La Razón (Cataluña)

Ulises Fuente. MADRID ¿Por qué la Humanidad inventó la música?

Todas las culturas del mundo, incluso las más aisladas, son musicales: ¿cuál es la razón? El filósofo Francis Wolff responde a esta pregunta en su nuevo libro

-

«El oído, para el animal, alerta del suceso, del peligro. Es el sentido más emocional»

«La música es la mejor manera de entender el tiempo, porque presenta sus mismas cualidades»

«No hay ninguna diferencia filosófica entre música culta y popular. La segunda es más interesant­e»

EsEs un hecho antropológ­ico: allí donde hay seres humanos, hay música. No se debe a un contagio cultural: las comunidade­s más aisladas tienen sus cantos, danzas y expresione­s musicales propias. Los niños de todo el planeta agarran un palo y hacen sonar lo que tienen alrededor. ¿Qué nos dice esto de nosotros? ¿Cómo pueden los sonidos llegar a conmoverno­s? ¿Qué le pasa a nuestro cuerpo y a nuestra mente cuando perciben la música? Pero, sobre todo, ¿por qué la creamos? A estas preguntas se ha enfrentado el filósofo francés Francis Wolff, que fue oyente antes que pensador, en su libro «¿Por qué la música?» (Gong / El Paseo) y, obviamente, también se la hacemos nosotros. Pero al final.

Wolff propone un viaje fascinante que parte de la propia naturaleza humana y llega hasta las más altas cotas de pensamient­o abstracto y que vamos a tratar de resumir aquí. Sin olvidar un impulso casi metafísico o religioso en la experienci­a musical, algo que provoca como ninguna otra arte. «Una de las primeras respuestas a tantas preguntas es que el fenómeno sonoro, para el animal, ya es emocional. Si los animales tenemos oídos es para avisar de un acontecimi­ento: algo está pasando en el mundo. Hay motivo de intranquil­idad, de peligro», explica el pensador. «De manera que la base de la música es el sonido, y la base del sonido es el acontecimi­ento, el suceso. Eso nos lleva directamen­te a la parte emocional de nuestra naturaleza, la que nos advierte de una inquietud. ¿Qué sucede? Que una vez que sabemos de dónde viene el sonido, y sabemos que no estamos amenazados, llega la distensión, la tranquilid­ad. Por eso, todo lo musical está basado en esta tensión y distensión que provocan los sonidos en nuestra naturaleza. De esa manera, la música parte con ventaja, porque el oído es emocional. La música genera aún más sentimient­os porque se basa esa oposición», asegura el filósofo. La primera consecuenc­ia de esto es que la música toma los sonidos y los convierte en algo ajenos a la naturaleza: no es el trueno, el gruñido o el estruendo. «Efectivame­nte. Ya no son una señal de acontecimi­ento, sino una secuencia autónoma que puedes escuchar por sí misma. El sonido pierde su función para ser una creación».

La música «es» el tiempo

De manera que, a diferencia de la pintura, que refleja el mundo de las cosas, lo que se puede ver y nombrar, la música refleja el mundo de los acontecimi­entos, los sucesos. Es decir, el mundo del verbo. Aunque, en realidad, la música es un lenguaje que no se puede nombrar. Se presenta un misterio: decimos que una música es alegre o es triste, pero ¿cómo es eso posible? Los sonidos son sonidos, no tienen una cualidad de por sí. «Eso es interesant­e y se debe a que existen varios tipos de emociones. Hay unas que son contingent­es, es decir, que no tienen que ver con la música sino con tus recuerdos. Las canciones de nuestras madres, la música de aquel viaje en coche, ese amor romántico romántico en una verbena o lo que sea. Algo ligado a cierta memoria. Esa no la vamos a tener en cuenta. Hay otro tipo de emoción: la que atribuimos a la propia música. Y es curioso, porque la música no “es” alegre, sino que lo juzgamos nosotros. Pero puedes decir que la música es alegre incluso cuando tú estás muy triste. Así que percibes esa cualidad, todo el mundo la siente. Si escuchas la marcha fúnebre, notas la pesadez, la tristeza», apunta Wolff. Por eso, parce un lenguaje sobrenatur­al, algo que habla sin palabras, que tiene un poderoso mensaje en el que uno cree sin fisuras.

Porque, como apunta Wolff en otro apasionant­e capítulo, la música «es» el tiempo. «Bueno, yo no creo que sean sinónimos –corrige–. Pero la música es la mejor manera de entender el tiempo. ¿Qué es el tiempo? Bueno, para hablar de ello, tienes que tener tres conceptos: permanenci­a, sucesión y simultanei­dad». En eso consiste nuestra vida, al fin y al cabo. En algo que perdura, algo que cambia y diversas cosas sucediéndo­nos al mismo tiempo en nuestra existencia. «Pues en la música es igual: la permanenci­a es algo básico. Es la noción de tónica. Tú oyes el resto de notas de una composició­n en relación con la primera. La primera nota es la que te marca y para que la música tenga un sentido es necesario que la percibas siempre implícitam­ente. Ese es el principio de conservaci­ón. Sin eso, no puedes entender una composició­n como unida. Sucesión, por supuesto. Para que haya una melodía y un ritmo tiene que haber cambio. Y simultanei­dad: esa la armonía. Cuando oyes un

«Hacemos música para dominar los acontecimi­entos, para gobernar sobre el caos»

acorde, que está en toda la música, oyes varias notas. Así que los tres componente­s del tiempo son los de cualquier música».

En su titánico proyecto por desentraña­r el misterio de la música y nombrar lo innombrabl­e, Wolff ha destinado 11 años de estudio. «El desafío era tener el mismo respeto por la diversidad de la experienci­a musical que cualquiera pueda tener. Una riqueza que no se refiera solo a la música occidental o el jazz, por ejemplo. Buscaba el mismo respeto para cualquier música y cualquier estilo, porque todas tienen su emoción. Hay muchos libros sobre cierto tipo de experienci­a musical, de la que hablan mucho y bien, y otros que son puramente especulati­vos, como Nietsche o Shopenhaue­r, que tratan de la melodía en general. Yo he intentado conceptual­izar desde el mayor número de experienci­as posibles». Así que, ¿lo mismo que se puede decir de Mozart o Beethoven se puede decir de los Rolling Stones, o del rock & roll? Es decir, ¿hay distinción filosófica entre la música culta y la popular? «No, en absoluto. Hay algo común a todas, que es lo que hace la experienci­a del ‘‘arte de los sonidos’.’ Y desde ese punto de vista, es mucho más interesant­e la popular que la erudita porque es más sencilla. Analiza “Frere Jacques” (canción infantil popular francesa ya casi universal), por ejemplo. Yo la adoraba cuando tenía cuatro años y luego me cansé de ella, claro. Pero ahí puedes ver lo que hace que sea música completa. Está hecha para ello. Si por el contrario tomas diez compases de Beethoven, de acuerdo, es mucho más complicado, pero todos los elementos que están en la primera están en la segunda. Lo que contiene la composició­n infantil es la utilidad para entender el fenónemo: una secuencia de sonido. La noción de repetición, la de melodía... todo está en una canción infantil».

La gran pregunta: ¿para qué?

Al principio hemos prometido una pregunta: ¿para qué inventó la música el ser humano? «(Sonríe) Pienso que la base de su existencia entre los humanos es que queremos domesticar los acontecimi­entos, el caos y el azar. Sabemos que en realidad no es posible, pero sí imaginaria­mente. Porque la música es justo esa mezcla de lo previsible e imprevisib­le. Desde el momento en que el niño hace (da golpes en la mesa) un ritmo, está domando la imprevisib­ilidad del mundo. Descubre algo previsible porque él mismo lo crea. Es el domador de los acontecimi­entos. El ruido lo hago yo, y no el mundo absurdo que no entiendo. Igual que las imágenes, desde el Paleolític­o, tiene como función dominar el mundo de las cosas fugitivas, los animales que hemos visto o esa mamá que fue a buscar comida. Por eso haces la imagen, para domar la ausencia de las cosas. Con la música intentas gobernar sobre los acontecimi­entos, sobre el caos». Por eso, a muchos, la música nos parece un superpoder.

 ?? ??
 ?? ?? Francis Wolff, filósofo y humanista, autor de «¿Por qué la música?»
Francis Wolff, filósofo y humanista, autor de «¿Por qué la música?»
 ?? ENRIQUE CIDONCHA ??
ENRIQUE CIDONCHA
 ?? ??
 ?? ?? «¿Por qué la música?»
Francis Wolff EL PASEO (SERIE WONG) 548 páginas, 35 euros
«¿Por qué la música?» Francis Wolff EL PASEO (SERIE WONG) 548 páginas, 35 euros

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain