Nusantara será la nueva capital de Indonesia
Será levantada a 1.300 kilómetros de la actual Yakarta, horadada por pozos para sacar agua y que amenaza con hundirse Carmen Gómez-Cotta
La mayoría de los 2.500 kilómetros cuadrados de la nueva capital proceden de la selva
YaYa es oficial. Tras más de dos años debatiendo entre 80 propuestas, Nusantara es el nombre de la nueva capital de Indonesia. Así lo ha anunciado su presidente, Joko Widodo, después de que el Parlamento aprobara una ley que da luz verde al traslado. Porque cambia el nombre, pero también la ubicación. Después de cuatro siglos siendo el centro político, financiero y comercial del país –desde que se convirtió en la capital de las Indias Occidentales Holandesas, en 1619, bajo el nombre de BataviaYakarta, en la isla de Java– dejará de ostentar esa capitalidad que ahora se desplazará a 1.300 kilómetros de distancia, a la jungla de Kalimantán, al este de Borneo (cabe resaltar que Indonesia comparte esta isla con sus vecinos Brunéi y Malasia, aunque la mayor parte está bajo dominio indonesio). Pero Nusantara todavía no existe y hay que construirla. Según los planes del gobierno, se prevé que la construcción comience este año y se prolongue hasta 2045; un largo proyecto para el que se van a destinar 466 billones de rupias (más de 28.000 millones de euros).
¿Por qué este cambio de capital? Básicamente, para evitar que Yakarta se hunda y desaparezca. Perennemente congestionada por los interminables atascos y altísimos niveles de contaminación, esta ciudad de 661 kilómetros cuadrados y más de 10 millones de habitantes, una de las regiones urbanas más superpobladas del mundo, se desmorona a una velosímbolo cidad de 20 centímetros por año y casi la mitad se encuentra ya bajo el nivel del mar. Esta vez, el cambio climático no es el responsable. El principal motivo se debe a que sus habitantes extraen agua subterránea que luego utilizan para desempeñar todo tipo de actividades, incluida la obtención de agua potable. A esto, además, hay que sumarle un vertiginoso desarrollo urbanístico que ha ido pavimentando la superficie de una urbe atravesada por 13 ríos, que no encuentran salida al mar, y donde llueve una media de 130 días al año. El resultado: una tierra que ya no puede absorber el agua, que se inunda cada vez con más frecuencia y donde sus edificios se hunden con celeridad.
«La nueva capital tendrá una función centralizadora y será un de la identidad del país», ha declarado Suharso Monoarfa, ministro de Planificación de Desarrollo Nacional de Indonesia, al hacerse pública la noticia. Símbolo, ante todo, por su significado. Porque Nusanta quiere decir «archipiélago» en la lengua de este país asiático, compuesto por unas 17.000 islas que cubren casi 2 millones de kilómetros cuadrados de superficie. Pero resulta que los propios indonesios se refieren coloquialmente con este nombre a todo el país, lo que ha hecho que una buena parte de la población vea raro e incluso se oponga al nuevo apelativo. Otro contratiempo surge del lugar elegido para su ubicación, y es que la mayoría de los más de 2.500 kilómetros cuadrados de la nueva capital procederán de la selva.