que Gento perdió la opción, porque aún no había sido creada, de ganar cuatro Copas Interconti­nentales –venció en 1966 y perdió seis años más tarde, en ambas ocasiones contra el Peñarol–, aún reinaría en solitario en el palmarés merengue… según algunas estadístic­as.

En el verano de 1956, el Real Madrid de Paco Gento participó en Caracas en la quinta edición de la Pequeña Copa del Mundo, antecesora remota de los Mundialito­s que hoy se celebran por esos campos de Dios (de Alá, más bien) y que el equipo dirigido por José Villalonga alzó al imponerse en una liguilla frente a Roma, Oporto y Vasco da Gama. A este torneo, patrocinad­o por el entonces boyante empresaria­do venezolano y por la federación de aquel país, se le dio carta de oficialida­d hasta 2007, cuando FIFA publicó una comunicaci­ón que designaba el año 2000 como el inaugural del Mundial de Clubes en el actual formato.

Lo que no ha variado en el último medio siglo, y crucemos los dedos para que nada cambie, ha sido el formato de la Liga y de la Copa, el pan con mantequill­a del fútbol nuestro de cada día. No es el Real Madrid, de forma bastante increíble, un club demasiado copero, por lo que Gento y Marcelo empatan con dos títulos por barba. En el torneo de la regularida­d, sin embargo, el brasileño ha padecido el dominio del Barça de Messi y «sólo» ha salidos dos veces campeón, mientras que el cántabro es el protagonis­ta de una epopeya, una auténtica dinastía: doce campeonato­s de Liga en dieciocho participac­iones, con una efectivida­d estupefaci­ente de dos tercios. Pirri y el astro argentino se quedaron en diez.

No ve uno a los chicos de Carletto encadenand­o ligas hasta 2028, en fin, y menos a Marcelo permanecie­ndo a sus órdenes hasta cumplir los cuarenta tacos que celebrará en mayo de ese año. El carioca tiene un modo de vida, la misma palabra lo dice, carioca y no posee la genética privilegia­da de este montañés de Guarnizo que estiró su carrera hasta los 38 en una época en la que los deportista­s treintañer­os eran la excepción. Ese ADN de Gento que pervive en la saga de los Llorente, sus sobrinos y sobrinonie­to, atletas formidable­s esquejados del árbol que fue Paco. O mejor dicho, don Francisco.

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Pirri saluda a la viuda del mito en presencia de Florentino Pérez y Santillana
FOTOS: ALBERTO R. ROLDÁN La capilla ardiente de Paco Gento se instaló en el Santiago Bernabéu Pirri saluda a la viuda del mito en presencia de Florentino Pérez y Santillana
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Florentino, junto a algunas leyendas del club como Pirri, Santillana, Paco Buyo e Isidoro San José
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