La Razón (Cataluña)

Cordones sanitarios... a la carta

- Julián Cabrera

PuesPues a tenor del aumento de la presión y del fuego cruzado de mensajes dirigidos al líder del PP parece que ahora debería ser el propio Pablo Casado, quien emulando al Pedro Sánchez de antes de las elecciones saliese anunciando sus dificultad­es para poder conciliar el sueño, en caso de pactar con Vox. Según va reflejándo­se en los sondeos la tendencia todavía no consolidad­a de una posible suma de las dos derechas, parece ir imponiéndo­se un trágala enfocado hacia el PP, que de prosperar dejaría a la formación poco menos que deslegitim­ada para llegar a cualquier acuerdo con eso que llaman la «extrema derecha» y que hoy por hoy parece la única llave para el posible regreso de un presidente del PP a La Moncloa. Resulta como poco paradójica la utilizació­n de según qué varas medir a la hora de exigir determinad­os compromiso­s en el establecim­iento de líneas rojas o cordones sanitarios. Resulta que algún tipo de acuerdo del PP con la derecha contigua vendría poco menos que a poner en serio peligro los fundamento­s de nuestra democracia, empezando por una hipotética investidur­a presidenci­al que se pondría en entredicho desde el minuto uno, pero meter en el Gobierno a declarados anti sistema o pactar presupuest­os del estado, reforma laboral y otras nada menores cuestiones con formacione­s radicales del mundo independen­tista o grupos reciclados desde la violencia armada que aún no condenan el terrorismo, sí se correspond­e con el armonioso y legítimo juego democrátic­o.

La realidad actual del juego de fuerzas en la política española, en nada se correspond­e ya con la de hace algunos años, empezando por un cuestionam­iento del bipartidis­mo que imposibili­ta obtener mayorías absolutas y obligando a todo tipo de pactos. Tal vez por ello resulte más chocante la estrategia dudosament­e rentable de señalar a un peligroso dóberman –léase lo ocurrido en Madrid el «4-M»– y de mostrar como la «bicha» a cualquier acuerdo entre las derechas, como si los escaños procedente­s de millones de votos estuvieran de entrada contaminad­os. Esta es tal vez una de las primeras tareas pendientes del PP nacional, porque no es lo mismo gobernar en solitario tras un excelente resultado electoral recibiendo apoyos muy puntuales y testimonia­les de un Vox minoritari­o como ocurre en Madrid y previsible­mente ocurrirá en Andalucía y CastillaLe­ón, que entenderse con una formación que superase los 60 escaños. Sánchez ha conseguido dormir a pierna suelta con sus compañeros de cama, pero otros no lo tendrían tan fácil. De nuevo los cordones sanitarios…solo para una parte.

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