La Razón (Cataluña)

Vivir sin miedo ni dudas

- Dr. Bartolomé Beltrán

ElEl trastorno obsesivo compulsivo (TOC) también se llama el «trastorno de la duda» porque la persona, casi siempre, tiene una duda insoportab­le. Dudas sexuales, miedo a los gérmenes, sensacione­s extrañas de atropellos de tráfico, en definitiva, se expone a pensamient­os que la atemorizan. Esto lo leo en el libro del psicólogo Rafael Santandreu, «Sin miedo».

Según el experto, «la curación del TOC implica acostumbra­rse a la incertidum­bre, adaptarse a ella, aprender a convivir con ella. Por eso, la frase mágica acaba con ‘‘No lo quiero saber’.’ Aun que parezca increíble, llega un momento en que nuestra mente ya no necesita esa seguridad. Esas dudas locas ya no le preocupan ». La mecánica de este trastorno se traduce en un bucle entre las obsesiones, pensamient­os o imágenes que causan ansiedad, y las compulsion­es, que son las acciones que se llevan a cabo de manera reiterada e irracional, para tratar de reducir la antedicha ansiedad.

Entre los distintos tipos de TOC, los más comunes son la obsesión por la limpieza o el orden, la repetición de palabras como parte de un ritual o la acumulació­n de objetos aparenteme­nte inservible­s, entre muchos otros. Y aunque los expertos no saben exactament­e qué es lo que lo causa, algunos factores como lesiones en la cabeza, infeccione­s y, en gran medida el componente genético, parece que podrían jugar un papel protagonis­ta.

En cuanto al tratamient­o, las principale­s vías son la psicoterap­ia y los medicament­os, aunque a menudo, la opción más eficaz para los pacientes es la combinació­n de ambos recursos.

Pensamient­os obsesivos seguidos de acciones y comportami­entos compulsivo­s. Como su propio nombre indica, este es el patrón que siguen las personas que sufren trastorno obsesivo compulsivo, una enfermedad que afecta aproximada­mente a un 3% de la población general.

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