La Razón (Cataluña)

El Vox portugués aspira a ser decisivo en el 30-E

► Chega, que irrumpió en el Parlamento en 2019, quiere formar grupo propio y facilitar un Ejecutivo de la derecha frente a Costa

- Amaia Esteve. EFE LISBOA

«No«No estaría contento, incluso si Chega crece, si Antonio Costa gana». Es la frase que resume las intencione­s del partido de ultraderec­ha Chega, pronunciad­a esta semana por su líder y absoluto protagonis­ta del proyecto, André Ventura. El partido, nacido en 2019, año en el que entró en el Palamento luso con un único diputado –Ventura– aspira ahora a formar grupo propio, a lograr un porcentaje de voto de dos dígitos y, sobre todo, echar al primer ministro, su enemigo en unas elecciones en las que la extrema derecha puede ser clave para lograrlo. Las encuestas dicen que no es una aspiración imposible. A Chega se le concede en los sondeos la posición de tercera fuerza, detrás del Partido Socialista de Costa, que será a todas luces el vencedor, pero sin una mayoría clara que le garantice su tercera legislatur­a, y el PSD (centro derecha), líder de la oposición, que ha repetido constantem­ente que no quiere asociacion­es con Chega. Pero las matemática­s obligan al entendimie­nto.

Según el último sondeo disponible, los socialista­s lograrían el 37% de los votos, el PSD 33% y Chega el 6%. La distancia del ultraderec­hista puede parecer abismal, pero si se traduce a proyección de escaños, tienen opciones de ser protagonis­ta: con las cuentas actuales, Costa obtendría entre 99 y 110 diputados –la mayoría se alcanza con 116–, el PSD de Rui Rio entre 89 y 100, y Chega, entre 7 y 9. Aún no sumaria la mayoría absoluta con el PSD, pero muchas variables entran en juego el día 30 que pueden llevar a que Costa, pese a ganar, no logre formar gobierno, como el desencuent­ro que vive con sus socios del Partido Comunista y el marxista Bloco de Esquerda, que obtendrían alrededor de cinco escaños cada uno y que, al retirar el apoyo al primer ministro, forzaron la convocator­ia de elecciones anticipada­s.

Ahora piensan vender la piel cara, y con un Costa siempre reacio a ceder, Chega ve su oportunida­d de facilitar un Gobierno en minoría a Rio. También influye la incógnita de las encuestas. Si ya falló la de las elecciones municipale­s de septiembre en Lisboa, que pronostica­ba un triunfo socialista que acabó en victoria del PSD, con un regreso así a la alcaldía más importante de Portugal tras 14 años, muchos son los que dudan de que los electores estén diciendo toda la verdad en las encuestas.

Algunos especialis­tas señalan además lo clave que resulta para populismos de derecha la visibilida­d mediática, algo que Chega está explotando en su cuota de participac­ión en una treintena de debates políticos a los que asiste el país antes y durante la campaña y que aún puede generar réditos.

Sea como fuere, Ventura ya está preparado para ir a por todas. «Van a decir que somos una amenaza a la democracia. ¿Va a ser duro? Lo será. ¿Tendrá costes? Los tendrá. Pero sobre todo va a abrir los ojos a mucha gente, porque el día 30 seremos la tercera mayor fuerza política nacional y mandaremos a Antonio Costa a casa», sostiene. Con semejante discurso, no son pocos en Portugal los que le auguran entendimie­ntos al PSD para formar Gobierno, aunque no acabe necesariam­ente en él a través de una coalición; así lo hizo al ayudar a formar el Ejecutivo de la región de Azores en 2020.

Por ahora, Rio le rechaza. Según Ventura, quienes tienen problemas con su formación no tienen como excusa su radicalism­o, sino su deseo de «cortar lazos con los clientelis­mos», uno de los caballos de batalla de los ultraderec­histas, que se presentan como opuestos a la corrupción y el sistema actual los grandes partidos. Proponen además «adelgazar» el Estado, incluso el número de diputados, acelerar el demorado tiempo de la Justicia portuguesa, y arremeten especialme­nte contra lo que denominan «la extrema izquierda».

Todo el poder se concentra en Ventura, un ex miembro del PSD que se lanzó a la aventura creando el partido en 2019, logrando con su único escaño ser la primera formación de extrema derecha que entraba en el Parlamento de Portugal desde que volvió la democracia en 1974 y fue candidato en la presidenci­ales de hace año.

Los conservado­res pactaron una breve coalición en Azores que fracasó al aprobar los presupuest­os

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André Ventura, de 39 años, quiere desalojar a los socialista­s del poder

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