Repensar la pandemia
ElEl final de 2021 y el comienzo de 2022 podrían ser un momento decisivo en la historia de la pandemia. Aunque el número de nuevos contagiados se haya disparado recientemente en muchos países, las tasas de mortalidad disminuyeron, por lo que la enfermedad ya no se considera una razón para imponer confinamientos o cerrar fronteras. Hoy, con la rápida disminución de nuevos casos, parece que lo peor ya ha pasado.
Aunque la propia pandemia pueda encaminarse hacia su final, quedan aún muchas preguntas sin respuesta, casi todas relacionadas con las relaciones internacionales. En primer lugar, se encuentra la responsabilidad. La pandemia se ha convertido en la primera que ha afectado en gran medida a la economía global y se transmitió desde un solo país, China. Hay muchas evidencias que sugieren que el virus se originó en un centro de investigación del país asiático, al igual que remarcar la posición de China de negarse a compartir «información crucial».
Sin embargo, Pekín rechazó todas las peticiones de llevarse a cabo una investigación internacional detallada sobre el problema y descartó todo tipo de compensaciones, incluso cuando el coste de los daños ascendía a billones de dólares. Los rumores de que los chinos influyeron en la OMS para «tumbar» dicha investigación siguen dando que hablar a día de hoy. Yo diría que la comunidad internacional debería preocuparse en buscar alguna autoridad que haga frente a las enfermedades infecciosas.
La segunda cuestión es el desarrollo, uso y reconocimiento de las vacunas. La pandemia fue única porque muchas naciones lucharon contra la enfermedad por separado, las vacunas se convirtieron en competencia entre sí y las principales potencias ofrecieron solo su propia cura, cerrando sus mercados a los productos de otros países. Por lo tanto, la libertad de movimiento se redujo considerablemente para muchas personas vacunadas que no tenían elección entre diferentes vacunas, pero no para quienes optaron por no vacunarse, pero sí se sometieron a PCR sin sentido al no poder reconocer el virus en la etapa latente. Sería necesario diseñar una respuesta más coordinada para las futuras infecciones globales.
El tercer tema es la respuesta global a las pandemias: aprovechando que nuestro planeta está interconectado en gran medida, las enfermedades peligrosas tal vez puedan desaparecer en todo el mundo o suponer una amenaza durante un tiempo ilimitado. Entonces, aquí nos encontramos con la necesidad de diseminación de vacunas en los países más pobres y la necesidad de seguir desarrollando las vacunas para incluirlas en la lista obligatoria de inmunizaciones en los países más ricos.
Pekín descartó pagar compensaciones por el origen de la covid-19