Una mirada que cambió la pintura española
Opinión
JonathanJonathan Brown es uno de los historiadores cuya dimensión y grandeza puede parangonarse con la de algunos de los intelectuales e hispanistas que desde Estados Unidos contribuyeron a renovar su visión de la historia de nuestro Siglo de Oro como Américo Castro con la máxima preocupación de insertar el arte español en un contexto europeo. De una curiosidad y ambición científica desbordante, tuvo siempre en cuenta, cuando vino a recibir clases con Diego Angulo y Francisco Javier Sánchez Cantón, que nuestra disciplina en aquel entonces era cerrada y endogámica. Precisamente muchas de las líneas que abrió Angulo fueron seguidas por el hispanista norteamericano: el estudio de la pintura del Renacimiento y Barroco, el dibujo español, el coleccionismo y el arte hispanoamericano fueron áreas de estudio sobre las que transitó, y en todas abrió nuevos enfoques y sólidas aportaciones que no siempre fueron entendidas desde nuestro país. Como ejemplo, la recepción que tuvo «La edad de oro de la pintura en España» (1990). Funda mental fue su libro«Ima ges and Ideas in Seventeenth-Century Spanish Painting» (1978), algunas de cuyas partes fueron avanzadas en la prestigiosa revista «Art Bulletin», como el artículo dedicado a los «Jeroglíficos de la muerte» y la salvación de la hermandad de la Caridad de Sevilla (1970). El volumen, traducido al español por Vicente Lleó (1981), fue un revulsivo para varios historiadores españoles que vieron cómo la historia de la pintura española podía renovarse desde un estudio cultural e interdisciplinar que se proyectara sobre toda una sociedad.
Una de las grandes aportaciones fue su faceta visionaria y en ella están su artículo de Murillo como pintor de temas eróticos en la revista «Goya» (1982) y su trabajo sobre «Mecenazgo y piedad: el arte religioso de Zurbarán» que le encargó Alfonso E. Pérez Sánchez para el catálogo de la exposición antológica del artista de 1988 en El Prado. Brown nunca se olvidó de su condición de historiador y buen ejemplo de ello fue su trabajo trascendental junto a otro insigne hispanista, John